En las elecciones presidenciales de Brasil del 5 de octubre, Aécio Neves, candidato del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que figuraba tercero en las encuestas, terminó sorpresivamente en segundo lugar y pasó a la segunda vuelta que se disputará el domingo, simulatáneamente a las elecciones en Uruguay. Además, en la última encuesta de Datafolha en vistas al balotaje, Neves alcanza 48% de las intenciones de voto y Dilma Rousseff, la actual presidenta de Brasil y candidata más votada el 5 de octubre, tiene 52%, lo que significa un “empate técnico”, teniendo en cuenta que existe un margen de error de 2%.

Ese resultado comenzó a sonar en Uruguay cuando fue incorporado en el discurso de la campaña electoral del Partido Colorado (PC). Su candidato a la presidencia, Pedro Bordaberry, señalaba el 12 de octubre en un acto en la ciudad de Rivera que una de las principales encuestadoras, que antes le daba 12%, pasó a otorgarle 19%. “Esto indica lo que ya sabemos: ese voto silencioso, que no se expresa, esa mayoría uruguaya que está callada se empieza a manifestar”, expresó Bordaberry. Luego destacó lo que “le pasó a Aécio”, que “faltando 20 días estaba tercero y las encuestas le daban 15%”, “el día anterior, las encuestas le daban 22% o 23% y el día que abrieron las urnas no estaba tercero, sino que iba al balotaje”. Bordaberry afirmó que “Aécio no les creyó a las encuestas, no se dejó ganar por ellas”, y contó que cuando iba entrando al acto, un veterano le dijo en portuñol: “¡Pedro! A virada já começou”. “Muda Brasil el 26 y muda Uruguay el 26 con el Partido Colorado”, gritó Bordaberry después.

El diputado Juan Manuel Garino (Vamos Uruguay) sostuvo que el ejemplo de Neves es una señal “de que a veces en política se puede sorprender”. “El paralelismo con Neves viene para desafiar el ‘no se puede’ y trasformarlo en un ‘sí se puede’, a pesar de que los pronósticos te sean desfavorables”, expresó el legislador. Garino dijo que “el último puede terminar primero”, y eso no ha pasado sólo en Brasil, sino “infinidad de veces, en política”.

Por su parte, el diputado del Partido Nacional (PN) Pablo Iturralde (Alianza Nacional) opinó que “es seguro” que la afirmación de Bordaberry “no va a ocurrir”, porque “no hay ninguna encuesta” que no dé una relación de 2 a 1 entre el PN y el PC. Para Iturralde hay un electorado colorado “silencioso”, pero los indecisos, mayoritariamente, se distribuyen entre los lemas en porcentajes similares a los de las encuestas. Agregó que en Uruguay “la gente busca votar más a ganador” y toma las elecciones nacionales como “un balotaje anticipado”. “Además, en Brasil, el jueves anterior a la elección, hubo encuestas que anunciaron que Neves le iba a ganar a Marina Silva”, recordó, y aunque dijo que el PC “tiene todo el derecho del mundo a ilusionarse con una virada”, puntualizó que cree que “a virada não vai acontecer”.

Desde el Frente Amplio (FA), el diputado Ruben Martínez Huelmo (Espacio 609) opinó que si bien no le interesa si el segundo es Luis Lacalle Pou o Bordaberry, cuando se está en campaña “valen todas las analogías que se quiera hacer”. “Bordaberry dijo eso para ver si logra impresionar a algún elector y para que su candidatura se vea con la potencialidad de llegar al segundo lugar. Son estrategias”, agregó.

Pocos cambios

El resultado del balotaje en Brasil también podría incidir en el de una eventual segunda vuelta en Uruguay, tanto si gana Rousseff, cercana ideológicamente al FA, como si gana Neves, más cercano a la oposición, y también podría impactar en el futuro de las relaciones bilaterales entre los dos países. El presidente José Mujica sostuvo que en las elecciones del país del norte Uruguay se juega “la vida” y que de ese resultado depende el futuro del puerto de aguas profundas, entre otras cosas.

Garino opinó que en un escenario de balotaje en Uruguay “van a jugar múltiples factores”, y el resultado de Brasil “no va incidir” directamente. Además, consideró que “el país se va a tener que relacionar con Brasil” sea cual sea el resultado electoral. “Cuando los uruguayos elijamos presidente, vamos a elegir un jefe de Estado que va a tener que dialogar con muchos, tanto con Dilma como con Neves”, añadió.

Martínez Huelmo tampoco cree que influya el resultado de los comicios en Brasil en un eventual balotaje en Uruguay. “Las elecciones en Uruguay se fijan mucho en los aspectos nacionales, y si bien estamos hermanados con Brasil, lo que estamos discutiendo son todos temas nacionales”, indicó. Coincidió en que tampoco “debería haber complicaciones en las relaciones entre ambos países si gana Neves”, y dijo que el del puerto de aguas profundas es un tema que en Brasil “es de interés económico de todo el país”.

Por su parte, Iturralde opinó que el resultado del balotaje en Brasil debe ser atendido porque “los fenómenos sociológicos regionales se dan”. “Nos va a permitir visualizar cuál es la popularidad de los gobiernos de izquierda, porque me da la impresión de que están a la baja en Argentina, Brasil y Venezuela, con excepción de Bolivia. Va a ser un indicador de qué es lo que están pensando los pueblos, y puede ser un indicador de lo que suceda en Uruguay”, agregó.

En cuanto a si un triunfo de Neves impactaría en las relaciones bilaterales, Iturralde señaló que la cancillería de Brasil “siempre fue muy profesional, técnica y con poca incidencia del sistema político”, característica que fue “modificada” desde la llegada del Partido de los Trabajadores a la presidencia. En opinión del diputado, con Neves “se volvería al estilo tradicional” de la cancillería de Brasil y Uruguay se vería beneficiado, porque el candidato del PSDB es más abierto a realizar acuerdos comerciales con la Unión Europea, Estados Unidos y la Alianza del Pacífico.