En términos sencillos se puede decir que fue un acto emotivo. Pese a la noche fría, el calor de la indignación ante la injusticia permitió que un centenar de personas se reunieran anoche en la plaza Independencia de Carmelo para reclamar justicia por el homicidio de Aldo Perrini Guala, ocurrido en 1974 en Colonia. En términos concretos, uno de sus tres hijos, Dino, resumió en una frase la movida de ayer: “Lo que hizo la Suprema Corte es un mamarracho”.

Tras la aceptación, el 24 de noviembre, del recurso de casación solicitado por la defensa del general Pedro Barneix, un grupo de ciudadanos de Carmelo se movilizó ayer, en el marco de la celebración de los 66 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El grupo, al que apoyan los hijos de Perrini, reclama cambiar el nombre a la calle Roosevelt, emblemático cruce a pocos metros de la heladería Perrini, por el del heladero muerto durante una sesión de tortura en el Batallón de Infantería Nº 4 de Colonia.

El expediente está trancado en la Junta Departamental de Colonia por los integrantes de la bancada del Partido Nacional, y aunque el intendente Walter Zimmer, también nacionalista, firmó hace pocos días el decreto para el cambio de nombre, los ediles de su partido le quitaron 
el apoyo.

Anoche, la movida carmelitana generó la lectura de una proclama en reclamo de justicia por la causa de Aldo Perrini y denunciando que se haya detenido el trámite en la comisión de la Junta Departamental que trata los temas relacionados con el nomenclátor.

Sobre el final, Dino Perrini aseguró que seguirán luchando: “Queremos que estos hombres que torturaron a tantos carmelitanos y que provocaron la muerte de mi padre estén donde tienen que estar”, dijo. “Lo que hizo la Suprema Corte fue un mamarracho. Hay gente del poder que los está encubriendo y no entendemos por qué”, señaló.

Recordó que el expediente judicial dice claramente que los militares Barneix, José Puigvert y José Baudean estaban presentes en el momento en que Perrini cayó desvanecido. “Si ellos no fueron, al menos fueron cómplices”, afirmó Dino.

La gente se fue. El frío se quedó apretando la noche, que transcurría solitaria pero con grandes carteles de esperanza pintados por quienes todavía esperan 
justicia.