En su oficina del cuarto piso del Ministerio de Desarrollo Social (Mides), donde se desempeña como director nacional de Gestión Territorial, se ven muchos libros, papeles, un amansalocos sobre el escritorio. Detrás de él, un macaquito vestido con un traje verde. Cuenta: “Me llama un amigo que estaba en una feria artesanal de Piriápolis, Maldonado, y me dice: ‘Hay un macaco con tu traje de la murga’. Me lo regaló. Lo tengo como un recuerdo mental: cuando estoy agobiado por la tarea de la gestión me recuerda que puedo hacer otras cosas”.

Es imposible no preguntar por las analogías que encuentra en las experiencias que le han tocado vivir: murga-autogestión, gestión pública-proceso de reforma, reflexión teórica-práctica en territorio. “Si uno mira la reforma de la salud como sistema de gobierno democratizador, se da cuenta de que la economía política contribuyó a ir destrabando un escenario sectorial como el de la salud, que salvo en dictaduras, no había podido hacer mejoras. Ninguna democracia pudo navegar entre esos islotes de líneas culturales y sociales”, comentó cuando fue consultado por su tesis. Contó que al MSP entró por llamado público a trabajar en el equipo de Economía de la Salud. “Era un grupo de profesionales jóvenes que venían del palo de la economía y fue un motor del pienso para el proceso de reforma. Hubo una reestructura y me encargaron el Departamento de Análisis Social. Cuando [Daniel] Olesker quedó como ministro, me solicitó la encargatura de un equipo interdisciplinario de asesores”, explicó. Cuando fue designado Olesker como titular de Desarrollo Social, Rodríguez pasó al Mides. Su llegada fue anterior a la reestructura del ente. “Me pidió que me sumara a la Unidad Técnica Central, integrada por asesores del ministro, y coordinara un espacio integrado por direcciones e institutos con especial énfasis en su llegada al directorio, las Unidades Técnicas Territoriales [UTT]. En ese rol trabajé con el proceso de la reestructura del ministerio. Se tomó la decisión de avanzar por la creación de una dirección que mire la gestión en el territorio y traté de integrar los dispositivos territoriales que antes dependían de distintas direcciones. Todo sin saber que después me iba a pedir que esté acá”, explicó.

Consultado por el proceso de diagnóstico que desembocó en el cambio institucional del ministerio, dijo: “Apelamos a distintos diagnósticos y consultorías que había, y se veía, por un lado, múltiples referencias para los actores territoriales respecto de temas programáticos. Si cada dirección tenía una referencia de su estructura en territorio, para el actor local es complejo. A su vez, eso desde la perspectiva central; si uno quiere que las acciones lleguen de manera integrada a cada territorio, tiene que generar un diálogo con múltiples actores internos. Esa multiplicidad de referencias obligaba a coordinar de alguna manera. Los diagnósticos daban cuenta de capacidades limitadas de infraestructura y personal en cada lugar. Estamos trabajando para dar respuesta y aumentar las capacidades”, sostuvo.

Abstracto

El concepto “territorio” aparece en el nombre de la nueva dirección. Pero, ¿con qué contenidos se llena? “Cuando uno habla de lo territorial puede decir que intuitivamente todo pasa por allí. No tiene mucho sentido establecer una categoría de lo territorial, porque no hay nada que suceda en lo abstracto. Sin embargo, el énfasis tiene que ver con que las características de determinadas zonas geográficas nos hablan, por ejemplo, de la asignación de los recursos. No en todos lados están las mismas instituciones, ni cuentan con los mismos recursos. A su vez, las dinámicas culturales de la población son particulares e inciden en ese proceso. Son factores que hay que tener en cuenta a la hora de implementar una política cualquiera. También ahí hay una dimensión concreta de cómo se expresa lo territorial. No es lo mismo estar en un departamento que en una ciudad o en un agregado de 50 casas. No es lo mismo pensar en una zona donde hay concentración de población que en otra que está dispersa en una ruta o en zonas rurales. Lo difícil en estos temas es la tensión eterna entre lo central y lo local: encontrar los mejores canales para que se dé la comunicación”, explicó.

En momentos de reestructura, el ministerio discutió cómo llevar “un solo Mides a todo el territorio nacional”. Según Rodríguez, esto requería romper con “algunas fragmentaciones” que se detectaron. “Si se ve el organigrama, cada equipo que está dentro de esta dirección intenta desarrollar herramientas para que las políticas que tenga que implementar el Mides en el territorio sean así. Tenemos tres divisiones a nivel central y nacional: Participación Social promueve el desarrollo y espacios para el encuentro entre las instituciones que funcionan en el territorio, Planificación Territorial tiene la vocación de fomentar la organización de acciones conjuntas entre los distintos dispositivos territoriales, y Descentralización trabaja para que las oficinas territoriales tengan lo que tienen que tener, insumos, infraestructuras”.

Las recorridas del equipo de trabajo por los distintos departamentos es una cita impostergable. Sobre estas experiencias dijo: “Uso siempre una frase como criterio general, que es ‘equidad territorial’: llegar, más o menos, con los mismos recursos a todos los ciudadanos, con independencia de la ubicación geográfica de ellos. Si no logramos desarrollar ese criterio, y ver que nuestra eficacia y eficiencia tienen que estar cortadas por ese principio democratizador, vamos a tener un abordaje distinto. Existe la necesidad de encontrar espacios de interlocución con actores del Estado. Surge muchas veces como preocupación de la población el tema de la vivienda, la violencia doméstica, la falta de espacios recreativos o deportivos; esto hace al desarrollo social en general”, concluyó.

Conexión y complejidad

Rodríguez participó en el proceso de discusión de la creación del Sistema Nacional Integrado de Salud mientras trabajó en el MSP. Consultado sobre su experiencia en ese proceso y sobre si la trasladó al Mides, comentó: “Por un lado, la discusión de la política social en términos integrales, de lo marco a lo micro, y la combinación de actores públicos y privados, poderosos, débiles. Trabajar con una política con orientación universal que fue incorporando segmentos de la población de manera gradual y estableciendo criterios de prioridad. Eso también es algo que en el Mides puede ser interesante. La red concreta de dispositivos de servicios de salud, que va desde los hospitales del tercer nivel de atención hasta los puestos de salud rural, necesariamente obligan a pensar en una construcción coordinada. La salud resuelve un conjunto de temas pero no todo lo relacionado a ella: el hábitat, la vivienda, las características sociales, un conjunto de factores que inciden en el estado general de la salud de la población. El Mides es un territorio similar, en algunos sentidos, al sistema de salud. También desde acá podemos ver cómo se conecta lo local con lo nacional, y cómo se conectan las acciones de los actores privados y públicos, cuáles son los mecanismos de conectar a la ciudadanía”.