Desde el Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) se informó ayer que el gobierno le atribuyó “valor turístico” a la ruta 10, Juan Díaz de Solís, a la altura de laguna Garzón, en el tramo comprendido entre Camino Sainz Martínez (183 km) y la ruta 15 (223 km). La medida es un anticipo de los cambios que generará la construcción del puente que unirá Maldonado y Rocha a través de la laguna.

La denominación que determina el decreto con fecha 6 de febrero de 2013 implica que se prohibirá que circulen por allí, durante todo el año, “vehículos a tracción a sangre, remolques, semirremolques y cualquier otro tipo de vehículos que no utilicen llanta neumática”. Tampoco podrá circular “toda clase de camiones”, a excepción de los que transporten “arena desde areneras de la zona”; estos últimos deberán solicitar la autorización correspondiente a la Dirección Nacional de Transporte.

Pablo Genta, subsecretario de Transporte y Obras Públicas, explicó que otras rutas nacionales o tramos de rutas tienen estas mismas características. El fin último es que circulen vehículos livianos como automóviles y ómnibus de transporte de pasajeros, no camiones de gran porte ni de carga. En este caso, el cometido de la declaración es “preservar el valor paisajístico de la zona”.

Cabe señalar que en la fundamentación del decreto se menciona que hay “alternativas razonables” para el tránsito de carga, que podrá hacerse por otras rutas, y que la circulación del pasaje de camiones de tránsito pesado “podría provocar deterioros irreparables en ruta”, a la vez que redunda en “mayor comodidad y seguridad en la circulación” a los usuarios.

En cuanto a la velocidad de circulación, todavía no está definido. Sobre este punto, Genta indicó que se regulará en función de las necesidades de la zona. Citó como ejemplo la Rambla Costanera de Canelones a la altura de Ciudad de la Costa, donde la velocidad máxima permitida es de 60 km/h. Estimó que en el tramo de la laguna Garzón no se superará esa velocidad y seguramente se reduzca aún más en la medida que se aproxime al cruce del puente.

Al ser consultado por el pasaje de la ruta nacional a camino vecinal, denominación sugerida en el largo proceso que lleva la planificación del puente, el subsecretario señaló que en realidad en algún momento se pensó en pasar el tramo a jurisdicción de las intendencias involucradas, la de Rocha y Maldonado; sin embargo, con un decreto de alcance nacional se soluciona de manera “más rápida” la prohibición de circulación de vehículos pesados. Igualmente no descartó que el cambio pueda producirse a futuro.

Lejos de los cimientos

En los últimos días de 2012, en la Intendencia de Maldonado tuvo lugar una “instancia de participación abierta” convocada por la Dirección Nacional de Medio Ambiente. Allí se dio cuenta de los avances del proyecto del puente y se confirmó que la obra se concretará (ver la diaria del 02/01/13).

Actualmente, “se está tratando de definir el proyecto ejecutivo y el plan de uso del puente”, detalló Genta a la diaria. Asimismo, las autoridades buscan determinar lo más rápido posible el costo de las obras para replanificar la financiación. Es de destacar que existe un acuerdo inicial generado con la empresa Jaswik SA, del empresario argentino Eduardo Costantini, quien se haría cargo de la ejecución del puente. Los últimos proyectos elaborados, del arquitecto uruguayo Rafael Viñoly, superan el valor inicial calculado, por lo que todavía se le está sacando punta al lápiz.

En relación al plan de Viñoly, la idea que está sobre la mesa es la segunda propuesta que planteó el arquitecto. La primera constaba de balsas flotantes que se unían entre sí, de modo que no habría pilares de cemento tocando el fondo de la laguna. Sin embargo, no prosperó, según Genta porque por el movimiento natural de la laguna, donde el agua crece o baja hasta cuatro metros, “se corría riesgo de que alguna parte del puente tocara el fondo”. Lo último que se planteó es un puente circular sobre pilares en lugar de balsas.