Los datos surgen del Anuario Estadístico de la oficina de Estadísticas Agropecuarias (DIEA) del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), que fue presentado el miércoles. Si no se considera la actividad de las industrias procesadoras de materias primas agropecuarias, el PIB agropecuario en 2013 (unos 4.576 millones de dólares) apenas supera 8,2% del PIB del país ese mismo año. Si se incluye a las industrias alimenticias, la fabricación y el lavado de tops de lana, la producción de madera y las curtiembres, se llega a que el PIB agroindustrial representa 12,3% del PIB general.

Dentro de los tres principales subsectores de la producción agropecuaria (agricultura, actividad pecuaria, silvicultura), el más dinámico en el período fue el agrícola, cuya producción creció casi 90% en valores constantes. El desarrollo de los cultivos se explica por el extraordinario crecimiento de la producción de soja, que se triplicó en el período. De igual forma, aunque con menos incidencia que la soja, el trigo tuvo un crecimiento inusual de 175% en los últimos siete años.

Mientras tanto, el valor de la producción de la actividad pecuaria -que considera el ganado en pie, cría de ganado, producción lechera, lana y cría de otros animales- apenas creció 5,4% desde 2006. La forestación, un sector productivo de gran desarrollo en los años 90, representa 6,3% del valor producido por el sector agropecuario en 2013 y creció 44% desde 2006.

Si se considera conjuntamente la producción de soja, girasol y trigo, éstos representaron en 2013 30% de la producción agropecuaria, cuando en 2006 apenas eran 11,3% del sector. En sentido contrario evolucionó el sector pecuario, que pasó de significar 54% del sector en 2006 a 40% el año pasado.

Los datos de DIEA permiten observar cómo cambió durante estos últimos siete años la superficie explotada. Mientras que en 1990, 88,3% de la tierra estaba ocupada por establecimientos dedicados a la ganadería, en 2011 bajó a 77,8%. Mientras tanto, las hectáreas destinadas a la agricultura pasaron de 4,4% en 1990 a 9,8% en 2011. La evolución del stock de animales sigue la trayectoria que tiene la industria pecuaria en el país. Mientras que en 2006 el total de vacunos era de 11,7 millones de cabezas, en 2013 constituían 11,5. Por su parte, el número de ovinos pasó de 11 millones a 8,2 en esos siete años.

La pérdida de peso relativo de la producción pecuaria también se refleja en la incorporación de capital. Los campos destinados a la producción animal que realizan mejoras -siembra de pasturas artificiales, fertilización e incorporación de cultivos forrajeros- presentan una tendencia decreciente en los últimos siete años, y cayeron 14,4% entre 2006 y 2013. A nivel agrícola, los datos de DIEA destacan que el área sembrada por cultivos de secano -soja, trigo, maíz, girasol, cebada y sorgo- se triplicó en los últimos siete años. En particular, la soja pasó de ocupar unas 309.000 hectáreas en 2006 a más de un millón en 2013. El trigo, por su parte, pasó de 154.000 hectáreas sembradas a 450.000 entre 2006 y 2013.

El informe incluye también un apartado sobre la evolución de las compras de tierras y los precios derivados de las transacciones. El precio de la tierra se multiplicó por nueve entre 2002 y 2013. En 2002, el precio promedio de la hectárea en Uruguay era de 385 dólares, y en 2013 fue de 3.519 dólares. A su vez, desde el año 2000 se vendieron 7,49 millones de hectáreas y en 2013 el valor acumulado de las ventas alcanzó 10.365 millones de dólares. Sin embargo, el mercado de compraventa de campos está prácticamente paralizado desde 2009, y se registran pocas operaciones en relación a las que se produjeron entre 2003 y 2008. En esos años, en promedio se vendieron anualmente unas 760.000 hectáreas, mientras que desde 2009 la cantidad de tierra vendida cayó a un promedio anual de 344.000 hectáreas. Entre 2000 y 2013, Paysandú, Tacuarembó, Cerro Largo y Río Negro fueron los departamentos que registraron la mayor superficie vendida; de hecho, en este último se vendió el equivalente a 62% de su superficie.

Los datos en materia de exportaciones muestran que el peso del sector agropecuario es sustancialmente mayor que cuando se miran los datos de producción. Mientras que en 2013 el total de ventas externas del país fue algo más de 9.000 millones de dólares, las exportaciones agropecuarias fueron 6.781 millones, es decir, 75% del total. Si se mira la composición de la canasta de bienes agropecuarios que se exportan, se observa que 33% son productos agrícolas -la soja tiene un peso de 63%-, 15% es carne bovina, 10% son productos lácteos y cerca de 7%, cueros.