La delegación del Fondo Monetario Internacional (FMI) encabezada por Ulric Erickson finalizó su revisión anual de la economía destacando que los diez años de crecimiento “espectacular” de la economía uruguaya son el resultado de aplicar políticas macroeconómicas prudentes combinadas con reformas institucionales y factores externos favorables. Sin embargo, advirtió sobre la posibilidad de que el crecimiento económico este año se vea afectado por el contagio de los problemas del exterior y “factores excepcionales”, y llamó la atención respecto de que la inflación se encuentra “estancada en un nivel muy superior al fijado como meta”.

El FMI prevé que la economía uruguaya crecerá 3,5% en 2012, lo que está en línea con las expectativas de los analistas consultados por el Banco Central del Uruguay (BCU), y estableció su perpectiva para 2013 en 4%, en este caso por debajo de lo que prevén el gobierno y analistas privados.

La declaración del FMI destaca que los “tenues” vínculos entre el sector real y el sistema financiero, sumados a la solidez de los bancos y la ausencia “aparente” de burbujas, harán que los “shocks” externos no sean tan fuertes como se preveía. Las razones están en las “posiciones sólidas” que el BCU y los bancos privados tienen en activos externos netos, que se suman a las líneas de crédito contingentes con las que cuenta el gobierno gracias a la “acertada gestión de la deuda”.

El enemigo interno

El organismo monetario cree que existen “riesgos internos” a futuro y que están vinculados a “un crecimiento excesivo de los salarios en los próximos años”, ya que ello elevaría el consumo privado, alimentando la inflación y generando pérdidas de competitividad, perjudicando las exportaciones y el crecimiento e incrementando el riesgo de un “aterrizaje brusco”. A este respecto, recomiendan a las autoridades nacionales “considerar cambios” en el mercado laboral, pero no mencionan en qué consistirían.

La delegación sostiene que la inflación está explicada por “la amplia indexación de los salarios”, los altos precios internacionales de los alimentos y una orientación de la política monetaria que “no es lo suficientemente restrictiva”. Asimismo, el FMI cree que la meta de inflación, situada en el rango 4%-6%, “no ancla las expectativas dentro del rango previsto”. El miércoles 24, ante reclamos de “sinceramiento” de la meta infacionaria, el presidente del BCU, Mario Bergara, señaló que si se amplía el rango objetivo se estaría dando una “mala señal” y agregó que “pegarle al rango no es como pegarle al patito, porque uno podría tener un rango de 0% a 10% y siempre estaríamos dentro [del rango meta]”.

El FMI indica también que la mayor entrada de capitales, la calificación crediticia de grado de inversión y los recortes de las tasas de interés en Brasil, determinan una apreciación del peso, lo que ha provocado “inquietudes sobre la competitividad en ciertos sectores”. Sin embargo, la evaluación del organismo indica que “los riesgos para la estabilidad externa están contenidos” y por ende apoyan una “tendencia restrictiva” de la política monetaria “para encauzar la inflación”. Recomiendan a las autoridades nacionales “considerar cambios” en el mercado laboral, aunque no desarrollan en qué consistirían.

Ortodoxos, ¿y qué?

En referencia a la política inflacionaria destacan que además de una política monetaria restrictiva debe haber un crecimiento “moderado” de los salarios y mayor austeridad fiscal, pero ven con “escepticismo” el acuerdo reciente para recortar o congelar algunos precios al consumidor, ya que “introduce distorsiones y no ataca las causas fundamentales de la inflación”.

A juicio de la misión, en Uruguay existe “amplia y rígida indexación de los salarios”, un factor determinante en el traspaso de los shocks de precios hacia los salarios y la inflación básica. Destaca su preocupación en torno a los “déficits” de UTE, a los que califican de “recurrentes”, pero reconoce que están vinculados con la sequía.

El personal técnico del organismo elogió los planes de inversión en el sector energético, en referencia a las iniciativas de generación de electricidad provenientes de fuentes renovables.

Para finalizar, la delegación del FMI concluye que “las perspectivas a mediano plazo para Uruguay son favorables”, pero menciona la necesidad de reforzar el frente fiscal y contar con una estrategia integral para desarrollar el mercado de capitales.