“El lastre que está frenando la economía mundial es Europa y Estados Unidos [EEUU]”, disparó Steneri, mientras que América Latina y las economías emergentes, a pesar de que empujan el crecimiento mundial, no impidieron su descenso de 6% a 3% entre 2010 y 2012. Europa es culpable de la génesis de la crisis y de su permanencia, porque no resuelve su situación. Todos sus países, incluso Alemania, Francia y Reino Unido, tienen ritmos de crecimiento declinantes y en los dos próximos años Italia, que entró en fase de recesión, y España refinanciarán respectivamente sendos déficits de 24% y 20% de su Producto Interno Bruto (PIB). Si no lo logran, los porcentajes aumentarán y la deuda será cada vez menos accesible.

EEUU crecerá durante 2012 y 2013 entre 2% y 2,25% porque, si bien su sector privado se impone como dinamizador de la economía, no puede contrarrestar la baja demanda de importación europea y los precios debilitados del sector vivienda. Las soluciones llegarán con el próximo gobierno, que deberá aumentar los impuestos y marcar un proceder para el próximo año, cuando finalicen las exoneraciones fiscales.

La gráfica de la evolución de la inversión bruta muestra que sólo las economías emergentes tienen un comportamiento aceptable. Steneri manifestó con cierto dejo de preocupación que si con los actuales niveles de inversión hay tendencia a la volatilidad, de mantenerse esa situación los ritmos de crecimiento para los dos próximos años seguirán débiles.

¿Qué sucederá con las materias primas? La variación de precios real de energía y alimentos -deflactados por el índice de precios de EEUU- muestra volatilidad en el primero y 30 años de descenso en los segundos hasta 2000, cuando comenzó a ascender. “Si bien es alto, no lo es tanto en términos reales”, dijo Steneri. Seguirá ascendiendo también por la presión de los problemas climáticos del hemisferio norte, mencionó Bafico. El 2013 traerá novedades respecto de los niveles de crecimiento anual. EEUU y Europa tendrán 2%, mientras que el Asia emergente y América Latina, que empujan a la baja desde 2010, alcanzarán 8% y 4%, respectivamente. La buena nueva es que si América Latina sólo exporta 2% del PIB regional a Europa no tendrá mayores dificultades. La banca europea tiene créditos concedidos en la Europa emergente por 40% del PIB y de sólo 10% en América Latina, por lo que si la situación financiera lo amerita la banca europea podrá retirarse de esta región dejando una contracción del crédito. Optará por retirarse si no puede respaldar sus actividades o procurará reducirse para fortalecerse en el epicentro de su mercado.

Y por casa...

Según Michelin, Brasil creció 4% en 2011 y este año la expansión se reducirá a la mitad como consecuencia de la crisis internacional. Para redimir la situación se adoptaron medidas referidas a la facilitación del crédito, reducción de las tasas de interés, de impuestos y aportes patronales en el sector privado, aumentos de salarios mínimos, transferencias sociales y gasto público, y promoción de la construcción de viviendas y asociaciones público-privadas para invertir en infraestructura para los próximos eventos deportivos (Mundial y Juegos Olímpicos en 2014 y 2016, respectivamente, entre otras competencias).

En mayo, el prosecretario de Presidencia de la República, Diego Cánepa, indicó que Brasil es una opción real en un camino de integración para Uruguay. El economista reafirmó esa idea mostrando las similitudes entre ambos países respecto del riesgo país, inversión extranjera directa, tasa de desempleo y atraso cambiario en los últimos cinco años. Afirmó que hay que mirar hacia el norte y formar un nuevo Mercosur dejando de lado a una “Argentina [que] se acorrala a sí misma”, que promueve datos económicos inverosímiles con fuga de capitales y falta de control, que promueve el amiguismo y éste a la corrupción. Se proyecta una economía estancada y con altas tasas de inflación.

