La multinacional francesa de productos lácteos Danone retiró ayer de varios países asiáticos lotes de leche en polvo para bebés, por presentar riesgo de causar botulismo. Según informó la firma, los productos retirados provienen de la empresa neozelandeza Fonterra y se comercializaban en China, Hong Kong, Malasia, Tailandia y Nueva Zelanda. Danone se suma a otras cuatro compañías chinas que el fin de semana tomaron la misma medida en su país, luego de que Fonterra comunicara que había encontrado alimentos contaminados con una bacteria que puede causar botulismo. Aunque las autoridades chinas no lo habían comunicado oficialmente hasta ayer, los medios internacionales destacaban que estaba rigiendo la prohibición de importar lácteos tanto desde Nueva Zelanda como desde Australia.
Éste es el segundo caso de contaminación que involucra a Fonterra, luego de que en enero se detectaran en algunos de sus productos restos de un inhibidor de nitratos utilizado en fertilizantes.
El botulismo es una enfermedad potencialmente fatal causada por una toxina, y la vía de intoxicación más común es la alimentaria, por ingestión de alimentos mal preparados o conservados.
La situación actual es “grave”, dijo el ministro neozelandés de Comercio, Tim Groser, quien manifestó que su país trabaja “estrechamente” con China. Groser aclaró que los productos potencialmente contaminados llegaron también a Australia, Malasia, Arabia Saudita, Tailandia y Vietnam, y destacó que ya fueron retiradas 1.000 toneladas de productos lácteos en siete países a los que exporta Fonterra. Esta empresa es la cuarta de lácteos más grande del mundo, y tiene unos ingresos anuales de 16.000 millones de dólares.
La noticia es un golpe a la industria láctea de Nueva Zelanda, principal motor de la economía de ese país, pero las consecuencias pueden ir más allá de la isla. Consultado por la diaria, el responsable del Área de Información y Estudios Económicos del Instituto Nacional de la Leche, Gabriel Bagnato, manifestó que “el hecho es muy reciente, lo que dificulta prever las consecuencias que puede tener sobre la demanda y los precios del producto”. Recordó que China ya había tomado antes la medida de cortar importaciones, pero luego las reinició. Manifestó que si bien en la cultura occidental la leche es un producto de primera necesidad, no es así en el caso de China, que integró el producto a la dieta de sus ciudadanos muy recientemente. Sin embargo, por su tamaño demográfico, China es el principal importador mundial de leche en polvo, y pasó de importar 50.000 toneladas anuales en 2008 a 400.000 toneladas en 2012, aproximadamente. Los chinos consumen un promedio de 20 litros de leche al año, lo que es una cifra relativamente baja en comparación con países occidentales (en Uruguay se consumen 250 litros de litros al año), pero según Bagnato, “un corte de la demanda podría impactar fuertemente a los precios internacionales del producto”.
Bagnato recordó que en 2008 se dio una situación similar (en ese caso, de contaminación con melamina), y esa vez “los consumidores chinos respondieron con desconfianza en el producto, lo que determinó una crisis de demanda en general, con caída de los precios”. Recordó que luego China volvió a consumir leche en polvo, importándola desde Nueva Zelanda y Australia.