El Instituto Nacional de la Juventud (Inju), junto con el Ministerio de Desarrollo Social (Mides), del que depende, y el Ministerio del Interior (MI), por medio de su programa Pelota al Medio a la Esperanza, presentó la guía "Cómo manejarte si te paran", en la que se explica a los jóvenes los derechos y obligaciones que tienen cuando son detenidos por la Policía y se les brinda información sobre a quién recurrir si los funcionarios se exceden en el procedimiento (ver recuadro). Paralelamente, la Red Interinstitucional Camino Nordeste, que nuclea a instituciones estatales, sociales y no gubernamentales del Municipio F, como centros juveniles y clubes de niños en convenio con el Instituto Nacional del Niño y Adolescente del Uruguay, escuelas, liceos, la policlínica Villa Farré y el Centro de Salud de Maroñas, entre otras instituciones, ha recibido en los últimos meses reiteradas quejas de los jóvenes con los que trabajan, relacionadas a maltratos en los procedimientos policiales. Por ese motivo y para presentar la guía, en la mañana del sábado, en el liceo Nº 45, ubicado en Camino Maldonado y Milán, se llevó a cabo una actividad de integración entre los jóvenes del barrio y policías, con presencia de las autoridades relacionadas a la elaboración de la guía. Constaba de cinco bases en cinco canchas, en cada una de las cuales dos equipos mixtos, compuestos por jóvenes y policías, jugaban al fútbol e iban rotando de base luego de determinado tiempo. Al final, junto con integrantes del Inju, participaban en un minitaller en el que se analizaba la problemática de los derechos y obligaciones, enfocada en la relación con la Policía.

El psicólogo Pablo González, uno de los integrantes de la Red, explicó que el objetivo de la actividad era “que los jóvenes conozcan sus derechos a la hora de ser detenidos en la calle”. “Hemos constatado cierto abuso de parte de los efectivos policiales y eso nos preocupa sobremanera. Junto con el MI y el Inju pensamos en organizar una serie de actividades que busquen romper con todo lo que se está manejando en cuanto a criminalizar a los jóvenes y adolescentes y mostrar a una Policía represora, con el objetivo de poder ver otra cara de esto. Queremos mostrar que juntos, jóvenes y policías pueden construir cosas, en lugar de seguir reproduciendo esa subjetividad que generan algunos medios de comunicación con el manejo que hacen de la información, por el cual se visualiza al adolescente como criminal y al policía como inoperante”, explicó. Sobre el tratamiento que se le da a la relación de los jóvenes con la Policía dijo: “Estamos convencidos de que la versión que dan los medios de comunicación, lo que muestran y lo que no muestran, genera más violencia, un empoderamiento de la parte criminal en la cual se visualiza al criminal como aquel que puede hacer todo lo que quiere”, y agregó: “Como consecuencia de esto, por el solo hecho de pertenecer a una clase social determinada, algunos jóvenes son estigmatizados, violentados, y eso no lo podemos permitir”.

Lo veníamos diciendo

El director del Inju, Matías Rodríguez, explicó: “[Al recibir las quejas de la Red], el MI se acercó a nosotros y en conjunto decidimos realizar una actividad en el barrio que buscara trabajar cuestiones que tuvieran que ver con la promoción de derechos, con la convivencia, con la resolución de conflictos. Por eso esta actividad busca darle difusión a un material que ya habíamos elaborado, que les dice a los jóvenes cuáles son sus derechos y sus obligaciones al ser detenidos por la Policía, con base en la Ley de Procedimiento Policial y la Constitución”. “Hemos constatado y recibido denuncias de jóvenes cuyos derechos fueron vulnerados durante procedimientos policiales. Si bien esto no significa que todos los jóvenes tengan un mal relacionamiento con la Policía, se constata que existen situaciones en las que el vínculo debe ser mejorado. Me constan los esfuerzos que el MI ha hecho para revertir esta situación, así como el esfuerzo de la inmensa mayoría de los policías, pero es una situación que tenemos que atender y respecto de la cual no podemos mirar para el costado; realmente, cuando hay abuso y maltrato se debe denunciar, y para eso el MI tiene un 0800 que se encarga de los asuntos internos y de darles proceso a las denuncias. Pero para ejercer derechos uno tiene que estar informado, por eso se elaboró este folleto. Muchas veces se presentan situaciones en las que, por miedo o por otras circunstancias, no se efectúa la denuncia. Este tipo de actividades son una excusa para hablar de estos temas”, apuntó.

