El lanzamiento de la fase dos del programa fue en el Liceo Nº 60 ubicado en Camino Máximo Santos y Jenner, en el barrio Lavalleja, con la presencia de autoridades y estudiantes. El plan se inició en la segunda fase y no en la etapa inicial porque el trabajo de coordinación empezó más tarde de lo previsto.

El Plan de Tránsito entre Ciclos Educativos pretende hacer de bisagra para los chicos que culminan 6º año de escuela y pasan a 1º de liceo, y que presentan riesgo de desvinculación del sistema educativo.

El programa ejecutado por la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP), junto con todos los consejos educativos, y por el Ministerio de Desarrollo Social (Mides), comprende tres fases. Se comenzará a trabajar a la vuelta de las vacaciones de julio con estos niños y niñas casi adolescentes, de modo de ir allanando camino y prepararlos para el pasaje al liceo. Teresita Capurro, consejera del Consejo Directivo Central (Codicen), explicó que en la primera fase, maestros y profesores comunitarios tendrán la responsabilidad de hacer un trabajo de acompañamiento con propuestas educativas, que varían en función del centro y las necesidades de los chicos que concurren. A través de las actividades propuestas, Capurro comentó que se pretende “de alguna manera”, “atrapar” a los chiquilines para que no se desvinculen una vez finalizada Primaria o a los pocos meses de ingresar a ciclo básico o a las escuelas técnicas del Consejo de Educación Técnico Profesional (CETP ex UTU).

Esa tarea estará a cargo de dos maestros comunitarios y dos profesores comunitarios, uno de liceo y otro de UTU.

Una vez finalizadas las clases y aprobados los cursos -quienes superen las notas mínimas-, los docentes y la dirección de los centros de Educación Primaria harán una lista con los nombres de los jóvenes que se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad, y los convocarán a participar de actividades recreativas y educativas durante todo el mes de febrero. Éstas se desarrollarán en liceos y UTU. En la oportunidad también se llevarán a cabo campamentos de carácter educativo en los que promoverán la integración e inclusión. Asimismo, fortalecerán el área de lengua y matemáticas, el desarrollo de actividades artísticas y recreación.

Pablo Mazzini, jefe de programa de la división Infamilia del Mides, mencionó en conversación con la diaria que se hará un especial énfasis en trabajar la convivencia de los chicos. “Haremos un aprestamiento de la convivencia con el otro, no es el aspecto que más falla pero sí un punto a considerar, porque el niño pasa de ser el más grande en la escuela e integrar un grupo docente conocido, a ser el más chico, con un grupo de gente que capaz ni conoce”.

Asimismo, se abordará la realidad del niño desde el ámbito familiar, siendo sus madres, padres o adultos referentes, convocados para involucrarlos en la labor educativa.

Para cumplir con todos los objetivos previstos, en esta etapa del programa de pasaje entre ciclos educativos se incorporarán al equipo docente, profesores de lengua, matemáticas, educación física y rotarán talleristas que estarán encargados de las dinámicas artísticas.

Finalmente, cuando termine febrero y comiencen las clases en Secundaria, los maestros y profesores comunitarios harán un acompañamiento de los estudiantes durante el primer semestre o por más tiempo en los casos necesarios.

La experiencia piloto comenzó por la fase dos porque recién en noviembre se presentó el plan a docentes y directores de los centros de las 25 zonas involucradas de todo el país.

Mazzini valoró como “buena noticia” que “ya están los equipos formados, los chiquilines seleccionados, asistiendo y seguramente la semana que viene vamos a tener mayor asistencia”. En total unos 1.250 chicos fueron convocados para participar en esta etapa.

El vocero de Infamilia manifestó optimismo al decir que de aquí en más, una vez que el sistema esté aceitado, se comenzará a trabajar “en tiempo y forma”, lo que redundará en resultados más efectivos.

Capurro detalló que el plan involucra a unos 50 maestros y profesores comunitarios, más los docentes de lengua y matemáticas que se suman en febrero y los talleristas. Lo definió como un plan “caro” porque hay campamentos educativos y por ser una propuesta educativa diferente, pero que promete resultados. En total se invierten alrededor de tres millones de pesos anuales.