¿Qué sucederá en Uruguay? “No se habla de una crisis sino de un cambio de ritmo”, dijo Bafico sobre una situación que comenzó en 2011, cuando terminaron las altas tasas de crecimiento, exportaciones y el turismo creciente. El 2012 y los próximos años traerán menos dinamismo en la masa salarial y en la actividad de Argentina y Brasil, que se traducirá en volatilidad de precios de exportaciones a esos países. El cierre de Argentina y su enfrentamiento a la región es uno de los conflictos que se visualizará con la reducción del crecimiento. En Uruguay hay varias situaciones que entran en conflicto: “La capacidad productiva y la baja del tipo de cambio real lo hará con el deterioro de exportación; la reducción de la inflación chocará con la indexación de los salarios; la política monetaria con el dilema entre controlar la inflación y sostener el tipo de cambio; la sostenibilidad fiscal se enfrentará con las demandas y compromisos presupuestales; la distribución del ingreso en la sociedad a costa de pérdidas de eficiencia e incentivos al esfuerzo”.

Las megainversiones -Montes del Plata y la posibilidad de un puerto de aguas profundas-, los elevados salarios, los altos precios de las materias primas y la disponibilidad de crédito a tasas bajas favorecen la evolución de la demanda. En 2013 el cierre de fronteras argentino y la situación europea disminuirán el turismo, el empleo y el consumo interno. Por eso, los economistas no descartaron que se alcance el pronóstico oficial de un PIB de 3% y 4%, por lo que, según los primeros, la economía crecerá por debajo de sus potencialidades básicas.

Bajá un cambio

“Uruguay está bien parado y tiene capacidad de maniobra. Lo más importante es reconocer el cambio de ritmo, su enlentecimiento, para lo que estamos acostumbrados”, sentenció Bafico. La deflación en dólares que se recibe en las importaciones no favorece la disminución de la inflación debido a la liquidez generada por los salarios y los altos niveles de ocupación. Sin embargo, esto está cambiando debido a que, entre 2010 y 2012, el incremento de la masa salarial pasó de 6% a 3% y será de 2% para 2013. No sólo disminuirá la creación de puestos de trabajo sino que lo hará el volumen de trabajo. Asimismo, si bien los términos de intercambio son buenos debido a los precios de exportación, la pérdida de competitividad perjudica a los sectores sociales más desfavorecidos.

La rígida cultura de gastos en el sector público empeora el resultado fiscal: subirá el gasto del Estado a una tasa superior a la tendencia de largo plazo del PIB debido a compromisos presupuestales y la recaudación evolucionará a la sombra de un PIB que crece por debajo de lo esperado. Para entender mejor, en los últimos años el Impuesto a la Renta de las Personas Físicas fue el principal impuesto para la recaudación: si disminuye la masa salarial y la cantidad de trabajo, también lo hará la recaudación proveniente de este tributo. Por eso, el resultado fiscal primario disminuye y el déficit tiende a situarse en 3% del PIB.

A pesar de esta tendencia, Uruguay puede mantener el gasto en un contexto de enlentecimiento de recaudación porque el gobierno, previendo la situación, prorrogó vencimientos de deuda. El saldo negativo de la cuenta corriente indica que los uruguayos se están endeudando respecto del resto del mundo. En 2008 llegó a -5%, disminuyendo en 2010 por temor de los consumidores uruguayos a los coletazos de la crisis de 2008. Después, el incremento de la masa salarial, que se tradujo en gastos del sector privado y del sector público, hizo subir el déficit otra vez. Está previsto que para 2013 el rojo de las cuentas públicas se ubique entre -3 y -4% del PIB. Bafico destacó que si bien es preocupante la situación se están tomando los recaudos necesarios para evitar ese aumento. Aun así el Banco Central está tomando medidas para evitar el endeudamiento del sector privado, producto de la accesibilidad a las líneas de crédito. “De la exuberancia de los dos últimos años, lentamente, todo está convergiendo a su nivel de tendencia”, resumió el economista, quien no escatimó tiempo en advertir que la situación no debe agravar el deterioro fiscal. De hacerlo puede generar inconvenientes. Si se enlentece el mercado interno no habría pérdida de competitividad, y dejará de deteriorarse la economía. De ahí que la cautela en el gasto sea un modo de pensar en el bolsillo propio y el ajeno, y de evitar que la palabra “crisis” se ponga de moda, otra vez, en estas latitudes.