Participaron los 72 alumnos que obtuvieron los mayores puntajes en sus respectivos departamentos. Los que vivían más lejos, en Artigas, Paysandú, Treinta y Tres, Tacuarembó, Salto, Rivera y Cerro Largo, tuvieron la suerte de quedarse desde el día anterior en la colonia de vacaciones de la Administración Nacional de Educación Pública, ubicada en Malvín, lo que fue un capítulo extra. Pero tanto ellos como los que llegaron a media mañana desbordaban de alegría por haber participado, por haber contactado a niños de otros departamentos y conocido la capital.

La prueba duró 90 minutos. Los chicos estuvieron concentrados frente a la pantalla, en la lucha de ellos pero también en la colectiva, porque había premios a los mejores puntajes individuales y grupales, por lo que los tres representantes de cada escuela se consultaban entre sí cuando se les planteaban dudas.

Luego, mientras se procesaban los resultados, compartieron propuestas lúdicas y recreativas: formaron los cuatro en línea, jugaron a las cartas, al Camaleón, al Twisty Risa, y en otro espacio los educadores les pintaban fichas de ajedrez en cachetes rojos y sonrientes. Otros conversaban entre ellos, iban y venían, algunos solamente observaban. Gastón, de 5º año de la Escuela Nº 27 de Fray Bentos, miraba cómo otro educador enseñaba a sus compañeros el Camaleón; había aprendido a jugar al ajedrez el año anterior con un profesor que tuvo en la escuela y contó que juega con su hermana. “Me gusta hacer los ataques, el jaque”, dijo, y agregó que durante el torneo había aprendido “algunos trucos con la compu”.

Pero uno de los méritos de la propuesta Ceibal es que no era un requisito saber ajedrez. “A medida que vas pasando por los castillos, por los valles, los montes vas aprendiendo los movimientos de las piezas, las tácticas y las estrategias del ajedrez. Al final del juego dominás la estrategia y podés jugar en un ajedrez común”, explicó Cecilia de la Paz, jefa del área de Proyectos Especiales de Plan Ceibal. La referente comentó que el juego surgió del trabajo de esa área con el departamento de Investigación y Desarrollo de Plan Ceibal, y comentó que en la concepción también participaron la Federación Uruguaya de Ajedrez y Batoví, una empresa de desarrollo de software “100% hecho por uruguayos”, destacó.

De la Paz indicó que fue pensado “como estrategia de motivación hacia el aprendizaje” y para que adquirieran la práctica “de generar hipótesis, otro tipo de razonamiento”. Valoró también que se cumplió con el cometido de que fuera sencillo y pudiera ser practicado por cualquier niño en edad escolar, así como sin conexión a internet, saltando las diferencias de conectividad que todavía ofrece la Red Ceibal. Los juegos se descargan online y sus puntajes se cargan una vez que se conectan; De la Paz comentó que próximamente se liberará para que pueda descargarlo cualquier niño aunque no tenga XO.

La mayoría de los participantes cursaban 4º, 5º y 6º, pero había uno de 3º y otro de 2º; este último, Alan Olivari, de siete años, ganó un premio “por su mérito y esfuerzo”. Algunos habían aprendido en sus casas, otros en las escuelas con profesores, y otros a partir de este juego. En algunos el incentivo provenía del centro escolar, como el caso de Paysandú; la maestra Zully Pons, de la Escuela Nº 4, equipo que obtuvo el primer premio, explicó que “el ajedrez es parte de una actividad de aula” y que antes de las vacaciones de julio “trabajaron en equipo”. Como premio, la escuela se llevó un proyector y los niños también tuvieron su recompensa. “¿Qué sentís?”, preguntó una periodista, y uno de ellos respondió: “Felicidad, como todo ganador sentiría”.

Los otros grupos premiados fueron los de Treinta y Tres (Escuela Nº 65) y de Canelones, y el Colegio Santa Elena, el único centro privado que participó. Los premios individuales se los llevaron delegados de la Escuela Nº 5 de Mercedes, uno de los integrantes de la escuela olimareña y un alumno de la 121 de Salto.

A simple vista llamaba la atención la superioridad numérica de varones (de los 72 participantes, sólo 13 eran niñas) y también ellos obtuvieron los puntajes más altos. De la Paz comentó: “No sabemos si es por la estética del juego, que era un poco medieval; la Olimpíada de Matemática era mucho más igualitaria [en cantidad de niñas y varones] y la estética era con más rojo, amarillo, era una cosa un poquito más liviana. Lo vamos a analizar, a ver si es la propuesta del ajedrez lo que llama más varones o si es la estética”.