Las conferencias económicas en momentos de incertidumbre suelen ser moneda corriente, pero la organizada ayer por la Asociación de Promotores Privados de la Construcción (APPCU), en la que expusieron ambos economistas, prometía mucho, y la expectativa se cumplió.

Si bien hasta abril y mayo de este año todo transcurría con una relativa estabilidad en la economía mundial, a partir de entonces comenzaron a sucederse acontecimientos que se tradujeron en un enlentecimiento de la actividad en el mundo desarrollado, y ahora se disparó el consecuente temor a una nueva recesión.

No tiene importancia

En su último informe de comercio exterior el Instituto Uruguay XXI presentó una evaluación de posibles impactos de las dificultades en la Unión Europea (UE) y EEUU sobre el canal comercial del país de forma directa e indirecta. Sobre la vía directa, indica que la exposición de las exportaciones uruguayas a EEUU y la UE disminuyó "considerablemente". En 2006 las ventas externas iban en13% a EEUU pero el año pasado representaron sólo 3% del total. Por su parte, las ventas al bloque europeo se mantuvieron en 15% en los últimos años, siendo Alemania, España e Italia los principales destinos.

Para analizar el golpe indirecto, el estudio analiza "los principales socios comerciales de Uruguay". Brasil redujo su dependencia comercial con EEUU, pasando de 20% de sus exportaciones en 2006 a 10% el año pasado, y la UE es destino de 21% de las ventas del país. Argentina tuvo un comportamiento similar, bajando su dependencia con EEUU y manteniendo los volúmenes de comercio con la UE.

En ese sentido, Uruguay XXI evalúa que aunque el panorama internacional sigue siendo incierto, ello "no necesariamente representa una amenaza para Uruguay". "Si bien podría haber efectos negativos, los mismos se espera sean limitados. En la medida que las economías emergentes sigan creciendo y demandando alimentos y otras materias primas, las exportaciones de Uruguay no deberían verse resentidas", asegura el informe.

Sin embargo, advierte que "es importante seguir muy de cerca la evolución de las economías desarrolladas, ya que ante eventuales recesiones Uruguay podría verse afectado ya sea directa o indirectamente".

Un estudio reciente del Centro de Investigaciones Económicas (Cinve) indicó que los principales riesgos para la economía local se encuentran en los eventuales shocks sobre los precios del petróleo y los alimentos, principalmente si se produce un descenso significativo en los valores de éstos últimos.

Así lo estimó Santo, que si bien evaluó que "no hay ningún indicador objetivo que hable" de una recaída de la actividad, igualmente advirtió: "Estamos cada vez más ante la posibilidad de que la recesión sea una profecía autocumplida". Para el experto, las políticas contracíclicas tanto monetarias como fiscales "están prácticamente agotadas", ya que la tasa de interés en los mercados centrales está en un nivel cercano al 0% y los déficits de los países son muy elevados como para aplicar planes expansivos.

Una de las esperanzas de gobiernos y empresas es que China logre empujar a la economía global, como hizo durante la recesión de 2008-2009, cuando aplicó un "impresionante plan de estímulo". Sin embargo, Santo mostró escepticismo porque "China también ha agotado algunas cosas que puede hacer". Describió que la inflación del gigante asiático es más alta que en 2008 y que su situación fiscal es más comprometida en razón de que "en algún momento hay que pagar la cuenta" del estímulo anterior. También apuntó que el mercado inmobiliario está "mucho más desequilibrado", y que se están construyendo 40 millones de viviendas cuando el año pasado sólo se vendieron 9 millones. "Hay una cantidad de grietas importantes en la situación de China, y en algún momento hay que purgar al sistema bancario chino de los créditos malos, y en algún momento el exceso de capacidades instaladas va a tener que adecuarse, y eso va a tener sus impactos", vaticinó.

