Diez minutos antes de la hora señalada ya se veía el despliegue policial que incluía un lento recorrido de uniformados en motos, varios móviles en la estación de servicio de la esquina y un grupo sobre una vereda. Sin que se viera desde la acera, por la parte interna del centro comercial, circulaba una fila de 20 uniformados con escudos, listos para cualquier incidente que pudiera ocurrir.

Sentado en el murito estaba Juan Manuel, un joven de 21 años de Malvín Norte que esperaba a sus amigos; comentó que cada domingo llegan al lugar sobre las 16.00 o 17.00, pero que él había ido más temprano por la marcha y para saber más sobre lo sucedido el domingo, ya que conocía a Álvaro de esas vueltas. A su entender el problema está en barras de “pendejitos” que van a robar gorros, camperas, celulares a los que están afuera del shopping: “Te buscan, te pegan y te roban”, relató. Para el muchacho la solución pasa por aumentar la seguridad: “Más milicos; lo que menos hay es seguridad. Mirá ahora, pasan a cada rato, siempre esperan que maten a uno para reaccionar. Todos los domingos hay peleas y nunca veo policías”, afirmó. Para Juan Manuel otra forma de solucionar el problema sería bajar la ley de la edad de imputabilidad porque así “con botijitas de 14 te defendés mejor”. Contó que una vez que quiso defenderse de un robo, terminó detenido durante tres horas en la seccional, donde los policías le dijeron que no podía pegarle a un menor, y concluyó con enojo: “Tenés que dejarte robar”. De todos modos, en este caso su sugerencia de bajar la ley de la edad de imputabilidad no habría incidido en los hechos, puesto que quien disparó tenía 19 años.

Resolución judicial

El miércoles 31 el juez letrado Luis Charles procesó con prisión al muchacho de 19 años. En el auto de procesamiento el magistrado consignó que el adolescente fallecido estaba sentado en el muro de la esquina junto a otros cuando pasó un grupo de jóvenes entre los que se encontraba quien lo hirió de muerte. Charles indicó que "luego de provocaciones recíprocas" el ahora procesado disparó dos veces, "desde la mitad de la calzada y a una distancia aproximada de seis metros, hacia donde estaba el otro grupo, empleando una pistola calibre 38". "El indagado admitió circunstanciadamente su participación en los hechos, admitiendo haber comprado el arma el día jueves 25 de agosto en la Feria de Piedras Blancas, haciéndolo por razones de seguridad, pues una semana antes en la misma zona un grupo de jóvenes que no identificó le sustrajo un gorro que lucía en la ocasión. El arma utilizada fue llevada por el indagado a su domicilio, donde la guardó en un ropero, pero al tomar conocimiento su padre de lo acaecido tomó la misma y se trasladó al Puerto del Buceo, donde expresó haberla arrojado al mar, no pudiendo ser localizada a pesar de la búsqueda realizada por un equipo de buzos de la Armada Nacional".

A otro muro llegaron tres adolescentes: Agustina, de 13 años y Ana y Paula, de 15. Dijeron no saber nada de la marcha y que estaban allí como cada domingo; comentaron que ellas nunca tuvieron problemas porque cuando se sienten “patoteadas” por algunas barras “se apartan”. Señalaron que varias veces los problemas se ocasionan después de que a esos chicos se les niega el ingreso al shopping; es uno de los problemas que hay. Juan Manuel contó que iba vestido con una campera negra con la que sabía que podía ingresar al shopping, porque con las coloridas o deportivas -que lo catalogaban de “plancha”- su acceso era negado.

Agustina, Ana y Paula procedían de la otra punta de Montevideo, de Pajas Blancas; no supieron explicar con palabras por qué se elegía ese punto de congregación, que en su caso le había llevado más de una hora de ómnibus y una combinación. Días atrás en diálogo con la diaria la investigadora Nilia Viscardi había indicado que deberían existir “más plazas en los barrios, más propuestas culturales, cines, teatros, competencias deportivas y espacios de acceso a la informática”, y que era necesario “fortalecer espacios públicos con propuestas alternativas al consumo y que sean espacios de recreación”. Al se interrogadas sobre las ofertas en sus barrios, una de las chicas comentó: “Muchas veces pasa que venís para estos lados porque no tenés para donde ir”. Al preguntarles si se encuentran novios en ese sitio, sus risas hablaron por ellas.

Otras tres chicas iban y venían en busca de la marcha que nunca se hizo. Dijeron que los líos en las afuera del shopping se arman a partir de las 19.00, “a veces se sacan el gorro, empiezan a pelar y todo”. “Yo vengo más bien para joder con mis amigos” dijo Katerin, que junto a otras dos chicas, venía de la Unión.

“Era obvio que un día iba a pasar”, comentó Brandon, de 17 años, asiduo del lugar y procedente de camino Maldonado. El chico afirmó: “Montevideo Shopping se frecuenta desde hace cuatro años, pero este último ha cambiado un montón porque ha venido gente de todos lados; nada que ver con el año pasado que éramos unos 20. Ahora somos 150”. En su opinión, el atractivo del lugar “son las chicas y conocer más gente. Por el Facebook se conoce mucha gente, vas conociendo y te vas vinculando o vas para algún barrio y estás con ellos. A veces no está bueno parar siempre en tu barrio porque es lo cotidiano, parar en la esquina o algo, pero si vas para otro conocés gente y te vinculás, acá vienen pibas de otros lados y está muy bueno”. Pero no será sencillo el ambiente de aquí en más porque pese a que la Justicia procesó al autor de los disparos, el enfrentamiento permanece: “Yo si llego a ver a alguno del Buceo obviamente también me voy a pelear porque lo que le pasó a un compañero mío estuvo mal”, concluyó.