-¿Cuáles han sido los principales desafíos desde que comenzó su gestión en 2005?

-El desafío fue recuperar y desarrollar las radios. Cuando Tabaré Vázquez me designa como director nacional de Radiodifusión el estado de las emisoras era prácticamente partir de cero. Salvo CX6, que era la radio de música clásica y tenía un equipo de gente trabajando, el resto de las emisoras estaba en la total precariedad edilicia, técnica y de recursos humanos. Pudimos hacerlo porque había un equipo de funcionarios jóvenes y veteranos que acompañaron el proyecto y por eso siempre hablo de una tarea colectiva, esto no es la gestión de una persona, si bien me tocó a mí la responsabilidad. Recuperar el edificio, equiparlo con tecnología, determinar áreas claras de funcionamiento y contratar personal idóneo fueron las cosas que en estos ocho años significaron cambiar absolutamente todo, darle nombre a cada una de las radios, darles un perfil, y comenzar a formar una red de repetidoras que nunca habían tenido. Estamos a punto, por primera vez en la historia, con la próxima repetidora que inauguremos, de tener presencia en todas las fronteras del país.

-¿El cambio se debió a un tema de recursos económicos o es un asunto meramente de gestión?

-Antes del gobierno del Frente Amplio las radios estatales y el Canal 5 tenían problemas de recursos financieros, de dirección, de políticas estatales. Por eso te decía que hubo que hacer casi todo. Lo que ha logrado Canal 5 en estos años y lo que hemos logrado nosotros ha sido por el aporte de quienes gestionaron estos medios, que estaban olvidados y que aún hoy son desconocidos por buena parte de la ciudadanía.

-¿Cómo se ha avanzado de cara a los objetivos trazados para la radiodifusión general?

-Es que es la primera vez que se fijan objetivos. Ni la televisión nacional ni las radios tenían un cometido, el único cometido que tenían las radios estatales desde su creación, en 1929 y 1930, cuando se hizo algún decreto reglamentario, era la perifonía -o sea, emitir en un perímetro- de programas culturales y musicales, y nada más. En el caso de las radios del SODRE, para construir cuatro emisoras hoy tenemos a 200 personas; cuando comenzamos teníamos la mitad, no existía un departamento de prensa, por ejemplo, no existía un área determinada de programas, nada de fonoteca, y se empezó a recuperar el archivo, lo que era la discoteca nacional. Una tarea de mucho tiempo con los ritmos de la administración central y la burocracia estatal. Y por los cometidos que me preguntabas, creo que los hemos cumplido en 80% o 90%.

-¿Qué cosas se tuvieron en cuenta para construir los perfiles de las cuatro radios?

-Partimos de una filosofía, equivocada o no, en la que no nos preocupó lo que hacía el sector privado, partimos de la base de lo que tenía que hacer el Estado. Cuando el doctor Vázquez me llama para la tarea me indica construir radios estatales y no las radios del gobierno, como suele suceder en buena parte del mundo. Entendíamos que había públicos que teníamos que atender, había algunos ya definidos, como el de CX6, que hoy es Radio Clásica, que era un público selecto que escuchaba un determinado tipo de música a la que denominamos clásica. Después entendimos que tenía que haber una periodística, netamente hablada. Y allí recurrimos a profesionales y no a gente que quisiera aprender a hacer radio, que era lo que ocurría antes en CX26, hoy Radio Uruguay, con repetidoras en todo el litoral oeste. Emisora del Sur es una vieja aspiración de todos los músicos uruguayos que siempre dijeron que no tenían difusión, entonces hicimos una experiencia que es muy bonita y creativa, porque se puso al frente de los programas a músicos que no pasan su música sino la que a ellos les gusta o la que conocen de sus compañeros o de otras partes, y a periodistas vinculados a la música. Además tiene una serie de repetidoras en el litoral este del país, sobre todo en el límite con Brasil, donde considerábamos que la parte cultural musical era mucho más permeable. Y Babel es una radio que atiende a otro público selecto, como el de Clásica pero más joven, con más inquietudes. Trajimos a Babel la música del mundo, la última frontera, celebramos la diversidad. Ahí tenés el jazz, el soul, la música étnica, la música experimental. Con las cuatro emisoras atendemos públicos selectos y otros un poco más masivos. Acá hay un punto que es el respeto al oyente, que ningún uruguayo pueda decir “yo no puedo elegir”. Si tú querés elegir una radio lo podés hacer, ahora tenés una alternativa y eso ya no depende de nosotros, depende del entorno cultural, de la cantidad de organismos que hacen la cultura del país.

