Ocurrió un viernes de octubre. Iba a ser el primer baile de dos mellizos, una chica y un varón de 13 años que viven en Malvín. Los preparativos llevaron un buen rato. Él se vistió con camisa a cuadros y chupín, ella con chupín y remera, y con ayuda de los padres y secador de pelo mediante, atendieron todos los detalles de la primera experiencia. Llevaban en sus muñecas las pulseras que servían de entrada y que les había vendido un amigo días antes, a 200 pesos. Llegaron a la matiné acompañados por otro amigo y en la puerta fueron recibidos por los guardias de seguridad. Primero ingresó el amigo. El guardia le preguntó a qué liceo iba. “Al Kennedy”, respondió. Le siguió la niña, rubia; el guardia la miró y pasó sin ser interrogada. Detrás iba su hermano, un poco más morocho; el guardia aprovechó para preguntar: “¿A qué liceo vas?”. El chico respondió el número del liceo, público. Error. Le dijeron que la matiné era un evento para colegios privados. Al cabo de cinco minutos lo dejaron ingresar, no sin aclararle que era “la última vez” que lo dejaban entrar.

El relato llegó a la redacción de la diaria por medio de la madre de los mellizos, pero la situación ocurre con cierta frecuencia, tal como fue confirmado por otros adultos y adolescentes que con normalidad repiten algo que está extendido verbalmente pero no inscripto en ningún lugar: que el evento “es sólo para colegios privados”.

El caso ocurrió en la matiné Non Stop, ubicada en Pocitos, a dos cuadras de Montevideo Shopping. Los eventos son organizados algunos viernes al mes, desde las 20.00 hasta medianoche, y ofrecen DJ y música en vivo. En el sitio en Facebook se aclara: “Non Stop se reserva el derecho de admisión, apuntamos al mejor ambiente con estricta seguridad, concurran de forma adecuada (tanto vestimenta como cortes de pelo) de lo contrario no podrán ingresar!”. Los eventos se difunden en las redes sociales y en las puertas de los liceos privados, donde venden entradas. “Seguimos recorriendo los mejores liceos de Montevideo y en todos hay algo en común, ellos van a Non Stop! Vos vas??”, consultan en las redes. Los liceos Santo Domingo, Seminario, Isasa, Elbio Fernández, Inglés, San Juan Bautista, Crandon, La Mennais, Saint Brendans, Francés, Alemán, Maturana y Jesús María figuran en el listado.

En diálogo con la diaria, el referente de Non Stop negó que hagan discriminación y afirmó que si bien “se hace promoción en colegios privados, en nuestra base de datos también tenemos chicos de colegios públicos”. Reconoció que “se hace control de admisión por la vestimenta y el corte de pelo, pero nada más”. Se pide que quienes ingresen “no tengan los pelos rapados en los costados” y concurran vestidos “acorde a una fiesta, porque es un boliche, no una cancha de fútbol”, dijo, y especificó que no se permiten los pantalones deportivos ni los championes flúo. Los organizadores de Non Stop también se encargan de Wake Up, una matiné del Parque Rodó. El responsable comentó que ambos bailes son promocionados en diferentes colegios -siempre privados- “porque son gente que en realidad no se junta: si a una nena de 12 años del Seminario la mezclás con gente que tenga mala educación no se van a llevar bien, seguro va a haber un choque”. De todos modos, reafirmó que en ambas matinés ingresan alumnos de liceos públicos.

La madre relató el “baño de agua fría” que significó la experiencia y afirmó que su hijo ingresó angustiado, inseguro. El tema fue hablado luego en su casa y en el liceo, y la madre expresó: “Qué suerte que mis hijos vayan al liceo público y estén aprendiendo a convivir con lo diverso, lecciones de vida real, fuera de la burbuja aséptica, sintética”. Se preguntó “si el ‘derecho de admisión’ en este caso no choca con valores democráticos elementales de nuestra sociedad, y excede cualquier ‘libertad empresarial’ en un negocio que apunta a chiquilines de 13 a 16 años”.

Justo sobre ese punto se detuvo Alejandra Pacheco, directora del Departamento de Espectáculos Públicos del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay, quien expresó en diálogo con la diaria que “lo más complejo es que se da en un ámbito de entretenimiento para personas menores de 18 años”. “No podemos pretender que haya un espacio auditado con esos principios de diferenciación. No resultan lógicos para la edad, porque estamos promoviendo que no haya discriminación, que los gurises se socialicen, intercambien, generamos otro tipo de participación y de libertades, y el ejercicio real de derecho de los ciudadanos tiene que ver con la libertad de concurrir a cualquier espectáculo público, porque estamos hablando de un espectáculo público [no se exige invitación], no privado”, alegó, y recomendó a los padres hacer las denuncias en caso de que sus hijos tengan que enfrentarse a esas situaciones.