Corriendo la tortuga

Más allá de los inconvenientes de China o Estados Unidos (EEUU), Santo enfatizó que "el gran problema está en Europa", y lo que más preocupa es que "las autoridades siguen corriendo de atrás el problema". "La falta de liderazgo político para encarar una solución hace que esto se dilate, y al dilatarlo, estamos llegando a una situación muy peligrosa", evaluó. Para el disertante hay dos salidas a esa situación: la primera pasaría por consolidar una unión fiscal europea que permita, por ejemplo, la emisión de eurobonos con respaldo de Alemania y Francia para obtener financiamiento a tasas más bajas, opción a lo que se resisten los gobiernos de ambos países. La segunda consistiría en que los países débiles "se eyecten" del euro. Pero Santo no vislumbra "un lío grande" en Europa en lo que resta del año, aunque no se atreve a extender esa previsión a 2012 "por el movimiento perverso de los acontecimientos". "En el mejor de los casos, (con) el mundo desarrollado en una desaceleración suave, y China en una desaceleración suave, tenemos algunos meses más de viento positivo. En el peor de los casos, el mundo desarrollado entra en recesión y hay un freno importante en el crecimiento de China: el impacto sobre los flujos comerciales y sobre el nivel de actividad sería mucho más negativo", analizó. Si empeora la situación de Europa, augura: "Volvemos a un escenario de setiembre de 2008, con consecuencias económicas mucho más complicadas, porque la capacidad de política económica hoy es mucho más reducida que hace tres años".

De mal agüero

A su turno, Oddone fue más pesimista: “Veo dificultades más cercanas en el tiempo. Creo que antes de finalizar 2011 vamos a tener noticias negativas de crisis específica en algún país de la periferia europea, y eso va a suponer el abandono de algún país del euro”, sostuvo el economista, quien afirmó estar “convencido de que Grecia no tiene otra chance que salir del euro y devaluar su moneda”. En lo que refiere a Uruguay, dijo que el país tiene tres fortalezas principales: transita “una etapa de auge del ciclo económico”, aplica una “flexibilidad cambiaria” que permite procesar mejor los shocks externos de precios, y cuenta con una “adecuada gestión de la deuda pública”. Además, apuntó que el país podría pasar sin necesidades financieras los próximos dos o tres años. Sin embargo, marcó tres debilidades. En primer lugar criticó la rigidez fiscal, señalando que el esfuerzo en este campo “no ha sido fuerte” porque el gobierno considera que un leve superávit “no nos blindaría” de empeoramiento del escenario económico. Añadió que en caso de un impacto duradero, el deterioro fiscal podría alcanzar al 4% del PIB.

El segundo flanco es el tipo de cambio real del país, que si bien está barato en dólares respecto a Brasil, está caro frente a los socios comerciales extrarregionales. Si bien desde julio de 2010 el gobierno decidió, “con buenas razones y fundamentos técnicos”, apegarse a la evolución del real brasileño, Brasil es “uno de los países más caros del mundo”.

Por último, Oddone mencionó un “posible desenfoque de la política económica”, refiriéndose al proyecto de Impuesto a la Concentración de Inmuebles Rurales (ICIR), al que calificó de “innecesario, inconveniente e ineficaz”. “Innecesario” porque “recauda poco” con relación a las necesidades de infraestructura; “inconveniente” porque promueve la desconcentración en el único sector local que tiene escala y genera mayor inversión e innovación; e “ineficaz” porque no logrará desalentar la concentración de la tierra. “Detrás del ICIR hay una discusión muy fuerte al interior del gobierno que tiene que ver con quién controla los procesos de decisión de política económica”, analizó. Estimó que tal iniciativa, “en un contexto en que la economía va bien y funciona, no presenta mayores problemas, pero en un escenario que se vuelve más complejo es un punto esencial a clarificar”. Y prosiguió: “La política económica debe ser una, los instrumentos deben ser coherentes entre sí”, afirmó, añadiendo que el nuevo tributo sólo logrará “introducir una fuente de incertidumbre”.