“Lamentablemente tenía razón”, empezó ayer Graciela Bianchi su intervención en una conferencia sobre propuestas relacionadas con la educación, organizada por el Partido Nacional (PN). ¿A qué episodio hacía referencia? A su renuncia al Consejo Directivo Central en junio de 2010: en aquel momento identificó que había “indicadores claros de un gobierno con políticas autoritarias”.

Luego informó que su “especialidad” es la “gestión”, pero “una de las cosas que uno tiene que reconocer en el mundo moderno es que no cualquiera puede gestionar”. Según Bianchi, existe un problema “gravísimo en la gestión”, algo que ejemplificó con que se está “al borde de que no comiencen las clases por problemas en la elección de horas”.

Bianchi dijo que la decadencia de la educación pública comenzó en los años 60, pero luego de la dictadura hubo “muchos intentos” de los consejos directivos centrales “de distintos partidos políticos, fundamentalmente los partidos tradicionales, que fueron absolutamente bloqueados en forma irracional por quienes ahora detentan el gobierno en la educación”.

“Tenemos generaciones perdidas”, sostuvo la ex directora del liceo Bauzá. Agregó que eso es algo que “hay que asumir” y que obligará a aplicar “políticas compensatorias de muy profundo alcance”.

También sostuvo que si bien los análisis están centrados en secundaria, el problema es “de toda la educación”: “Desde la inicial a la Universidad de la República [Udelar], que no está ni siquiera entre las 500 mejores del mundo”. Pidió que el director general del Consejo de Educación Inicial y Primaria, Héctor Florit, “no le falte más el respeto a la inteligencia de la gente” al decir que se alcanzó el 100% de egreso en ese nivel. “Todos sabemos que la gente no sabe leer, ni escribir, ni entender un texto básico”, sentenció.

Bianchi puso como ejemplo los casos de agresiones físicas a docentes como la manifestación más clara e ilustrativa de que “se quebró el contrato entre la sociedad y la educación pública” y que es necesario “volver a firmarlo”. “Nunca se violó tanto la autonomía de los centros educativos como en los últimos diez años, desde 2005 hasta la fecha”, afirmó. También pidió un cuerpo inspectivo como el que existía antes de 2005: “Habíamos logrado formar una asociación de directores e inspectores que trabajábamos en conjunto, pero hemos vuelto al sistema inspectivo fiscalista, por el cual los inspectores trasladan las órdenes de los consejos”. Según dijo, frecuentemente los inspectores son nombrados por cuota política y sin tener en cuenta su formación.

Luego apuntó a “romper la alianza político-sindical que está gobernando en los últimos años”. “Lo lamento, pero dentro de un tiempo volveremos a reunirnos para seguir lamentando lo que está pasando con la educación”, dijo en medio de los aplausos del público. Al respecto, pidió “eliminar los votos de las corporaciones y, si es posible, que tampoco estén sentados en los consejos”, con lo que contradijo la intervención anterior de su correligionaria, la diputada Ana Lía Piñeyrúa, quien había sostenido que los delegados sociales deberían perder el voto pero mantener la voz en el Consejo Directivo Central de la educación y en los consejos desconcentrados, tal como afirma el programa del PN.

Bianchi aseguró que existió un “acuerdo que se mantuvo en secreto” para la designación de horas docentes. “El Consejo de [Educación] Secundaria delegó en una asamblea de sindicatos y directores o inspectores el acto de asignación de horas, cuando la designación de competencias tiene que ser hecha por ley”, sostuvo. “La cuestión hoy no es entre izquierdas y derechas, es entre la república y el populismo”, finalizó.

También hablaron la diputada Ana Lía Piñeyrúa, el asesor en educación del PN Guillermo Fossati y el coordinador de la agenda de gobierno de ese partido, Pablo da Silveira. Piñeyrúa dijo que si bien es necesario un “nuevo esfuerzo económico” para la educación, “antes de eso hay que ver cómo traducimos esos recursos en más calidad”.

Fossati comparó la tasa de repetición en sexto año de escuela, de 4%, con la del primer año de liceo, de 40%. “Hay una tendencia a repetir que los problemas están en la educación media y los logros en la educación primaria, pero en la educación media se hacen visibles los defectos de la educación primaria”, afirmó. También dijo que el objetivo de llegar a 75% de egresos en educación media es “imposible” y no responde a la verdad histórica. En tanto, Da Silveira criticó el proyecto de la Universidad de la Educación que quiso aprobar el FA pero que no contó con los votos del PN (se necesitaba una mayoría de dos tercios para su aprobación). Según dijo, el sistema de cogobierno que se impulsaba era “aun más trabado que el de la Udelar”. “Es lo que no hay que hacer”, dijo, y argumentó que la experiencia de las universidades pedagógicas, particularmente en América Latina, “es mala”, porque “son universidades que no se integran bien al rango universitario y son vistas con sospecha y cierto grado de desprecio por los integrantes del sistema universitario más tradicional”. “Vamos a arrancar mal si lo que queremos es dignificar la función docente; y además, reproducen la endogamia”. En cambio, propuso que los futuros docentes “estén integrados en universidades completas” y que, durante su proceso de formación, “interactúen y se conozcan con estudiantes que están haciendo otras carreras universitarias”.