En Uruguay, no existe aún un Comité Nacional de Bioética. Según indica la guía de UNESCO sobre este tema, este tipo de comités se encargará de abordar “la dimensión ética en las ciencias de la salud, las ciencias biológicas y las políticas de salud innovadoras”. El Programa Regional de Bioética de la UNESCO, dirigido por la doctora Susana Vidal, tiene como cometido principal ayudar a la creación de comités de bioética nacionales, tarea que viene realizando desde hace 20 años. En diálogo con la diaria, Vidal dijo: “La UNESCO trata de hacer consensos de abajo para arriba, convocar a las personas que están más involucradas, hacer foros, lograr acuerdos y que de ahí surja una idea para un proyecto de ley”.

Uno de los pasos dados en este sentido fue un seminario que reunió a unos 30 profesionales de áreas diversas como la medicina, la abogacía, la odontología y la sociología, entre otras, con el fin de tratar y debatir la pertinencia de un Comité de Bioética en Uruguay, sus posibles características, alcances y funciones. A cargo de la organización del seminario, que se realizó en Montevideo, en agosto pasado, estuvieron la Unidad de Bioética de la Facultad de Medicina (Udelar), dirigida por el doctor Hugo Rodríguez, y el Programa Regional de Bioética de la UNESCO.

Un poco de historia

De acuerdo con lo expuesto en el seminario por la doctora Mariela Mautone de la Udelar, en la década del 60 se empieza a hablar de bioética a raíz de avances tecnológicos que “modificaron la concepción del inicio de la vida y del fin de la vida”. Avances como la fertilización in vitro, el trasplante de corazón, los respiradores artificiales, las hemodiálisis son “técnicas de las que surgen problemas relacionados con la justicia y la equidad”, señaló.

En 1970 se comienza a hablar de bioética, década en que empezaron a crearse y perfeccionarse comités nacionales en todo el mundo. En 1982, en Francia, nace el Comité Consultivo Nacional de Ética para las Ciencias de la Vida. En 1993, la UNESCO crea el Comité Internacional de Bioética (IBC) y desde 2003 funciona la Red Latinoamericana de Bioética.

En Uruguay, la creación del Instituto de Bioética de la Universidad Católica se da en 1985. En 1991, el Sindicato Médico del Uruguay crea la primera Comisión de Bioética. De 1990 a 2000 muchos institutos de enseñanza y sociedades científicas incorporan esta temática, llegando también a la enseñanza secundaria. Mautone destacó la creación de la Comisión de Bioética y Calidad Integral de Atención a la Salud del Ministerio de Salud Pública en 2005, de la Unidad Académica de Bioética de la Facultad de Medicina en 2006, la incorporación de la bioética a los programas de ésta y otras facultades, como Odontología y Química, y la creación del Colegio Médico, entre otros avances.

Casos fallidos

La creación y permanencia de un Comité Nacional de Bioética presenta algunos obstáculos difíciles de soslayar. Durante el coloquio, Vidal detalló algunas de las dificultades más corrientes, siguiendo los casos de Colombia y Jamaica. En el ejemplo colombiano, el camino comienza con la creación, en 2001, de una Comisión Intersectorial de Bioética como órgano consultivo y asesor del gobierno nacional. En este caso incidieron negativamente la falta de apoyo financiero y de una infraestructura de trabajo (no tenían lugar dónde reunirse); el disenso en la forma de integración; la falta de valoración por parte del gobierno del trabajo de la Comisión, sus informes no fueron tenidos en cuenta. En este sentido, la experta destacó la importancia del apoyo político para la creación de un comité nacional.

Siguiendo el caso de Colombia, en 2008 se presentó un proyecto de ley aprobado rápidamente por la Cámara de Diputados, para la creación de un Consejo Nacional de Bioética. Debido a las críticas y la falta de consenso, entre otras razones, el Senado abrió el debate para mejorar el proyecto de ley. Se conformó, entonces, un grupo de apoyo, cosa que también sucedió en Brasil: “En general, en todos los países donde esto ha llegado a un buen fin, hubo un grupo de personas que espontáneamente han trabajado, persiguiendo ese proyecto paso a paso”, dijo Vidal. En el caso de Colombia, el grupo estaba formado por personas de la academia, de la red de Bioética de UNESCO, miembros de instituciones gubernamentales y algunas personalidades políticas. Según explicó Vidal, se realizó un taller en el que se debatió el proyecto de ley, se llegó a un consenso y, al final de la actividad, se preparó un borrador que se entregó al Senado, aprobándose finalmente la ley en 2010. Desde esa fecha, explicó Vidal, se “intenta trabajar en la reglamentación del proyecto, que no logra salir” debido a cuestiones vinculadas con la financiación y la falta de acuerdo entre los tres ministerios responsables (de Salud, de Ambiente, y de Educación) sobre cómo debe reglamentarse la ley. Vidal detalló las idas y venidas en torno al tema y señaló que en la actualidad, y con la ley aprobada, Colombia no tiene un Comité Nacional de Bioética.

En el caso de Jamaica, el comité fue creado como órgano consultivo e independiente, no recibe financiamiento del gobierno y sus miembros no pueden actuar en tanto representantes de grupos de interés específico, entre otras decisiones destinadas a conservar su independencia. El problema es que el Comité no está reconocido por el gobierno actual ni por la sociedad civil y “no han recibido nunca una consulta, de nadie”. Aun intentando presentarse a la opinión pública, no lograron lo más importante: la legitimidad.

Un Comité Nacional nacional

Algunos temas a definir para la creación de un comité de este tipo son cuál será la integración y el perfil de sus miembros, si su creación será por decreto o por ley, qué temas abordará y con qué alcance y cómo será su rol en tanto receptor de consultas y lineamientos para el diseño de políticas públicas.

De lo discutido en el seminario, se acordó que el Comité deberá ser creado por ley y no por decreto, que será un órgano consultivo, de asesoramiento a la legislación, con una función preceptiva en algunos temas, que promoverá el debate público, emitirá recomendaciones y tendrá también una función educativa. Los participantes plantearon dudas en torno a diversos temas, entre otros: quién elegirá a los miembros, si la tarea debería ser honoraria, cuál sería la relación del Comité con otras comisiones de ética.

Entre otras aclaraciones, Vidal dijo que en general los comités de la región son honorarios, recibiendo sólo algún tipo de compensación. Para definir su integración, aconsejó pensar a partir de áreas de conocimiento para luego definir personas o instituciones pertinentes, y agregó que un comité de este tipo “establece los lineamientos éticos para que otras comisiones puedan funcionar”, por lo que está por encima de éstas.

En diálogo con la diaria, Vidal y Rodríguez dijeron que la propuesta es hacer un borrador resumiendo las ideas centrales que surgieron en el seminario y realizar otro encuentro en un futuro, para seguir avanzando en el tema.