Marky Ramone, el baterista que más tiempo permaneció en The Ramones, que grabó algunos de los mejores trabajos de esta banda, que formó parte, antes y con su verdadero nombre, Marc Steven Bell, de nada menos que Blank Generation, de Richard Hell & The Voidoids, y posteriormente en The Misfits, entre varios otros grupos, se ha encargado de mantener viva la llama ramonera, siendo un referente de la escena punk neoyorquina de las últimas cuatro décadas. Con motivo de una nueva visita -Ramone ya es una figura habitual en nuestra capital- a Montevideo con su grupo Marky Ramone’s Blitzkrieg -que incluye en la voz al ex Misfits Michale Graves-, conversamos con él, previo al show que dará en La Trastienda el domingo 16.
The Ramones no ha sido una banda afortunada: sus tres integrantes históricos -Joey, Johnny y Dee Dee- murieron (los dos primeros de cáncer, el tercero de sobredosis) a una edad temprana, pero de una nutrida lista de bateristas, es indudablemente Marky quien puede reclamar la mayor autoridad en cuanto al legado de la banda. Una banda que en realidad sólo comenzó a disfrutar de la fama que les merecía su rol histórico en sus últimos años, aunque eso no parece preocuparle al baterista: “Me siento muy feliz -dice en relación a su estatus actual-, me siento reconocido. Empezamos el punk rock y estábamos por delante de nuestro tiempo. Finalmente los chicos se dieron cuenta, especialmente en Argentina, pero ahora también en Uruguay, Venezuela, España, Japón...”.
A pesar de haber participado en formaciones difíciles de encasillar en el punk como los ya mencionados Voidoids (con quienes Bell dice que aprendió “a escribir canciones y a modelar mi estilo de batería”), el baterista se ha mantenido firme en el ámbito del punk, como prueba que haya incorporado como vocalista a Michele Graves, quien había sustituido al legendario Glen Danzig al frente de The Misfits: “Él era el frontman, el cantante y el compositor de The Misfits -explica Bell-, y cuando perdió esa banda lo persuadí de cantar conmigo y la cosa funcionó. Se aprendió 32 canciones clásicas de The Ramones”.
De cualquier forma esta presencia llamativa no altera el orden de jerarquías de su grupo actual: “Obviamente soy el líder, pero la banda trabaja junta. Pero tenés que tener a alguien que tenga más experiencia, y yo sé lo que es mejor para el grupo”.
Marky Ramone es un punk de la vieja escuela, aunque todavía mantiene los oídos atentos a los sonidos actuales, o algo así: “Me gustan los Gallows -dice-, una banda de Watford [Inglaterra], pero no hay muchos bateristas que me llamen la atención, hay muchos que me gustan -de ningún estilo en particular- pero el problema es que todos tocan según el librito. No crean un estilo, hacen los mismos sonidos, los mismos solos, no es nada emocionante. El baterista de Slayer es realmente bueno. Él es uno de los que hacen algo distinto”.
Pero si la música no ha cambiado mucho, sí lo ha hecho la forma de distribuirla, lo cual no parece hacerle mucha gracia, de acuerdo a sus opiniones sobre la piratería y la distribución musical vía internet: “Creo que es malo para las bandas jóvenes, porque las disuade de ser creadoras. Piensan ‘¿para qué escribir nueva música?’, porque para qué hacerlo si igual se la van a robar. Debería ser controlado, es como robar un auto, es como meterle la mano en el bolsillo a alguien. En algún momento los músicos van a decir ‘andá a cagar, no voy a cantar más’. Y en el mundo y la sociedad no habrá más música. Yo haría eso, yo diría ‘andá a cagar’. No es mi problema, nosotros con The Ramones vendimos todos nuestros discos y nos fue bastante bien; estoy hablando de los nuevos músicos”.
A pesar de haber visitado Uruguay varias veces, el baterista no se ha hecho tiempo para escuchar los sonidos locales: “Es muy difícil escuchar nada porque estoy siempre muy ocupado. Si no estoy en el ómnibus de la gira, estoy haciendo el check-in en un hotel. O la prueba de sonido o una conferencia de prensa. Es muy complicado”.
Entonces, ¿qué se puede esperar de un nuevo show de Marky Ramone’s Blitzkrieg? “Va a haber mucha energía. Lo más importante es hacer a la gente feliz”. Y ¿qué le ha parecido la gente de Uruguay?: “Es encantadora, es por eso que sigo viniendo”.