Ayer, pasadas las 19.00, los integrantes de la marcha arribaron a la explanada de la Intendencia de Montevideo (IM). Venían desde la explanada de la Universidad de la República caminando por uno de los carriles de la avenida 18 de Julio. Llegaron en silencio y se trasladaron gran parte del camino de esa manera. Federico Lezama, coordinador ejecutivo de la secretaría de Gestión Social para la Discapacidad de la IM, explicó a la diaria que no hubo una consigna acordada de marchar en silencio; “fue lo que se dio”. Sostuvo que la concurrencia superó las expectativas, lo que podía verse en poco más de una cuadra de personas que se desplazaban.

El cartel que abría la marcha portaba el lema “Defendamos derechos; levantemos barreras”. A pocos metros de la explanada, una niña con un cartel amarillo en su mano tomó la delantera, pasando al cartel principal. En la cartulina se leía: “Sr. Presidente se olvidó que nosotros también somos ‘pueblo’”.

La reivindicación de la accesibilidad como derecho de todos los ciudadanos y ciudadanas fue central en la proclama leída antes de que comenzaran los espectáculos previstos. Sostuvieron que una posible explicación del concepto “accesibilidad universal” puede significar la instalación de una rampa donde no la hay, de un ómnibus donde puedan viajar todos, un noticiero que cuente con lengua de señas o un baño más amplio con capacidad para una silla de ruedas. Sin embargo, aclararon que implica “mucho más”: “Es el principio de expectativas, de sueños, de esperanzas, de proyectos e ilusiones que pueden verse frustrados si toda la sociedad no asume con responsabilidad que la accesibilidad universal es un término en el que todos los ciudadanos nos encontramos, y que sólo como palabra no dice nada”.

En resumidas cuentas, en la proclama se sostenía que la universalización de la accesibilidad implica integrar en la conciencia de las personas palabras como “inclusión, posibilidad, equidad, apertura y participación plena”.

En Uruguay, según cifras de 2006 de la Encuesta Continua de Hogares, 9,2% de la población tenía alguna discapacidad. En 2011, en el Censo, 20% de la población manifestó tener por lo menos alguna dificultad, y de ese valor, 7% expresó tener alguna dificultad total. Lezama sostuvo que las previsiones de la Organización Mundial de la Salud determinan el incremento de la discapacidad en promedio de 15%, por el aumento de la esperanza de vida, de las enfermedades crónicas y los accidentes de tránsito.