Días antes de que se realizara la cumbre entre los presidentes José Mujica y Cristina Fernández la CIU había instado públicamente al gobierno a que reclamara a su par por "las trabas comerciales" que "se sumaban" de aplicación previa. Los reclamos en ese sentido "no son nuevos", explicó a la diaria el presidente de la gremial, Washington Burghi, quien detalló tres prácticas que están perjudicando a empresas locales. En primer lugar mencionó las presiones del secretario de Comercio argentino, Guillermo Moreno, a los importadores de su país para que no compren en el exterior artículos que se producen dentro de fronteras. Por otra parte, criticó la aplicación de licencias de importación que generan demoras en el ingreso de productos de "hasta 120 días". Por último mencionó el "uno a uno", una disposición en virtud de la cual por cada operación de importación deben realizarse exportaciones por el mismo monto, o bien "repatriar capital del exterior". Aunque este tema no fue una prioridad a tratar por los presidentes, el reclamo estuvo sobre la mesa.

El director Nacional de Industrias, Sebastián Torres, explicó a la diaria que durante la reunión se hizo "una puesta a punto de varios temas", principalmente en lo que refiere "al estado de situación de las licencias no automáticas". "La información que nosotros llevamos al día de la reunión es que se había liberado la gran cantidad de licencias no automáticas atrasadas", informó el jerarca. Recordó que, según lo negociado anteriormente, se habían fijado 30 días como plazo límite para otorgar las licencias, y, según Torres. "había sólo ocho licencias atrasadas [...] -lo que a nivel de cifras es muy bajo- y tenía que ver con pedidos de información adicionales". Añadió que para agilizar estos trámites se hace "un trabajo permanente" de comunicación. Consultado respecto del "uno a uno", comentó: "Hubo un planteo a nivel de ministros y de presidentes diciendo que esperamos que este tipo de señales no distorsionen el mercado", estableciéndose "una mesa de trabajo" conjunta para determinar exactamente qué se está afectando y luego actuar en consecuencia. En "dos o tres semanas" concretarán una reunión con el secretario de Industria de Argentina, Eduardo Bianchi, con el objetivo de "hacer un repaso de los temas que quedaron pendientes". "Vamos a hacer los planteos en función de los sectores [...] y ver qué empresas dentro de esos sectores se podrían ver afectadas. Y decir: 'miren, esto podría provocar problemas en la empresa tal en este sector, o la empresa tal en este otro sector'. Me parece que es la forma más lógica de seguir", graficó el funcionario. Más allá de esos inconvenientes, Torres subrayó que "las cifras de comercio de exportación e importaciones siguen aumentando", para agregar que en la cumbre fueron presentados "varios temas que también son importantes para la industria", como la planta regasificadora y la infraestructura.

El jerarca enfatizó que "lo más importante desde el punto de vista político es mantener el canal de comunicación abierto" y "apostar al diálogo" con el vecino porque "Uruguay es un país chico y abierto, con la región como motor fundamental para el desarrollo porque es donde coloca la mayor cantidad de exportaciones con valor agregado". Concluyó con relación a las trabas que, "en los casos de empresas afectadas, Uruguay realizará esos planteos. Lo ha hecho y lo va a seguir haciendo", aseveró.

Marca “uno a uno”

De su parte, Burghi destacó el hecho de que el Ministerio de Industria haya abordado el tema “de forma firme” frente a Buenos Aires, valorado positivamente que “se siga de cerca el monitoreo para que el comercio sea lo más fluido posible”. Sin embargo, el representante del lobby industrial local advirtió: “El problema no es el 'uno a uno' sino que tenemos una sumatoria: el problema llamado Moreno, que sigue estando; las licencias, que no deberían estar pero están; y además, desde la semana pasada tenemos el 'uno a uno'”, enumeró, para continuar exponiendo: “Llega un momento en el que no sabemos cuál de todas las trabas es la que está trancando. Hoy se dificulta conseguir clientes en Argentina, por una cosa o por otra, y desmotiva al industrial uruguayo que va a vender allá”, explicó. Acerca del número de exportaciones que aún no obtuvieron licencia, Burghi evaluó: “Ésa es la cifra hoy. Después de que el presidente fue a Argentina, dentro de 30 o 40 días, quiero ver si son ocho”, interrogó.

Después recordó que esta dinámica “siempre es así. Cuando va el presidente, habla, negocia, vuelve y las cosas más o menos fluyen por determinado tiempo, pero después volvemos a lo de siempre”, se quejó el industrial, opinando luego que “la inventiva [para establecer trabas] es muy grande del lado argentino”. En cuanto al reclamo criticó el hecho de que sólo el Ministerio de Industria se sentó a negociar, ya que, a su entender, el planteo debía ser presentado por “todo el gobierno, no por un ministerio”. Y si bien por una cuestión de tamaño Uruguay “no puede dejar de negociar, hace un año y medio que no se consigue superar estos trances. Tenemos que tomar una segunda estrategia”, vía que implica para Burghi reclamar ante organismos multilaterales y el Mercosur. “Uruguay, un fiel cumplidor de las normas internacionales, debe denunciar ante los ámbitos que corresponden que Argentina no está cumpliendo con lo pactado, una vez más”, recomendó. Consultado sobre si tal camino podría ser contraproducente para el país e incluso para la propia industria al generar un clima de tensión bilateral, el presidente de la CIU respondió: “Que se cumpla con lo que Argentina firmó”, para rematar: “En Uruguay estamos acostumbrados a andar en la legalidad. No pedimos medidas espejo, ni licencias, ni el 'uno a uno', ni un 'sistema Moreno': pedimos lo que corresponde”.