En los últimos seis años se produjo una reestructura empresarial en el transporte suburbano semejante a la ocurrida en 1992 en la capital, cuando la Cooperativa Obrera de Transportes del Sur (Cotsur) y la Cooperativa de Trolebuses (Cooptrol) fueron absorbidas por otras empresas de ómnibus. Cabe recordar que esta última brindaba un servicio con coches eléctricos, heredados de la Administración Municipal de Transporte (Amdet). Al igual que en Montevideo, la situación financiera de algunas empresas suburbanas y la imposibilidad de enfrentar las exigencias de las autoridades de renovar flotas y mejorar el servicio impulsaron la reestructura. Empresas transportistas de Montevideo fagocitaron a otras de Canelones y San José, sin dejar rastro de ellas.

En febrero de 2007, la Unión Cooperativa Obrera del Transporte (UCOT), identificada por los colores amarillo y azul, bajo la firma UCOT Inter incorporó a la Cooperativa Unión de Transporte del Uruguay (CUTU) y sus líneas por la ruta 6 en Canelones y sur de Florida (Sauce, Santa Rosa, San Bautista, San Ramón y Chamizo). Poco después la Cooperativa de Obreros y Empleados del Transporte Colectivo (COETC),
conocida por los colores rojo y blanco, incorporó a la Cooperativa Obrera de Transporte (Codet) y sus servicios al sur de Canelones (La Paz, Las Piedras y Sauce por ruta 67). Finalmente, la Corporación Ómnibus Micro Este SA (COME), identificada por el verde en los ómnibus comunes y el naranja en los diferenciales, adquirió las acciones de Solfy SA y sus líneas a Ciudad del Plata y Playa Pascual, en el sur de San José. La firma fue creada por trabajadores de CITA, a quienes su propietario, Julio Sánchez Padilla, les entregó esas líneas.

Luego, Solfy formó en 2002 un pool empresarial con Cutcsa, pero posteriormente los accionistas se decidieron por la fusión con COME, empresa que estaba buscando expandirse desde hacía tiempo y había hecho tratativas para adquirir Tala Pando Montevideo (TPM), que brinda servicios entre las ciudades que le dan nombre. Esta reestructura fue acompañada desde el Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP).

Monopolio

Fuentes empresariales y sindicales del transporte consultadas por la diaria coinciden en que el problema financiero de muchas empresas no es causado por una baja rentabilidad del negocio sino más bien por malas administraciones. Algunas mantienen a los mismos presidentes de directiva desde hace casi 25 años, y no solamente negocian en el rubro transporte; de hecho algunas, como COETC y COME, han invertido también en bienes inmuebles. La rentabilidad está sustentada porque las empresas tienen monopolio sobre las líneas, no hay quien compita en esos recorridos y tampoco hay otros medios de transporte, con excepción del taxímetro, que puedan afectar al negocio, como sucede en la mayoría de las ciudades del mundo, donde hay subtes, ferrocarriles, y también medios menos tradicionales como camionetas van, taxis colectivos, mototaxis, etcétera. Esto además está protegido y regulado por el Estado.

Los defensores del libre mercado aseguran que donde hay un mal servicio y aparece un nicho de mercado, las propias “fuerzas” del capital hacen que algún emprendimiento empresarial cubra esa falencia. Los que creen en la regulación plantean que ésta es mejor porque el Estado vela por los intereses de toda la sociedad, y en particular de los más desfavorecidos.

¿En qué situación entre estas dos posturas se encuentra el transporte en Uruguay? Las empresas sobrevivieron a la crisis de 2002 reduciendo servicios, sobre todo los considerados “sociales”, líneas que por su trayecto u horario no aportaban ganancias. Pero en un momento de expansión económica, de récord de usuarios y con un boleto a un precio tan caro, la situación no debería ser tan problemática para los usuarios.

La empresa más importante del transporte suburbano es la Compañía de Ómnibus de Pando SA (Copsa). Se trata de una sociedad anónima cuyo mayor accionista es el grupo Scaglione, propietario del 100% de la empresa Casanova SA, que cubre Montevideo-Sauce, de su firma subsidiaria Empresa de Ómnibus de San Antonio (EOSA), de las líneas de Copsa Este (Piriápolis, Punta del Este) y con acciones en Cutcsa, Rutas del Plata y anteriormente en Primatur, representante de Yutong en Uruguay, la marca china de ómnibus elegida para la renovación de flota. Copsa tiene servicios a casi todas las localidades de Canelones desde Montevideo, y es la empresa que más se ve en la terminal Río Branco, pero también une mediante recorridos departamentales a las localidades canarias entre sí, llegando a transportar mensualmente a 2.600.000 pasajeros. Copsa tiene actualmente 920 funcionarios y 526 propietarios que trabajan en una flota de alrededor de 300 coches.

Tercerizados

Sin embargo, durante las temporadas de verano la empresa debe multiplicar sus servicios, sobre todo los destinados a la costa de Canelones. Por esta razón, desde hace unos años comenzó a contratar ómnibus de empresas de turismo para los servicios a Jaureguiberry, Santa Ana y Santa Lucía del Este. Pero esta modalidad también comenzó a extenderse a otras líneas, como los directos a la capital de Canelones o Santa Lucía.

Además, Copsa está vendiendo grandes ómnibus Yutong recientemente adquiridos a empresas como Balbiani, Valen Bus o Gemifal, que están obligadas por contrato a venderle servicios a Copsa durante cinco años. Este verano, Copsa pagaba a la empresa Balbiani, que incluso tiene un ómnibus con su nombre pero que conserva los colores de Copsa, 27 pesos el kilómetro, liberándose de otros gastos y sobre todo de lidiar con organizaciones sindicales, inexistentes en estas empresas subcontratadas. No está muy claro además quién debe controlar a estas compañías, que fundamentalmente en temporada ponen coches que no se encuentran en el mejor estado.

Pero Copsa también despierta quejas por los servicios propios. Basta con recoger testimonios en Ciudad de la Costa: quienes vienen a Montevideo a trabajar deben viajar durante tres horas por día entre ida y vuelta y gastar unos 100 pesos diarios (incluso utilizando el boleto metropolitano que sirve para líneas de Canelones y Montevideo). Las quejas de los usuarios se concentran en el incumplimiento de los horarios, frecuencias que no pasan, o determinados lugares adonde los coches llegan llenos y no paran. En la ruta Interbalnearia entre el Aeropuerto de Carrasco y el peaje Pando, las dificultades se multiplican. Los servicios son reducidos y en determinadas horas pico, las frecuencias no dan abasto. Vecinos del kilómetro 29 denuncian también “destrato” por parte de algunos choferes, exigencias excesivas de “andar siempre con cambio bajo la amenaza de que te bajen”, la presencia de inspectores en determinados lugares para “apretar a la gente”, así como sucesos menos frecuentes pero de naturaleza cinematográfica.

Una vez, un coche de la línea 700 de Copsa salió de la terminal de El Pinar hacia Montevideo y levantó varios pasajeros en las dos primeras paradas de la Interbalnearia. Sin embargo, el chofer recibió una llamada por celular tras la cual le comunicó a los usuarios que se tenían que bajar porque lo habían mandado a otro servicio. Los pasajeros, resignados por la costumbre, se bajaron. El chofer no les devolvió el dinero del boleto y les dijo que en breve llegaría el servicio siguiente. Pero éste no llegó si no hasta una hora después. Lo peor no fue la espera, sino subir al ómnibus y ver que el chofer era el mismo que los había hecho bajar del anterior. La discusión duró todo el resto del viaje, pero no consiguieron ponerse de acuerdo.