La Organización Mundial de la Salud (OMS) define los cuidados paliativos como “un enfoque que busca mejorar la calidad de vida de los pacientes y sus familias, al afrontar los problemas asociados con una enfermedad en potencia mortal, gracias a la prevención y el alivio del sufrimiento por medio de la identificación temprana, la evaluación y el tratamiento impecables del dolor y otros problemas físicos, psicosociales y espirituales”. Es decir, apuntan a que los considerados “pacientes terminales” puedan tener un tratamiento acorde a sus necesidades y a las de su familia, tanto en materia de profesionales como de recursos materiales.
Llamados a votar
El 19 de noviembre se realizará el plebiscito nacional del Código de Ética de los médicos elaborado por el Colegio Médico del Uruguay (CMU), al que deben acudir todos los médicos inscriptos en el colegio, si bien no se definieron aún los aspectos de implementación de la votación. El proyecto de Código de Ética también abarca aspectos sobre el tratamiento de pacientes terminales: “Es obligación del médico continuar con la asistencia del paciente con la misma responsabilidad y dedicación, siendo el objetivo de su acción médica aliviar el sufrimiento físico y moral del paciente, ayudándolo a morir dignamente acorde con sus propios valores”.
En otros puntos, establece el derecho a huelga de los médicos, determina la posibilidad de que los profesionales puedan negarse a realizar abortos por motivos éticos o filosóficos, y llama a seguir los principios que deben regir a la medicina aun ante órdenes superiores, y nombra específicamente los ejemplos de instituciones policiales y militares de salud.
La encargada de la Unidad de Cuidados Paliativos del MSP, Gabriela Píriz, sostuvo en la presentación de los avances y proyecciones del programa que la forma en que una sociedad considera a este tipo de tratamientos es un indicador de la dignidad humana en una sociedad. Según las cifras del MSP, actualmente 16.000 personas por año están en condiciones de acceder a este tipo de asistencia, pero solamente son 2.000 los que la reciben. En esta línea, el subsecretario de Salud, Leonel Briozzo, consideró que la situación a nivel nacional es totalmente deficitaria. Además, entendió que no se puede cambiar el modelo del sistema de salud si no se brindan cuidados paliativos de calidad a los usuarios, y señaló que para su aplicación es necesario un “profundo cambio cultural” en todos los actores del sistema. Briozzo añadió que los cuidados paliativos implican un acompañamiento a lo largo de toda la vida de las personas y no solamente cuando se puede lograr resultados positivos en su salud, lo que consideró parte de una “visión mercantilista de la salud”.
En evidencia
El tema de los cuidados paliativos fue visto como una prioridad en el gobierno a partir de que se descubrieron los asesinatos de al menos 15 personas en manos de dos enfermeros, caso sobre el cual un tribunal médico analiza otras 200 historias clínicas de pacientes cuyas muertes fueron dudosas. Sobre este punto, Briozzo señaló que el enfoque de cuidados paliativos también ayuda al alejamiento de errores que algunos profesionales cometen cuando intentan hacer las cosas bien. El objetivo del MSP es dejar un programa organizado y funcionando para la llegada de un nuevo gobierno.
En este sentido, las cifras del plan indican que 70% de las muertes en el país se producen a partir de enfermedades terminales como cáncer u otro tipo de trastornos -por ejemplo los respiratorios-, y se sostiene que una atención óptima en la etapa final de la vida de una persona también repercute sobre toda su familia y en la salud de los propios médicos. Para abarcar este punto, el plan también contempla la atención psicológica para el paciente y su familia.
El plan, que busca llegar a toda la población uruguaya en distintas etapas, funciona desde el 1º de junio de 2012 y se plantea avanzar a partir de la definición de un marco normativo que protocolice los procedimientos y obligue a los prestadores de salud a brindar el servicio, además de garantizar el acceso a opioides. De acuerdo a lo que comentó Píriz, el consumo de morfina es un indicador de calidad en pacientes con cáncer y se debe garantizar el acceso. Además, señaló que en nuestro país 45% de los pacientes con enfermedades terminales no tiene acceso a opioides, y el consumo diario promedio de morfina por parte de las personas fallecidas por esa causa es de 15,25 mg, cuando lo recomendado internacionalmente son 60 mg. Píriz indicó también que 80% de los pacientes terminales mueren sin que se les controle el dolor, cuando con un marco normativo y profesional adecuado es algo perfectamente posible.
Señaló también que el principal obstáculo que tiene la implementación del plan es la formación de profesionales con enfoque en cuidados paliativos, pero señaló la buena disponibilidad de los centros universitarios en los que se forman profesionales de la salud. Además de la inclusión en los estudios de grado de los estudiantes, está previsto que mediante la realización de talleres se capacite a todos los médicos en el tema. Por su parte, el representante de la Organización Panamericana de la Salud, Miguel Fernández Galeano, sostuvo que aparte de los motivos éticos y deontológicos, hay fuertes motivos económicos por los cuales acceder a este tipo de enfoque en la medicina, sobre todo por los beneficios que trae tanto para el personal de salud como para las familias de los pacientes.