Durante el invierno de 2011, en pleno desarrollo del Plan Invierno, se produjo la muerte por hipotermia de al menos seis personas en situación de calle. Esto determinó una carrera contrarreloj de los legisladores del oficialismo y de la oposición para redactar y sancionar en forma “grave y urgente” la ley 18.787 -conocida como “internación compulsiva”- el 6 de julio, día en que se daba el sexto fallecimiento. La norma habilita trasladar, sin su consentimiento, a las personas que viven a la intemperie a los refugios u otros lugares en los que puedan ser asistidos, siempre que un médico acredite por escrito riesgos de muerte o de enfermedades graves.

Chuchos

A ocho meses de su destitución, la ex ministra Ana Vignoli asegura que la principal valoración es sobre cómo el presidente le comunicó la decisión: sin previo aviso y delante todo el gabinete. “No tuve oportunidad, ni tiempo de oír críticas ni poder confrontarlas o defender mi gestión”, precisó en diálogo con la diaria. Si bien llegó a entregar un balance escrito, lo hizo muy cerca de su destitución y sin poder responder en forma directa las críticas, que se centraron básicamente en el desempeño del Plan Invierno. “La gente de calle lleva procesos largos de acompañamiento. Los problemas que les aquejan son graves, muchos son de salud. Se debe hacer un trabajo permanente con ella, sobre todo los jóvenes. La autocrítica, en todo caso podría ser no haber logrado esas nuevas plazas y tener locales más adecuados y haber tenido respuesta más rápida en esa ola de frío polar que azotó esos días. Pero esto tiene que ver también con un presupuesto mayor y con más técnicos y profesionales que lo respalden”, consideró.

En este contexto, durante el primer Consejo de Ministros posterior a la sanción de la norma, el presidente José Mujica comunicó a la entonces titular del Mides, Ana Vignoli, su destitución. A casi un año de esta decisión, en diálogo con la diaria Vignoli realizó una autocrítica sobre su actuación en el Plan Invierno, aunque en su momento Mujica alegó razones de “estrategia”. Ya en setiembre, durante el balance y cierre de la campaña, el sucesor de Vignoli -y actual ministro- Daniel Olesker adelantaba cambios en las estrategias para este invierno y la realización de un censo en convenio con el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Si bien la mencionada ley se aplicó en diez casos, según la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE), su reglamentación, encomendada al Mides y a los ministerios de Salud Pública y del Interior, aunque está en marcha todavía no fue terminada. Por esa razón, el ministro optó por la cautela y no hacer declaraciones públicas en torno a este tema hasta que se concluya con la reglamentación y estén las condiciones dadas para cumplirla, según explicaron a la diaria desde la secretaría de Comunicación del Mides.

Con relación a esto, una de las definiciones políticas adoptadas para este año es trabajar con la “máxima flexibilidad admitida” con el objetivo de que las personas en situación de calle encuentren más amigable su estadía en los refugios. Esto, en la práctica, significa más flexibilidad con los horarios de entrada y de salida, así como contemplar condiciones puntuales vinculadas al consumo de alcohol o de drogas. “No es lo mismo una persona descompensada que está en tratamiento que otra que no lo está”, ejemplificó Pereyra.

Planes

Ya está habilitada la línea telefónica (0800 8798) para reportar casos de personas que duermen a la intemperie. Los equipos de calle que están activos desde el 20 de abril serán reforzados con la incorporación de un profesional en medicina general y un psiquiatra. Los turnos, hasta ahora previstos hasta las 22.00, se extenderán hasta las 2.00. También se establecerá una línea directa entre los técnicos y profesionales del Mides con ASSE para brindar una “respuesta rápida” en casos de emergencia. El director de Integración Social adelantó que para eso habrá una ambulancia equipada a disposición. “Es un objetivo difícil, pero nos hemos propuesto que este invierno no muera ninguna persona a causa del frío”, indicó.

En Montevideo, están en funcionamiento dos centros diurnos, 8 refugios abiertos las 24 horas y 14 nocturnos, aunque el jerarca proyecta que se abrirán seis más de estos últimos. En el resto del país existen refugios 24 horas en Canelones, Maldonado, San José y Paysandú, a la vez que está prevista la apertura de dos más en Salto y Rocha. Se asignará más carga horaria destinada a cubrir la atención en la puerta de entrada capitalina a los refugios, ubicada en Convención y Cerro Largo.

La apuesta es a que el equipo multidisciplinario tenga tiempo diferente al de atención al público, para evaluar qué centro o qué programa del Mides es el más adecuado en cada caso, además de dar solución a las situaciones más apremiantes. Pereyra mostró preocupación por el rechazo y las agresiones por parte de vecinos y transeúntes contra estas personas. “Esperamos que la población guarde confianza en nuestro trabajo. Entiendo que haya gente molesta porque hay gente durmiendo en su cuadra, pero no se contribuye con el maltrato. Es estigmatizante pensar que están en la calle porque quieren; lo que quieren es sobrevivir y para eso, a veces, consumen drogas o padecen enfermedades psiquiátricas que les impiden discernir sobre su situación”, señaló.

El censo de la población que vive a la intemperie arrojó en octubre que son 1.400 personas las que se encuentran en esa situación, 300 de las cuales están en el interior. Consultado por la diaria, Pereyra indicó que en este momento hay 900 plazas disponibles, pero que con los cambios previstos ascenderán a 1.200. No obstante, apuntó que la relación con los datos del censo no debe ser directa en el sentido de que no todas las personas son derivadas a refugios, sino que muchas de ellas, por sus condiciones de salud, son internadas en distintos centros de asistencia.