A lo largo de todo el país funcionan 156 centros. Sólo en Montevideo se concentran 57 clubes, mientras que Artigas es el único departamento que no brinda este servicio. Algunos con más antigüedad y otros con menos, todos surgen en acuerdo con el INAU y comparten criterios básicos: atienden diariamente a niños y adolescentes de entre cinco y 15 años, sumando, en total, 10.300 gurises, y ofrecen actividades educativas, recreativas, de apoyo pedagógico y promoción sociocultural, de manera de complementar el tránsito del niño por la escuela y dar más tiempo a los adultos de las familias para que puedan salir a trabajar. También se brinda asistencia alimenticia e higiénica, se promueve la actividad deportiva y la informática. Una de las principales funciones es la integración de los pequeños que provienen de distintos contextos socioculturales, fundamentalmente de sectores más carenciados.

Todo esto se desarrolla mientras el niño transita en forma paralela la escuela y, una vez que finaliza el ciclo escolar, culmina su pasaje por el club. Aunque hay contadas experiencias en las que la actividad se prolonga en espacios adolescentes, pensados para acompañar a los chicos durante los primeros años de liceo. Para atender las necesidades de la etapa liceal fueron creados los Centros Juveniles.

La manera en que los objetivos en los clubes infantiles se llevan adelante varía de un departamento a otro, de una localidad a otra e incluso de un barrio a otro, puesto que influyen las costumbres y particularidades de la población.

A pesar de los puntos en común o, al menos, los aspectos que deben cumplirse, el INAU apuesta a una mayor unificación de criterios del perfil de los clubes. Muriel Presno, directora del programa Clubes de Niños, responsable de los seis centros institucionales que funcionan en Montevideo, explicó que la unificación pasa por que “cuando uno diga ‘clubes de niños’, todos nos configuremos algo parecido”. “Que si yo digo soy de un club de niños, se entienda lo mismo”, agregó. Para que esto ocurra, desde el INAU se pretende crear una única dirección, ya que en la actualidad los clubes gestionados por organizaciones de la sociedad civil dependen de otra área, mientras que los del interior del país rinden cuentas a las direcciones departamentales. Aclaró que las diferencias territoriales se mantendrán pero la técnica deberá ser común.

Asimismo, señaló que el otro cometido del encuentro es agionar el perfil de los clubes. Recordó que el primero surgió en 1984 y desde entonces se han creado nuevos centros, y si bien muchas cosas se han modificado, otras necesitan ser revisadas.

Tiempo de cambio

Al ser consultada sobre cuáles son las cosas que deben cambiar, Presno señaló que justamente “el encuentro permitirá recoger qué es lo que los propios centros ven como necesidad” de actualización.

En calidad de directora del programa, destacó la necesidad de coordinar más con el Consejo de Educación Primaria, tanto con escuelas comunes como de tiempo completo. “Hay que pensarse ahora junto con la escuela. Hay que pensar la política globalmente”, afirmó. Para ello, hace un año, comenzaron a trabajar con Primaria para articular y pensar juntos qué se necesita.

Esto permitirá, por ejemplo, analizar la situación de cuando se concentran varios centros a poca distancia, como ocurre en algunos barrios de Montevideo, o el caso de Artigas, que carece del servicio y tampoco tiene asignación presupuestal para aperturas, y “uno pensaría que es un departamento clave”, indicó.

La actual distribución se debe, en parte, al surgimiento espontáneo en los barrios donde se detectaban necesidades, y según Prenso, “nunca fue una política del todo planificada” salvo en momentos en los que se lanzaron licitaciones concretas que se complementaron con otros programas sociales en funcionamiento.

“En algún momento hay que tomar decisiones. ¿Cómo tomarlas? Primero hay que hacer el mapa (en eso estamos con Primaria) y decir qué necesitamos y dónde. Después lo que hay que hacer es pensar qué oferta es más adecuada al tiempo actual, porque los niños ahora son diferentes”, expresó.

La entrevistada también reflexionó sobre los cambios a título personal, como técnica. Considera que otras líneas que tienen que fortalecer los clubes son, por un lado, el vínculo con la familia y, por otro, la flexibilidad de los formatos institucionales en función de los diferentes tránsitos que viven los chiquilines.

En cuanto al primer punto, opinó que tiene que haber mayor “conciliación entre el mundo laboral y la vida familiar, ser más aliados en esto de la lógica de la corresponsabilidad con la familia”. Para eso se deberá disponer de recursos humanos o financieros para, por ejemplo, poder efectuar reuniones de padres fuera de horario o acompañarlos de otra manera. Asimismo, cuestionó las exigencias que las familias reciben: “A veces el Estado se posiciona mucho -sobre todo con las familias pobres- en la lógica del control, entonces va a decirte qué tenés que hacer vos con tu hijo; pero les exigimos cosas que a veces ni siquiera nosotros terminamos haciendo”, opinó.

En relación a la flexibilidad, el sistema actual está pensado para que los niños concurran todos los días, pero esto es cada vez más difícil por la superposición de actividades o por las dificultades que enfrentan las familias. Presno reconoció que en la actualidad existe más flexibilidad que antes, puesto que el hecho de faltar no implica la expulsión del chico, pero todavía resta variar las alternativas y las condiciones de pago a los centros gestionados por organizaciones que cobran por niño por una determinada cantidad de horas de asistencia en el mes.

Candidatos

Para hoy se esperan a unos 400 docentes, educadores y técnicos que diariamente están a cargo de los clubes de niños, de un total de más de 2.000 trabajadores. Desde la organización se pensó al inicio que iba a ser necesario incentivar la participación; no obstante, superaron las expectativas, con casi el doble de personas interesadas en inscribirse.

El encuentro constará de paneles a cargo de diversos profesionales, en los que habrá espacio para preguntas y la única instancia de intercambio más personal será en horas de la tarde, durante una muestra de afiches elaborados por los centros.

A futuro se pretende publicar parte de lo abordado en la actividad, y distribuirlo por distintos puntos del país en encuentros regionales programados, de manera de trabajar con los equipos en formato de taller u otras dinámicas más participativas.