-¿De qué forma evalúan el impacto en la audiencia?

-Creo que desde el Estado hay que hacer un esfuerzo muy grande en el caso de las radios, por transparentar y hacer una medición lo más objetiva posible. Esto no se ha hecho, yo no pongo en duda las mediciones actuales de las empresas que se dedican a ello, pero no ha sido una de nuestras preocupaciones, es una preocupación que va a venir en la próxima etapa en la que el Estado va a tener que buscar un mecanismo objetivo transparente que indique cuántos diarios se venden en el país, cuántas radios se escuchan realmente. Los canales de televisión han avanzado mucho en la medición, pero hubo algún incidente con alguna empresa internacional muy importante que llegó a Uruguay y que luego se descubrió que sus mediciones estaban adulteradas. Son millones de dólares que el Estado invierte en publicidad guiándose hoy por esas mediciones de rating que nadie audita. En esta etapa, y bajo mi responsabilidad, no nos guiamos por las mediciones de audiencias, respetamos el trabajo que realizan las empresas, que el mercado se mueva por ellas, pero nosotros no nos movemos por el mercado. Hoy tenemos una red de repetidoras que no tiene nadie y que cubre todo el país. Por lo tanto, me permito imaginar que tenemos una audiencia muy grande, y así nos lo hacen saber por correo electrónico y Facebook.
 También creamos las páginas web, que no existían; hoy la gente nos puede escuchar de todas partes del mundo on line. En algún momento alguien lo va a tener que medir y sopesar, pero no tengo la menor duda de que hoy somos la red más poderosa de radiodifusión en el país.

-¿Cómo se avanzó en la llegada al interior del país?

-Partimos de una cobertura que era básicamente montevideana y metropolitana. Se creó una red de corresponsales, hoy tenemos 20. Se habla de la descentralización de todo. En el caso de la comunicación lo que necesita la gente en el interior -y lo digo como gente del interior porque soy de Salto- es acceso a la centralidad, al Parlamento, a lo que ocurre todos los días, no que alguien localmente con una emisora le transmita lo que es la visión del país. Por eso el camino de la radiodifusión nacional es a la inversa, difundimos lo que pasa en el país y con corresponsales que transmiten lo que pasa en los departamentos sin filtros de Montevideo. Tenemos un eslogan en el que marcamos el desafío de las emisoras estatales, que es ser inclusivos, abarcativos, dar acceso y garantías. Pretendemos ser garantía para que el gobierno no quede aislado, pero también para que los partidos de oposición y todo el mundo tengan derecho a hablar en el momento oportuno.

-¿Cómo evalúa el sistema de radio a nivel general?

-En la radio en Uruguay hay todo tipo de alternativas. Creo que es uno de los medios más flexibles que existen hoy en el país y luego la gente elige de acuerdo a su gusto. Lo que sí me preocupa es cierta tendencia en algunas emisoras a la frivolidad total. Yo me formé con un equipo de periodistas en el que si no consultaba tres fuentes yo no podía emitir opinión o decir algo frente a un micrófono, y creo que lo mismo sucedía en la prensa. Hoy estamos en una etapa, en la que si yo habité Jurassic Park, pasamos a Disneylandia, entonces cualquiera dice cualquier cosa de cualquier persona sin ningún fundamento. Todo tiene que dar risa, todo tiene que ser humorístico y tener un aire de liviandad, y uno no sabe qué es lo que piensa la persona que está hablando. En esa línea de radio es en la que nosotros no vamos a entrar, por lo menos mientras yo esté.

-¿Cómo entró en el sistema la formalización de las radios comunitarias?

-Por un lado es un avance y por otro hay mucho para trabajar, y se está trabajando, para discernir realmente qué son radios comunitarias y qué no. La radio comunitaria tiene un cometido y una razón de ser especial, nosotros nos hemos enterado de emisoras supuestamente comunitarias que bajan nuestros programas y los emiten sin pedir permiso porque estamos en internet y con vía libre. Algunas han pedido permiso, otras, lisa y llanamente, nos han comunicado que son comerciales.

