El Código de la Niñez y Adolescencia establece que el único organismo que puede seleccionar familias adoptivas es el INAU, mediante sus equipos especializados. Cualquier otro camino, incluso el judicial, es ilegal. Asimismo, la adopción debe ser una medida “excepcional”; el primer deber del Estado es salvaguardar el derecho del niño o niña a ser cuidado por sus progenitores o por otro referente de su familia de origen.

“Hubo años de ausencia de políticas. Las dificultades económicas y de vivienda no deben ser una variable a tener en cuenta para separar a los niños de sus familias. Lo que sucede es que cuando no existen los recursos internos para poder maternar o paternar, cuando no existen posibilidades de cuidar, ahí es donde el Estado no tiene las herramientas y se vuelve inviable que ese niño pueda retornar a su familia”, apunta Beatriz Scarone, directora del Departamento de Adopciones del INAU.

Otras familias deciden no cuidar. “Son los casos de delegación de la maternidad. Por lo general, las mujeres están solas y en situaciones complejas”, señala Scarone. El escenario de este proceso de decisión, cuando se canaliza por las vías institucionales, son los centros hospitalarios o de primera atención. Por esta razón, desde hace un mes, distintos actores de INAU, de los ministerios de Salud Pública (MSP) y de Desarrollo Social, y de la organización Iniciativas Sanitarias analizan la creación de un espacio interinstitucional que aborde el desvínculo en el ámbito de la salud. “No para promover la adopción sino para que los equipos sepan qué hacer frente a una situación: acompañar, informar y sostener, ya que suelen ser situaciones desesperantes en las que se pueden tomar decisiones equivocadas”, fundamenta la jerarca.

Motor de búsqueda

Como un primer paso en esa dirección, recientemente el INAU inauguró el Programa de Búsqueda de los Orígenes para contener y asesorar a las personas adoptadas y a sus familias. En convenio con la Facultad de Bibliotecología de la Universidad de la República, rescató 3.800 historias de vida, algunas muy amplias y otras no. Scarone admite que es difícil subsanar la falta de información, consecuencia de tantos años de prácticas irregulares.

No obstante, afirmó que el Departamento de Adopciones está abocado a reordenar su archivo central, para lo cual pretende incorporar a la tarea a los operadores que intervienen en este proceso (Registro Civil, Identificación Civil, MSP, Poder Judicial). “No podemos ser un palo en la rueda, pero también hay que sensibilizar. Es bueno que exista una Red que reclame en ese sentido. Falta muchísimo, se precisa mucho por hacer para que las personas no tengan que salir a buscar por varios lugares. Porque el que busca sus orígenes los busca hoy”, enfatiza.

El INAU dispone de dos profesionales para atender a quienes demandan documentación, y en este marco evalúan en qué situación se encuentran los peticionantes porque la historia puede ser muy compleja o dura. Los alientan a que estén acompañados si lo desean, y antes de entregarles la información se cercioran de que las personas estén en condiciones de recibirla. “Siempre tenemos que ir despacio, los tiempos deben marcarlos las personas”, subraya Scarone. No son sólo adoptados los que demandan, también consultan madres que delegaron su maternidad en el corto plazo.

Tiempo al tiempo

“Los primeros tiempos que deben importar son los de los niños”, enfatiza Scarone. Una vez que el juez dispone la “condición de adoptabilidad”, el INAU cuenta con 45 días para que los niños de cero a dos años retornen a un medio familiar y con 90 para los de entre tres y siete. Hasta ahora, el Poder Judicial no tiene plazos y uno de los objetivos centrales de la nueva reforma del Código de la Niñez y Adolescencia es agilizar esos tiempos. “No puede pasar como pasa que haya que esperar un año y medio para obtener la condición de adoptabilidad”, ejemplifica Scarone.

Por parte del INAU, añade que es necesario continuar capacitando funcionarios a los efectos de que sean capaces de realizar una evaluación ágil sin que el niño pierda las garantías sobre las posibilidades de retorno a su familia de origen. “Esa situación debe ser detectada rápidamente” para transmitirla en forma profunda y detallada al juzgado, sostiene. ¿Cuándo entran en escena las familias de acogida? “Cuando son muy pequeños y se requiere un cuidado personalizado por temas de salud o se está trabajando con una familia de origen para revertir la situación que motivó el ingreso institucional. Las familias de acogida son una respuesta transitoria hasta que se dé respuesta a una situación”.

El INAU cuenta con un Registro Único de Aspirantes a la Adopción que sólo puede ser alterado de acuerdo con las necesidades de los niños. ¿Por qué si hay 85 familias prontas para adoptar hay casi 20 niños que no tienen respuesta? “Son familias que no sienten que tengan la capacidad, que no quieren o no pueden. También esas familias no quieren y no pueden, no sólo la de origen. Los procesos con adultos van a demorar de acuerdo a las posibilidades y capacidades que sientan que tienen para dar respuesta a los niños en condiciones de ser adoptados. Están esperando familias inscriptas en 2008 o 2009. Pero si una familia se presenta hoy y plantea una apertura importante -integrar un grupo de hermanos amplio, aceptar condiciones de salud complejas-, se le va a dar prioridad a su valoración evidentemente”.

Que acepten el origen distinto del niño es un gran paso, afirma Scarone. “El origen diferente de ese hijo como pareja o monoparental es fundamental para poder aceptarlo. No sólo tiene derecho sino que lo más seguro es que quiera saber su origen porque esto hace a su identidad. En el respeto por esa identidad está la capacidad de flexibilidad, de cuidado, de puesta de límites. De eso depende cómo la puedan manejar, cómo la puedan transmitir y cómo el niño la va a tomar y manejar”.