Ese empresario declaró días atrás que los miles de campesinos sin tierra que acampan y ocupan parte del territorio “deben ser tratados como mujeres de malandro, que sólo obedecen a base de palo”. La sequía abre nuevas grietas y profundiza las viejas. Las secuelas de La Niña en Paraguay hicieron eco en otros sitios del globo y, sobre ello, un informe del servicio de noticias BBC Mundo describe la situación de una familia pequeño-productora que se encuentra al borde de perder todo el cultivo de sus seis hectáreas. “El lugar al que llegamos es deprimente. Normalmente debe ser un sitio verde y frondoso donde se planta el maíz. Pero parece más bien un cementerio de plantas. Todas tienen un color ocre y con hojas deshaciéndose con el viento. El termómetro además marca 43 grados centígrados”. Los expertos aseguran que no se trata de la peor sequía de la región, pero afectó la región oriental de Paraguay, caracterizada por su alta productividad, principalmente en Alto Paraná e Itapúa, donde se cultiva soja, algodón, maíz, sésamo, mandioca, maní, porotos y frutas estivales. En cambio, al otro lado del río Paraguay, en la región occidental, se registraron voluminosas precipitaciones. La producción de soja, que en 2010 creció 50% acelerando la expansión de la economía en 15%, fue la más perjudicada. El gobierno prevé para 2012 una pérdida de 48% en los cultivos de soja, lo que representa 900 millones de dólares menos para el sector. Según el diario local Última hora, la Unión de Gremios de la Producción afirma que este año no se logrará superar los seis millones de toneladas de soja, cuando en la zafra anterior se cosechó más de ocho millones. En Alto Paraná, que tiene 50.000 hectáreas dedicadas a la soja, se estiman pérdidas de 60%. La producción de algodón también enfrenta dificultades. El portal AmericaEconomía informó que en el departamento de Paraguí se perdieron 3.300 hectáreas, la mitad de la producción algodonera de la región. Los productores, motivados por los precios tras la buena producción del año pasado, apostaron fuerte al cultivo. En el distrito de Mbuyabey, según la secretaría de agricultura de la comuna, se habría perdido 90% de las plantaciones. Asimismo, y pese a que la mayor parte de la producción ganadera del país se realiza en el oeste, donde la sequía no es tan crítica, los efectos sobre el rubro son visibles. La Asociación Rural del Paraguay poyecta pérdidas porque los cultivos que alimentan al ganado, como el sorgo, las pasturas naturales y las sembradas, fueron dañados, y se han secado humedales, lagunas y arroyos. Cabe recordar que a fines de 2011 un brote de fiebre aftosa produjo una caída en las exportaciones ganaderas de 20%. En tanto, los cultivos y rubros perjudicados afectaron rápidamente el mercado, y la disminución en la oferta de vegetales, carne y leche presiona el alza los precios. “Cuando hay sequía todo es más caro”, resumió la campesina a BBC Mundo.