-¿Desde su lugar notó cambios en la política de comunicación de un gobierno del Frente Amplio y otro?

-En el gobierno de Tabaré Vázquez, cuando se empezaba a construir todo esto, había una mayor preocupación por la organicidad, por funcionar orgánicamente, por crear institucionalidad. Con Mujica lo que se da es una mayor dispersión, el propio presidente tiene su audición en una radio privada. Tiene todo el derecho del mundo y es una de sus características, y contrariamente a lo que algún medio publicó alguna vez, yo jamás le pedí al presidente que hablara en las radios del Estado; me encantaría, pero él tiene el derecho de hablar donde quiera. Creo que ha habido mayor dispersión en la construcción de una política, pero es el tono del presidente lo que lo lleva a estar en las portadas de los diarios del mundo, por ésa y otras características. A mí me gusta ese tipo de libertad, yo personalmente soy más estructurado, pretendo mayor organicidad y definición de las políticas de comunicación.

-¿Hacia dónde debe ir el modelo de gestión de los medios públicos?

-Eso lo tiene que definir el Estado, incluyendo el Parlamento, con un debate profundo en las organizaciones sociales. En principio, hoy apuesto a una comunicación estatal garantista, con acceso para los ciudadanos, y creo que recién estamos empezando a determinar el modelo al que se va a llegar. Creo que de acuerdo a la realidad uruguaya debemos ir a estructuras lo más libertarias e independientes posible. Considero además que parte de esa estructura no deben ser funcionarios públicos. Mientras yo esté la gente que sea contratada ya sea para los programas u otras tareas no va a ser presupuestada. El Estado tiene que tener la libertad, aunque te dé garantías, derechos, te diga que tenés un contrato y estés cinco años, debe haber una parte de la estructura que pueda ser evaluada, que se renueve y no se atornille la gente creando nuevos empleos públicos hasta que la persona fenezca teniendo 80 años en una tarea. Sí debe haber una base sólida de funcionarios, y después, y sobre todo en la parte artística, tiene que haber una cantidad que tenga la libertad de que eso se cambie, se termine, se renueve, se mantenga, por qué no. Un programa exitoso de radio o televisión puede durar 20 años, pero tiene que haber instancias de evaluación. Además, cambian los directores, los gobiernos, hay que ir hacia una estructura que dé una mínima base de la política de comunicación del país. El país hoy no tiene esa política y es lo que estamos intentando hacer ahora creando este multimedio estatal en el que tenemos que trabajar mucho para dejar alguna base para que los que vengan sigan trabajando.

-¿Qué avances hay para la creación de esa única unidad ejecutora para las radios, TNU y el ICAU?

-Se está elaborando todo, porque es una estructura que determina recursos humanos, de funcionamiento, una parte jurídica. Es difícil de armar y la estamos haciendo, el artículo 187 de la Rendición de Cuentas, que crea esta nueva unidad, recién salió a fin del año pasado. Hemos tenido un par de reu-
niones sobre recursos humanos, pero hay aspectos jurídicos, financieros que la hacen una estructura importante. Nosotros somos 200 personas, creo que en el canal son cerca de 300, el ICAU tiene menos gente pero mucho más presupuesto. Va a llevar buena parte de este año consolidar esa estructura.

-¿Qué beneficios concretos va a traer?

-Primero, coordinar en todo lo que podamos. Después, que cada una de las áreas funcione con la mayor independencia posible, cosa que hoy no sucede, sobre todo en las radios, que son un área más dentro de un organismo como el SODRE, que ya tendría que refundarse. Las radios dependen de un consejo directivo que debe atender salas de espectáculos, cuerpos estables, un fideicomiso. Se trata de que podamos tener la independencia para decir: este trámite que adentro de un organismo enorme demora cuatro meses nosotros lo hacemos en una semana, ésa es la aspiración y la manera como deben ser los medios de comunicación. Si a mí hoy un periodista se me va, con la estructura actual demoro seis meses o un año en reponerlo. Dimos un paso a una unidad ejecutora, tal vez no sea lo ideal, tal vez mañana vaya a otra forma como una persona pública no estatal. El tema es optimizar los recursos humanos y económicos que son de la gente, y cumplir con la misión que se te asignó.