El teatro del colegio Clara Jackson de Heber ayer estaba a pleno. Cerca de 1.200 docentes de colegios católicos privados y educadores de distintas organizaciones no gubernamentales (ONG) se reunieron para reflexionar sobre la tarea educativa.

Las jornadas que culminan hoy de tarde se desarrollarán bajo la consigna “Al rescate de la educación. Enfoques pedagógicos para el cambio” y fueron organizadas por AUDEC, que reúne a 165 colegios privados y 120 ONG de todo el país. Son 64.000 los alumnos de primaria y secundaria que concurren a estas instituciones (alrededor de 8% de la matrícula nacional) y 13.000 los educadores que atienden a esta población.

En las dos jornadas se hizo foco en las herramientas pedagógicas. Para ello, fueron invitados a participar dos expositores que vinieron desde España, con el objetivo de intercambiar experiencias que se llevan adelante en otros países. El director nacional de AUDEC, Marcelo Fontona, dijo a la diaria: “Somos conscientes de que el país atraviesa un período complicado en la educación y de que no logramos los resultados que queremos. Es un reto para Uruguay perder un tercio de los adolescentes que no terminan el ciclo básico y otro tercio que no culmina la enseñanza media, mientras crece el número de jóvenes que no estudian ni trabajan. No mejoramos cuando toda la apuesta de desarrollo de una sociedad pasa por la educación. Cuando uno advierte el problema se tiende a buscar responsables, como el gobierno, los actores de la educación o los gremios. Nosotros somos muy conscientes de que pasa por todo eso y por los recursos, pero fundamentalmente por el aula. Hay que trabajar de otra manera. Los adolescentes que abandonan el sistema educativo no lo hacen por las autoridades de la educación sino por los educadores que están en contacto con ellos. Si nosotros no vemos eso, tenemos un problema agudo, de emergencia. Teniendo en cuenta los niveles de exigencia que plantea una empresa para contratar personal, una persona que no termine secundaria tendrá muchas dificultades. En este momento la tasa de empleo es muy alta, pero si hubiera una crisis los más perjudicados serían esos sectores. Los cambios hay que hacerlos de arriba y de abajo”.

Nuevos ritmos

“Lo más importante es cómo se enseña y no tanto qué”, sostuvo Fontona, porque, tal como comentaba en su exposición de la tarde de ayer el sacerdote español invitado Ángel Miranda, las nuevas generaciones se caracterizan por procesar una cantidad de información a alta velocidad y su vínculo con internet y los contenidos digitales es estrecho. “El muchacho tiene que encantarse con la educación porque le tiene que dar las posibilidades de desarrollar sus intereses, habilidades y talentos. Está al servicio de ellos y no ellos en función del sistema. Pero la forma en que fuimos educados y nos preparamos fue distinta. Queremos hacer con los educadores un éxodo a otros cambios en la forma de enseñar. Hoy estamos trabajando duro en dos enfoques metodológicos que, aunque son discutibles, son herramientas que hay que manejar. No puede haber una única forma de enseñar, porque los muchachos son todos distintos. Uno de esos enfoques es el de competencias y habilidades, y el otro, el de las competencias múltiples. Este último dice que todos los niños son inteligentes y que cada uno puede desarrollar ciertas destrezas. Son dos vías de trabajo desde lo motivacional”, comentó. Sin embargo, reconoció que existen diversas bibliotecas y posturas al respecto. “Acá ha habido una visión muy bipolar: se sostuvo que pensar en competencias es mercantilizar la educación o que pensar en competencias es formar mano de obra, cuando éstos son elementos esenciales para ser persona, para saber escuchar, comunicarse, comprender, cooperar”, dijo.

Consultado por el caso reciente del cierre del colegio San José de la Misericordia (ver http://ladiaria.com.uy/ABxq ), Fontona comentó: “Estamos viviendo un fenómeno que nos preocupa muchísimo, sobre todo por nuestra filosofía. Desde 2008 a 2011 aumentamos 4,7% la matrícula de la educación católica pero cerraron 15 colegios. Los intereses que tenemos pasan por estar en los sectores más populares, pero se nos hace muy difícil sostener los centros con el aporte de los padres en esos sectores. En este colegio decayó la matrícula y hubo responsabilidades de gestión que llevan a esta situación. Se trata de una zona que se fue empobreciendo. Tratamos de ayudarlos pero no pudieron mantenerse”.