La ciudad de Davos, en Suiza, reconocida mundialmente como epicentro de celebración de deportes invernales y destino privilegiado de lujosas vacaciones, fue sede del tradicional Foro Económico Mundial, que comenzó el 25 de enero y concluyó ayer.
“La Gran Transformación: dando forma a nuevos modelos” fue el lema de la edición número 42 de este foro en el que participaron unas 2.600 personas, representantes de la elite económica y política mundial que se olvidaron de la globalización y los problemas climáticos, para dirigir sus esfuerzos hacia la superación de la crisis europea.
El megaevento fue inaugurado por la canciller alemana, Angela Merkel, quien planteó con urgencia que Europa no ha comprendido la crisis de 2008 e instó a sus correligionarios a transferir el poder de decisión a los organismos europeos cuanto antes. Merkel explicitó que su país no participará en el “Mecanismo Europeo de Estabilidad Económica” impulsado por el FMI, lo cual pone en duda la viabilidad del euro, y con ello, la integridad europea.
Por su parte, Christine Lagarde, presidenta del FMI, disparó entre sonrisas: “El FMI necesita el apoyo de sus miembros. Es por eso que estoy aquí con mi maletín. Me gustaría juntar un poco de dinero”.
Si Merkel no colabora con los intereses del organismo financiero, peligra el compromiso económico de EEUU y Gran Bretaña. Lagarde, olvidando la sonrisa, advirtió sobre el advenimiento de un efecto dominó de la crisis de la eurozona.
Respecto al futuro de Grecia dentro de la comunidad del euro, también reinó el pesimismo. Gran parte de la elite económica reunida en Davos pronostica corta vida a la continuidad de Grecia en el bloque. Nouriel Roubini, profesor de la Universidad de Nueva York, consagrado como “Dr. doom” (doctor catástrofe) tras ser uno de los primeros en pronosticar a tiempo la crisis de 2008, le augura un año a su salida del bloque y señaló que posiblemente Portugal le siga en la retirada. En relación al conjunto de la unión monetaria, estimó que “hay 50% de probabilidades de que la eurozona se desintegre en tres o cinco años”.
Por su parte, el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, sentenció que “el mundo nunca volverá a ser lo que fue”, refiriéndose no sólo a la fragilidad monetaria y financiera de la eurozona, sino al desarrollo que vienen logrando los mercados emergentes.
Totalmente opuesta a la negativa visión sobre Europa fue la imagen dejada por América Latina, que fue presentada como un “oasis” de estabilidad, crecimiento y oportunidades, según consignó la agencia EFE. Delegaciones de diversos países de la región asistieron al Foro para fomentar y concretar la llegada de inversiones, y los mandatarios y representantes mantuvieron intensas agendas de contacto con directivos de empresas multinacionales.
Es que, más allá de las ponencias y reflexiones, Davos es una oportunidad para que las grandes empresas y los países entablen redes de intercambio y concreten importantes negocios.
Davos 2012 culminó con una sensación de pesimismo sobre el futuro de la economía mundial: “Hay muchas fuentes de incertidumbre que proceden de la eurozona, del Medio Oriente, de la falta de acción de Estados Unidos ante su propio problema fiscal, del crecimiento desequilibrado e insostenible de China, porque ésta depende demasiado de las exportaciones, las inversiones fijas y un alto nivel de ahorro, pero carece de un consumo suficiente. Por ende, la economía se encuentra en un estado muy delicado”, aseguró Roubini.