Luego del colapso financiero de 2008, el G20 se autodesignó como el nuevo eje de resolución de los asuntos económicos globales, sustituyendo al G7 o G debido a la creciente relevancia de la economías emergentes, que desde entonces sostienen a la economía global. Sin embargo, en los últimos meses este ámbito de negociación ha ido perdiendo la relevancia que mostró inicialmente coordinando acciones para salir de la crisis.

Ayer culminó en México la reunión de ministros de Economía y Finanzas de los países miembros el G20, en la que se buscó encontrar un camino de salida para las turbulencias económicas que afectan a Europa, pero que también amenazan al resto del globo. En particular, los esfuerzos estuvieron concentrados durante todo el fin de semana en la creación de un fondo de casi dos billones de dólares, que sería anunciado en abril, cuando se vuelva a reunir el grupo, buscando que ello detenga la crisis de deuda soberana que afecta al viejo continente.

El mismo estaría formado por nuevos aportes bilaterales al FMI, sumados a la ampliación de los mecanismos de salvamento financiero de Europa. Alemania aseguró que decidirá en marzo si apoya la ampliación de los fondos europeos, según difundió la agencia británica de noticias Reuters, y los líderes del G20 están expectantes de esa resolución ya que la posibilidad de aportes adicionales depende de la posición que tome la mayor economía de la eurozona.

El ministro británico de Finanzas, George Osborne, dijo que no habrá más fondos para el FMI hasta que los países europeos no muestren que están esforzándose para evitar el contagio. “Estamos preparados para evaluar más recursos para el FMI, pero sólo una vez que veamos el dinero de la zona euro, y no lo hemos visto aún”, afirmó. Su par alemán, Wolfgang Schaeuble, confirmó que los líderes europeos definirán en marzo el marco para el sistema de protección financiera de la región. “Será vuelto a revisar [...] si la dimensión del mecanismo [de rescate de Europa] es suficiente o no”, señaló.

No obstante, la disposición del gobierno alemán a discutir el tamaño del fondo de rescate marca un cambio importante respecto de su inicial negativa, cuando argumentaba que dar más dinero reduce los incentivos para realizar reformas estructurales.

Un acuerdo en Europa para unir el vehículo permanente de ayuda financiera a países con el esquema temporal crearía un “muro” de un billón de dólares, y además dejaría la puerta abierta para que el G20 satisfaga la demanda del FMI de entre 500.000 millones y 600.000 millones de dólares, que se sumarían a los 385.000 millones que tiene actualmente.

En conjunto, todo ese dinero implicaría una barrera de 1,95 billones de dólares que los líderes mundiales creen que sería suficiente para dar el mensaje a los mercados de que la crisis será limitada.