El 57,5% de las mujeres consultadas dijo tener conocimiento sobre sus derechos sexuales y reproductivos. Las de mayor edad y las que alcanzaron un nivel educativo superior son las que demuestran tener mayor conocimiento sobre ellos. Sin embargo, sólo 27% declaró haber concurrido a servicios médicos de salud sexual y reproductiva.

Éstos son algunos de los resultados arrojados por el estudio del Observatorio Nacional en Género y Salud Sexual y Reproductiva, realizado por Mujer y Salud en Uruguay (MYSU), que abarca temáticas como la salud sexual y reproductiva, vida sexual, acceso a información y a servicios, y vida reproductiva. El trabajo que fue realizado en 2011-2012 con el apoyo del Fondo de Población de Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés) y ONUMujeres, se basó en los resultados del estudio “Demandas y necesidades en salud sexual y reproductiva en mujeres uruguayas”. La metodología utilizada fue cuantitativa. Se aplicó una encuesta de hogares a 1.128 mujeres en edad reproductiva (de 15 a 49 años), de las cuales 42% vive en Montevideo y 58% en el interior. Del total de ellas, 36,5% se declaró jefa de hogar.

El 69% de las encuestadas dijo haber concurrido a la realización del estudio Papanicolaou (PAP) en ese período. 43% del total dijo que no decide por voluntad propia el uso del método anticonceptivo en sus relaciones sexuales. En este sentido, una de cada cuatro mujeres de entre 15 y 24 años que alcanzó el ciclo básico o menos, manifestó sentir impotencia a la hora de negociar con sus parejas sexuales cuando éstas no quieren usar preservativo.

Para MYSU, los resultados muestran avances y obstáculos en el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Su directora, Lilián Abracinskas, dijo a la diaria que uno de los objetivos que cumple este estudio es el de colaborar para “afinar demandas y denuncias” en relación a la temática. “Lo valioso será promover el ejercicio del uso de las prestaciones existentes que, en muchos casos, se desconocen”, dijo. Para Abracinskas, el porcentaje de mujeres encuestadas que dijeron realizar consultas es muy bajo. Sin embargo, destacó que hay avances en el control de PAP. “La cifra no es nada despreciable, pero sabemos que queda 30% sin haberse hecho el examen. Sí podemos decir que en años anteriores la primera cifra era menor”, recordó. “Ahora, si cruzamos este dato del PAP con la negociación del uso del condón, notamos una complejidad. 40% de las mujeres reconoció tener dificultades para negociar el uso del preservativo con sus compañeros sexuales. De esta manera, quedan expuestas a enfermedades de transmisión sexual. Es preocupante”, sostuvo.

De eso no se habla

“Es posible ir detectando cierta tendencia y evaluar mejoras, pero hay otros datos que siguen generando preocupación. Si 40% de las mujeres no sabe qué son los derechos sexuales y reproductivos, y no están dentro del sistema de salud formal ni tampoco dentro del sistema educativo, quedan dependientes de la información que pueda brindarles su entorno familiar o su grupo de pares”, dijo Abracinskas. Consultadas por experiencias sobre embarazos no deseados, sólo 4% accedió a responder. “No se habla de eso. Todavía el tema tiene un peso enorme y es un gran bache que plantea una brecha que interpela a las políticas de promoción y prevención de instituciones en lo que refiere a la salud sexual y reproductiva. Hay un claro déficit”, concluyó. Otra de las consultas se refirió a violencia doméstica. La directora de MYSU comentó al respecto que en una gama de posibles respuestas, la mayoría de las mujeres ven en las comisarías la primera institución interviniente, no al servicio de salud. De hecho, dijo que muchas recurrirían a organizaciones de mujeres antes de dirigirse a servicios de salud para atender la problemática. “Allí hay mucho para seguir pensando. Muchas veces los servicios están, no son conocidos y no llegan las demandas”.