Arde la pradera

El 16 de enero el presidente Fernando Lugo firmó un decreto que establece la emergencia alimentaria nacional por 90 días a causa de la sequía en el que garantizó medidas inmediatas destinadas a familias poseedoras de un máximo de diez hectáreas, estimadas en 210.000. El Ministerio de Ganadería y Agricultura, en coordinación con la Cruz Roja, comenzó ayer la primera distribución de semillas en los departamentos de Concepción, San Pedro, Caaguzú y Guairá. De acuerdo a lo informado por Última hora, serán entregados 70.641 paquetes que contienen diz kilos de maíz y dos de porotos por unidad, mientras que en la segunda etapa se distribuirán semillas de arvejas, hortalizas y paquetes de alimentos. En la conferencia de prensa oficial realizada para detallar las medidas, el viceministro del ramo, Andrés Wehrle, comunicó: “La emergencia no incluirá, de momento, a los agricultores con maquinaria, aunque los cultivos de soja, maíz, sésamo, trigo y girasol se encuentran secos en más de un 60%”. Pero el fenómeno climático La Niña, lejos de ser la causa de la tragedia seca paraguaya, es apenas el agravante de una situación más compleja configurada por cuestiones de orden social y político. Los carperos conforman un movimiento de entre 6.000 y 7.000 campesinos sin tierra que ocupan y acampan tierras productivas en cinco departamentos cercanos a la frontera con Brasil: Alto Paraná, Mbaracayú, Minga Guazú e Iguazú. El foco más intenso del conflicto es Ñacunday, en Alto Paraná, donde las ocupaciones en tres fincas de colonos brasileños datan de julio pasado. En un contexto dominado por la inequidad los carperos reclaman predios para trabajar mediante la ocupación y la consecuente paralización de los cultivos, lo que ha generado inconvenientes y enfrentamientos mediáticos en todos los frentes de la actividad política, social y económica. Los productores radicados en las tierras ocupadas exigen el desalojo de los carperos desde diciembre, lo que fue ordenado el 1º de febrero. Tras una demora que ha caldeado aun más el ambiente, y después de que el movimiento de carperos rechazara una oferta del gobierno de entregarles 30.000 hectáreas para iniciar la producción, se aguarda ahora que el desalojo se realice durante los próximos días. Los carperos piden al Ejecutivo la expropiación de cientos de miles de hectáreas colonizadas con títulos supuestamente ilegítimos, entre ellas 168.000 hectáreas del Grupo Favero, de las que 18.000 corresponden a excedentes fiscales. De acuerdo con un informe elaborado por la Comisión Verdad y Justicia en 2008 y publicado recientemente por el portal web de Última hora, “de las 24.000.000 de hectáreas adjudicadas a nivel país, un total de 7.851.295 hectáreas son mal habidas. Los beneficiarios, en su mayoría, son millonarios”, señala el documento. La última cifra representa 19,3% del territorio paraguayo, y entre los beneficiarios que revela el informe se encuentra buena parte del círculo aúlico del stronismo: el propio ex dictador Alfredo Stroessner, el general Andrés Rodríguez (su suegro, quien lo sucedió, golpe de Estado mediante), Blas N Riquelme (dirigente y ex legislador colorado), Humberto Domínguez Dibb, Julio Domínguez, Conrado Pappalardo (influyente ex jefe de Protocolo), Luis María Zubizarreta, José Alberto Planás y Lucio Vergara.

Tranquilo, Favero

Tranquilo Favero, el llamado “rey de la soja”, nació en Brasil y a sus 30 años decidió radicarse en Paraguay, en 1968, tiempos de feroz tiranía. Entrevistado en 2008 por el conservador rotativo asunceño ABC Color, contó que se instaló en Paraguay luego de visitar a unos amigos que le ofrecieron tierras “buenas y baratas” en Alto Paraná, por lo que no dudó en buscar a su familia y asentarse con ella en tierras guaraníes para dedicarse a la agricultura mecanizada. Reivindicó su condición del productor más grande de soja del país y el haberlo logrado a través de un “grupo básicamente familiar”, que comprende nueve sociedades anónimas y propiedades en 13 de los 17 departamentos de Paraguay.

Para precisar el perfil empresarial de Tranquilo Favero vale la pena leer declaraciones suyas publicadas el 5 de febrero por el diario brasileño Folha de São Paulo, de las cuales debió retractarse: “[Los carperos] deben ser tratados como mujeres de malandro [delincuente], que sólo obedecen a base de palos”. También mostró nostalgia por los tiempos de la dictadura stronista, épocas en las que podía dormir con la ventana abierta sin que nadie le robara. Después, sus declaraciones, que generaron repudio en todos los sectores, incluso en la Asociación de Productores de Soja, Oleaginosa y Cereales del Paraguay, fueron leídas en la redacción del matutino estadounidense Washington Post, que las consignó. Posteriormente, Favero fue declarado oficialmente “persona no grata” y se espera que el gobierno proceda a despojarlo de la ciudadanía paraguaya. El gobernador del departamento de San Pedro -en el que Lugo se curtió durante la dictadura como líder religioso-comunitario duramente enfrentado al régimen-, Pakova José Ledezma, expresó la semana pasada en presencia del mandatario: “Favero tiene un millón de hectáreas, eso es violencia”.