La industria automotriz y de autopartes, por sus dimensiones y encadenamientos, se ubica como estratégico en la región. Actualmente, se está implementando entre los países del bloque el Programa de Intensificación y Complementación Automotriz, que “tiene como finalidad fomentar el proceso de intensificación e integración productiva en la cadena automotriz”, e incluye montadoras, máquinas agrícolas automotrices y, especialmente, la industria de autopartes, buscando fortalecer la competitividad de las empresas de producción automotriz y autopartes del bloque.
Este proyecto fue propuesto en 2006 y se mantuvo congelado debido a la crisis económica internacional y la falta de financiamiento para implementarlo. Finalmente se aprobó en 2010 y el financiamiento se consiguió en 2012. En total son 89 las empresas seleccionadas para participar en él: 44 provenientes de Brasil, 26 de Argentina, diez de Paraguay y nueve de Uruguay.
En el sector de las autopartes, tanto Argentina como Brasil tienen un déficit de balanza comercial con el resto del mundo. Si bien la producción en Uruguay y Paraguay -los más pequeños del bloque- es menor, éstos también fabrican autopartes, por lo que el proyecto busca fortalecerlos. La iniciativa intenta mejorar las capacidades productivas de las empresas del Mercosur para reducir las compras del bloque al exterior. Se estima que hay alrededor de 20 países en el mundo que son productores de automotores, y Brasil ocupa el cuarto lugar. En la concreción del acuerdo se consideró que si la producción de autos en la región sigue aumentando, resultará clave mejorar la productividad de las empresas locales.
Se puede ubicar al sector automotor, y dentro de éste al mercado de las autopartes. El sector funciona “en anillo”. Las grandes terminales de producción atraen a distintas empresas que se encuentran más cerca o más lejos del proceso productivo de acuerdo al tipo de producto que fabrican (modelos completos, sistemas, conjuntos, semiconjuntos, partes individuales). Las más alejadas dentro del anillo realizan producciones de mayor estandarización y componen elementos de menor valor agregado. En esos casos, la calidad del producto no es tan determinante. Sin embargo, hay otros elementos que sí requieren de una producción a medida y un mayor aporte tecnológico, lo que sería más deseable de implementar desde el punto de vista estratégico. Otras empresas únicamente producen elementos para el mercado de repuestos.
Para poder proveer al mercado automotor se necesitan certificaciones de calidad y cumplir determinados requisitos, y el Programa de Complementación Automotriz busca constituirse en una ayuda a las empresas de autopartes más pequeñas para que se conviertan en proveedoras de las más grandes, ya que actualmente la mayoría de ellas son pequeñas y medianas.
El programa tiene tres componentes: competitividad de proveedores; acceso a oportunidades de negocios y difusión tecnológica y gestión y monitoreo del proyecto. El primer componente incluye programas de capacitación y asistencia técnica; el segundo busca incentivar y formar a los actores para poder acceder a mayores oportunidades de negocios y el tercero “fortalecer la capacitación tecnológica y difusión de innovaciones en la cadena automotriz, a partir de la realización de programas de capacitación, integración de actividades de investigación, desarrollo e ingeniería”.
Actualmente las empresas autopartistas están recibiendo a consultoras contratadas para realizar estudios de mercado. Estas consultoras estudian los mecanismos de producción, y con base en eso, hacen recomendaciones para evaluar el efecto de éstos sobre la competitividad.
De resultar exitosa, la metodología planteada por el programa podrá tener aplicación en otros sectores de la estructura productiva. El primer proyecto de integración productiva, que data de 2002, fue realizado sobre los sectores de maderas y muebles, y actualmente se está realizando el estudio de mercado para definir si el proyecto puede ser replicado en el sector de la industria y el petróleo.
¿Qué hay de viejo?
Entre los países grandes del bloque, la regulación de los acuerdos en el sector de autopartes surgió como un programa de intercambio compensado de autopartes y planteaba un cupo creciente para la exportación libre de aranceles. En el período 1995-2000, según normas de Ouro Preto, las autopartes pudieron ser comercializadas libremente. Existió un comercio equilibrado de vehículos y adicionalmente se instauró una franja para nivelar el déficit que se había producido en Argentina respecto del comercio con Brasil, que entre 1992 y 1994 alcanzó 85.000 automóviles.
Estas regulaciones fueron revisadas en 2000, 2002 y 2006, y actualmente el comercio entre Argentina, Brasil y Uruguay se realiza mediante acuerdos bilaterales entre países. El que rige entre Argentina y Brasil caducó el 30 de junio de este año, y fuentes consultadas sostienen que tendrá una prórroga ya que ninguno de los países alcanzó un acuerdo sobre los términos del nuevo contrato. La posibilidad de que Uruguay firme un acuerdo similar con Brasil es, todavía, incierta.
Si bien el tema principal del encuentro del martes fue tratar la agenda bilateral (ver la diaria del 09/07/2013), y en especial los aspectos de libre circulación de personas, se esperaba que uno de los temas a tomar en cuenta fuera la exportación de autos Lifan desde Uruguay, hecho que ocasionó problemas con Brasil. En el pasado, Brasil bloqueó la entrada de estos autos por estar fabricados con un porcentaje de autopartes chinas mayor del permitido. Sin embargo, finalmente el tema no fue tratado entre las partes.
Tan temidos
La importancia de China en el sector automotor no es un tema menor en la región. Se prevén importantes inversiones de este país en Brasil de compañías como Cherry, Jac Motors y Lifan Motors. Según fuentes consultadas, se estima que las inversiones de estas empresas alcanzarían los 970 millones de dólares, mientras que el valor de la producción total una vez que las tres compañías estén en condiciones de operar alcanzaría un estimado de 370.000 unidades, cifra superior a lo que Argentina vende hoy en día a Brasil, lo que aumentaría las asimetrías y las dificultades de generar acuerdos que beneficien a ambas partes.
Una delegación oficial, encabezada por el canciller Luis Almagro y el subsecretario Luis Porto, viajó el martes a Brasilia para participar en la primera reunión plenaria del Grupo de Alto Nivel Brasil-Uruguay (GAN). El GAN, que se estableció en julio de 2012, puede ser visto como un claro gesto de unión entre los dos países del bloque que va más allá de las negociaciones colectivas del Mercosur, y es también la concreción de un objetivo del presidente José Mujica, quien ha declarado reiteradamente que Uruguay debe ir a “estribo de Brasil”. Según el comunicado de la cancillería brasileña, emitido previo a la reunión, el comercio entre Brasil y Uruguay pasó de 942 millones de dólares en 2003 a 4.000 millones de dólares en 2012.