El titular del Mides, Daniel Olesker, destacó la importancia de la iniciativa y afirmó que es un tema que el Inju desarrolla desde hace tiempo, trabajo que ha sido sistematizado y consolidado en la guía, que permite “la divulgación de derechos y obligaciones, de suma importancia para el ejercicio de la ciudadanía”. Sobre la relación entre los adolescentes y la Policía observó que “habría que ver qué tan distante es”, pero que en todo caso es un tema que no sólo debe trabajar el Mides. Destacó finalmente la coordinación entre su cartera y el MI en los últimos años, respecto de lo cual expresó: “Venimos trabajando fuertemente con el MI, al menos desde que estoy en el Mides, en las mesas interinstitucionales, en las mesas de seguridad y convivencia, en Pelota al Medio a la Esperanza, en el Plan Siete Zonas, con un rol protagónico de la Policía Comunitaria. Un plan de desarrollo tiene que ver con los derechos y obligaciones, y el MI ha venido modificando notoriamente su mirada en este terreno”.

En representación de las autoridades del MI concurrieron el director general, Charles Carrera, y el director de Pelota al Medio a la Esperanza, Agustín Iparraguirre. Carrera celebró la iniciativa y afirmó que para su cartera se trata de una actividad fundamental: “Consideramos que la Policía tiene una función protectora, pero para cumplir con esa función protectora también debemos trabajar en conjunto con la sociedad para que se la reconozca y para educar a nuestros jóvenes en sus derechos y obligaciones”. Carrera admitió que algunas instituciones del barrio se quejaron del accionar policial. En ese sentido, aseguró: “El MI tiene una actitud proactiva para resolver los problemas de fondo, en el entendido de que el relacionamiento con la sociedad es lo principal. La Policía está interactuando constantemente con la sociedad civil en su conjunto, y eso nos preocupa: iniciamos un proceso de cambio cultural en 2005, que adquirió mucha fuerza a partir de 2010, y lo estamos logrando. Queremos cambiar el paradigma. Antes, el paradigma policial era lo que se llamaba el ‘orden público’, que es un estado de hecho. En el anteproyecto de ley orgánica que presentamos al Parlamento decimos que tiene una función protectora, de proteger la realización de la persona, la realización de los derechos”.

Tranquilos nosotros

Los partidos de fútbol se desarrollaron con normalidad. En algunos los policías no se animaron a jugar y oficiaron de jueces; en otros se involucraron tanto o más que los jóvenes. Éstos al principio estaban tímidos y distantes con los oficiales, pero en el correr del partido se fueron aflojando. Sin embargo, la buena relación que se había generado al jugar al fútbol se volvía a tensar un poco en el taller. Los jóvenes expresaron muchas quejas a los policías compañeros de equipo sobre el accionar de éstos en el barrio. “Nos llevan por cualquier cosa, aunque tengamos la cédula”, “nos cagan a palos y después dicen que nos asistieron y en la asistencia se demostraba que no nos habían hecho nada”, sostenían. Otros desconfiaban de la eficacia de la instancia de la actividad: “Vinieron los policías más buenos, pero los que van al barrio son otros. Hay un gordo en la [seccional] 5ª que siempre nos mete para adentro y nos caga a piñazos. Ése tendría que haber venido”, reprochó un joven.

Los policías eran fundamentalmente de las seccionales 25ª, 16ª y 12ª. La mayoría destacó la iniciativa, pero en gran medida expresaron que la integración con el barrio la vienen haciendo desde hace años por medio de la Policía Comunitaria. “Lo que pasa es que arriba muchas veces no saben lo que hacemos”, se quejó uno. “Hace tiempo que nos reunimos en las casas de los vecinos, ya nos conocemos, no es nada nuevo”, afirmó.