Expusieron cerca de 60 proyectos de un total de 150 que se presentaron al llamado del Consejo de Educación Secundaria de la Administración Nacional de Educación Pública (CES-ANEP) para participar en la actividad.

Zully Bruno, inspectora de Montevideo y una de las encargadas de organizar el encuentro, explicó a la diaria que algunos de los trabajos expuestos se desarrollan desde el corriente año pero que otros cuentan con una trayectoria mayor, como los de liceos rurales, que datan del 2000 o de antes. El período para la ejecución de cada proyecto es de un año, aunque pueden reeditarse. Convivencia, fortalecimiento de los aprendizajes e inclusión educativa son los tres ejes de trabajo, y en el corriente se incorporó uno adicional, relativo a los festejos por el Bicentenario. A la jornada de ayer le seguirá otra que tendrá lugar en el interior del país en la que expondrán los que no lo hicieron en esta oportunidad; posteriormente, el CES editará un libro que abarcará los 150 proyectos. "La idea es confraternizar Montevideo e interior, dar a conocer los proyectos exitosos que tienen los liceos, que los hay, porque lamentablemente en los últimos años parece que en Secundaria no hay nada bueno para destacar. Hay jóvenes que aprenden, que van gustosos a los liceos, hay profesores que enseñan y que son creativos", enfatizó la inspectora.

Las propuestas educativas se realizan "a pulmón, surgen por el amor a la enseñanza, con estudiantes, con profesores, acá no se necesitan dólares para hacer este tipo de proyectos", dijo Bruno.

Sanduceros

En uno de los salones sobresalía un grupo de 12 adolescentes uniformados que esperaban su turno para presentar su trabajo; cursan tercer y cuarto año en el liceo de Guichón, departamento de Paysandú, y junto con alumnos de las escuelas Agraria y Técnica (Consejo de Educación Técnica Profesional, CETP, ex UTU) desarrollaron el "proyecto Melchora Cuenca", con el apoyo de un docente de historia que dicta clases en los tres centros educativos, Álvaro Suanes.

En diálogo con la diaria los adolescentes explicaron que Melchora Cuenca fue lancera de Artigas y una de sus esposas legales. Hicieron un estudio arqueológico de la que fue la casa de la pareja, instalada en el Cerro de la Tapera, a orillas del río Queguay. Éste era un punto estratégico, por allí pasaba una línea de diligencia, el camino de los indios y se encontraba a 40 kilómetros de la base de Artigas en Purificación. Es una zona de acontecimientos históricos, como Salsipuedes y las batallas del Palmar y del Guayabo. Se optó por conocer la tapera de Melchora Cuenca por la escasa información que se disponía. Recibieron charlas de arqueólogos, arquitectos e historiadores y luego realizaron visitas exploratorias, hicieron campamentos educativos en la zona y algunos participaron en la última cabalgada conmemorativa de la matanza de Salsipuedes.

Para sorpresa del grupo, llegaron a hallazgos que desmienten parte de lo poco que está escrito: "Los libros de historia decían que la casa tenía techo de paja y que era muy pobre y precaria, que tenía sólo tres habitaciones, pero encontramos que no era así”, relataron. Encontraron tejas, pisos de cerámica, "ladrillos muy finos" y maderas aparentemente pertenecientes a un corredor, que enviaron a analizar a Facultad de Ciencias para conocer su procedencia; hallaron un pedazo de vidrio con inscripciones que determinaron que era de un frasco de una droguería de Baja California y armas de fuego. Las paredes de piedra habían sido desmanteladas para formar alcantarillados y calzadas a principio del siglo XX, pero los chicos carpieron y encontraron los cimientos de la construcción; con ayuda de especialistas concluyeron que eran seis habitaciones con una séptima que oficiaba de recibidor, también había una estufa, un pozo de agua y "cuevas y corrales que posiblemente hayan sido sitio de alojamiento del personal".

Los adolescentes destacaron el cálido ambiente de trabajo, el sólido grupo humano que abarcó a 40 estudiantes de diferentes centros educativos, la receptividad de la comunidad y el hecho de "ver qué lejos podemos llegar, porque se decía una cosa y era otra". El trabajo fue extracurricular y extrahorario.

Serranos

El del liceo rural de Villa Rosario, Lavalleja, sólo tuvo tiempo de presentar uno de sus proyectos, también relacionado con el Bicentenario: la elaboración de un video sobre la Batalla de las Piedras, que insumió cuatro días de grabación, en la que se veía a los adolescentes cabalgando y luchando; efectos especiales conseguidos por el docente de informática llenaban de humo de explosivos la pantalla.

Debido a los tiempos ajustados los serranos no pudieron desarrollar otros proyectos de la institución que abarca a todos los grupos: primer año hace una quinta, segundo cría pollos, tercero, ovejas y cuarto, que comenzó este año, hace un periódico. Guzmán Latorre, Gianni Aldrovandi y Joaquín Coppola, alumnos de segundo, contaron a la diaria el proceso de crianza de pollos. Les hacen una cama con viruta, compran la ración, arman los comedereos y bebederos y recién ahí compran los pollitos, a 25 pesos cada uno; los crían durante 50 o 60 días y luego los faenan, para lo que se reparten las tareas: "Uno los mata, otro calienta el agua, otro los sumerge y otro los pela", dijeron respecto a una labor que suelen hacer también en sus propias casas. El viernes faenaron 15 pollos que pesaban cerca de tres kilos y los vendieron a 60 pesos el kilo; con lo recaudado, vuelven a comprar más para continuar el ciclo.

Convivencia

Nilia Viscardi, doctora en Sociología, dio una conferencia sobre la convivencia en enseñanza media. Desmitificó algunos aspectos, precisó que “desde el punto de vista de lo que la opinión pública considera violento, los centros educativos en Uruguay son espacios seguros” porque los conflictos refieren mayoritariamente a problemas de convivencia como alteración del orden, de normas sociales, desinterés por la clase y no a acciones violentas como agresiones físicas, verbales, depredación, rapiñas o abusos sexuales. De todos modos, indicó que son fenómenos graves que obstaculizan seriamente la acción pedagógica e indicó que por más que exista un vínculo con el medio, los problemas de convivencia no son externos al centro educativo. También marcó la importancia de considerar al estudiante como un sujeto de derecho e incorporarlo al diálogo y buscar respuestas que no sólo sean disciplinarias y normativas.