Las primeras reuniones en las que participaban vecinos y comerciantes de la zona se llevaban a cabo en la Posada al Sur, ubicada en la calle Pérez Castellanos y 25 de Mayo. En los encuentros cada asistente planteaba sus inquietudes y compartía con el resto la sensación de impotencia (ver la diaria 6/9/11. Algo tenemos que hacer). Hasta allí, en distintas oportunidades, llegaron autoridades de la Comisaría 1ª que funciona en la zona, del Ministerio de Turismo y Deporte y del Municipio B. A veces fueron escuchados con atención y les brindaron respuestas a las problemáticas señaladas, mientras que en otras oportunidades fueron rezongados por hacer públicos los conflictos del barrio con mayor movimiento turístico de la capital.

Más allá de las contrariedades, lentamente, todos comenzaron a cinchar para un mismo lado, con el mismo objetivo: brindar más seguridad a los habitantes, trabajadores y a los visitantes.

Convivencia

Silvia Caula, quien integra el grupo que gestiona la Posada al Sur, mientras enumeraba a la diaria las reuniones y los encuentros mantenidos desde setiembre a esta parte, levantaba el teléfono del albergue y decía: "Full hostel"; "Estamos a lleno". Al ser consultada por la situación en materia de seguridad reconoció que las cosas están un poco mejor, principalmente durante el día, pero mencionó que no deja de alertar a los huéspedes y de orientarlos para que no sufran ningún arrebato. "De hecho acaban de hacer el check in unas chilenas que vinieron hace dos años y les dije que tuvieran cuidado, les remarqué que la cosa cambió en los últimos tiempos. Mucha gracia no les hizo, pero yo no puedo dejar de advertirlas", dijo.

Contó que de pasar a reunirse en un ámbito informal, varios vecinos y comerciantes empezaron a participar en la Mesa de Convivencia y Seguridad Ciudadana de la zona y las reuniones en la posada se suprimieron para no agotar el recurso ni las mentes.

Sebastián Magallanes, que también se desempeña en la posada es quien concurre asiduamente a los encuentros en los que participan funcionarios representantes de diversos organismos estatales y departamentales. "Creo que la movida que hicimos puso al tanto a mucha gente del barrio de que se hacían reuniones por el tema seguridad y empezaron a tener más adhesión las Mesas de Convivencia Ciudadana. Lo bueno es que ahí está la gente que resuelve, que tiene más poder que los vecinos. Nosotros no tenemos tanto poder como para determinar que haya más patrulleros o que haya menos niños en la calle", detalló Magallanes.

En su opinión, la situación está "un poco mejor" pero "todavía no es satisfactoria" porque siguen habiendo "problemas de niños en la calle, de drogas, de vagancia, hurtos y violencia".

Llame nomás

A través de gestiones realizadas por la subsecretaria de Turismo y Deporte, Liliam Kechichian, en octubre de 2011 un grupo de vecinos fue recibido por el director general del Ministerio del Interior (MI), Charles Carrera. Le plantearon sus inquietudes y el funcionario les dijo que de ahí en más, cada vez que surgiera un incidente se contactaran directamente con el ministerio, y no con la seccional de la zona, puesto que no se sentían respaldados por la gestión de los efectivos de la 1ª. Ayer, al ser consultado por la diaria, Carrera resumió con entusiasmo: “El otro día recibí un mensaje de texto de una de las vecinas que decía: “las cosas se empezaron a solucionar. Gracias por todo”". Seguidamente, cedió la palabra a Marcelo Barzelli, de la Unidad de Comunicación del MI, y él se encargó de detallar las modificaciones implementadas en los últimos meses para mejorar la seguridad. Entre otras cosas, estudiaron los datos del Observatorio Nacional sobre Violencia y Criminalidad para conocer qué tipo de delitos ocurrían y dónde; se incrementó la dotación del personal de la seccional con unos 15 efectivos más (meses atrás se informó desde la 1ª que la unidad contaba con 40 funcionarios pero entre licencias y problemas de salud, quedaban unos 8 disponibles) y se reforzó la zona con respaldo de otras dependencias del MI; también aumentaron los controles en horas de la noche, principalmente en puntos de venta de bebidas alcohólicas; y hubo cambios en el despliegue de efectivos en la Plaza Independencia, las peatonales y sus alrededores. Además, Barzelli, reparó en las acciones que comienzan a desarrollarse para vincularse con los chicos que permanecen prácticamente todo el día fuera de sus hogares y con los adultos que están a su cargo.

Magallanes también se refirió a los niños del barrio y a la gestión de los asistentes sociales del Instituto del Niño y el Adolescente del Uruguay (INAU). “Los vecinos tenemos voluntad pero a veces no tenemos las herramientas para ayudar. Está bien que nos involucremos en algo que es un problema social, pero hay un organismo encargado de la niñez y la adolescencia y debería justificar su existencia”, señaló en relación a lo que se promueve en las mesas locales.

Barzelli manifestó optimismo por los cambios incorporados al decir que “la situación está un poco mejor” pero reconoció que se trata de un proceso que llevará su tiempo. Señaló que después de las 18.00 cuando el movimiento laboral desaparece, hay sitios que se vuelven “hostiles”, y para atender lo que pasa allí se centraron en la incorporación de cambios en la modalidad de trabajo y no tanto en aumentar la seguridad policial porque “la cantidad de efectivos en la Ciudad Vieja es superior a otros barrios”.