La fecha 25 de diciembre sonaba hacía días entre los trabajadores de Casa de Galicia, y no sólo por la Navidad. Ayer venció el plazo acordado entre los médicos y los representantes de la empresa el 24 de noviembre en la Dirección Nacional de Trabajo (Dinatra). En aquel encuentro, los trabajadores nucleados en la Asociación de Médicos y Practicantes de Casa de Galicia (AMPCDG), afiliada al Sindicato Médico del Uruguay (SMU), rechazaron la propuesta de la empresa, que implicaba, entre otras medidas, el retiro incentivado de los profesionales en edad de jubilarse, y se pactó un plazo de un mes para encontrar otras soluciones.

Otros usos

En el monitoreo del MSP también hay quienes señalan errores. En 2013 la empresa comenzó a recibir una sobrecuota de inversión, que es un mecanismo dispuesto por la Junasa para financiar proyectos de inversión de las Instituciones de Asistencia Médica Colectiva (con el aval de los ministerios de Salud Pública y de Economía y Finanzas) para que puedan concretar obras que atiendan al aumento de socios producto de la reforma de la salud. El MSP le aprobó a Casa de Galicia un fondo de 81 millones de pesos para realizar obras. Pero los fondos no se invirtieron para lo que fueron creados. Cuando el MSP se dio cuenta de la situación ya era bastante tarde: la empresa ya había gastado cerca de un millón de dólares. Gallo alegó que la sobrecuota “se utilizó para el funcionamiento, para la viabilidad [de la empresa]; una vez detectado eso se le retiró la sobrecuota y la están devolviendo”. La devolución en cuotas sería en más de cuatro años.

La negativa de los médicos hizo que los trabajadores no médicos, que ya habían aceptado la propuesta de retiro incentivado para los mayores de 60 años, dieran un paso atrás, puesto que estaban dispuestos a hacer ese esfuerzo si se obtenía el ahorro proyectado, pero la solución quedaba renga sin el ajuste a los médicos, había explicado a la diaria Marisa Añón, vicepresidenta de la Asociación de Funcionarios de Casa de Galicia.

Los representantes de la empresa y los médicos tendrán una nueva reunión en estos días en la Dinatra, pero hasta ayer no se había fijado la fecha. El miércoles 17 volvieron a encontrarse en la Dinatra, no por las soluciones de fondo, sino porque los médicos no habían cobrado todavía el salario de noviembre; en ese encuentro, Casa de Galicia se comprometió a pagar los salarios y el aguinaldo el 23 de diciembre, algo que concretó, efectivamente, gracias a un préstamo del Banco República (BROU), concedido con la garantía de las cuotas mutuales del Fondo Nacional de Salud (Fonasa). El jueves 18 los médicos afiliados a la AMPCDG tuvieron una asamblea y dejaron en claro que no permitirían otro atraso en el pago de salarios, así como tampoco recibir un trato diferente al que reciben los trabajadores no médicos (que sí habían cobrado el sueldo). Si el 10 de enero no tienen el pago de diciembre, instrumentarán un paro médico.

Consultado por la diaria, Luis Enrique Gallo, presidente de la Junta Nacional de Salud (Junasa), del Ministerio de Salud Pública (MSP), destacó que se está llegando a soluciones. Valoró que se hayan pagado los sueldos de noviembre y los aguinaldos. Con respecto a las soluciones de fondo, comentó que la empresa “está haciendo una reestructura y bajando los costos operativos para hacerla eficiente” y que muchos de los 55 médicos que estaban en edad de jubilarse ya aceptaron el retiro incentivado.

El desahogo de esta crisis económica y financiera estaría dado, en lo inmediato, por otro préstamo del BROU, al que apostaba la empresa. Adriana Rodríguez, integrante del directorio del BROU, confirmó a la diaria que el préstamo ya tiene el aval del organismo y que la garantía es la cesión de haberes a cobrar que tiene Casa de Galicia por los servicios que vende a la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE).

Cuestión de gestión

El 20 de noviembre el comité ejecutivo del SMU pidió la renuncia de las autoridades y de la gerencia general de Casa de Galicia, porque “no han sabido diseñar un proyecto empresarial sustentable”. Sostuvieron que en setiembre de 2013 publicaron en la revista Ser Médico “la crítica situación económico-financiera de Casa de Galicia” y que eso fue negado por la empresa. Un trabajador médico de la mutualista confió a la diaria que la mutualista no hizo a tiempo los ajustes necesarios y que si tiene una estructura montada como para atender al doble de los socios que tiene, cometió el error de mantenerla durante años. Con su opinión salpicó también al MSP: “El ojo sobre la empresa Salud Pública lo pone extremadamente tarde”, afirmó.

Gallo respondió: “Hace un año y pico que veníamos monitoreando la situación y manteniendo reuniones permanentes con la gerencia y la directiva de Casa de Galicia”. Defendió que a pedido del MSP la empresa contrató a la consultora CPA Ferrere, que propuso la reestructura que se está llevando adelante. El presidente de la Junasa sostuvo que “la intervención no está planteada”. Agregó que por el momento, aunque se quiera, “no se puede fusionar [con otra mutualista], porque el déficit operativo y la deuda que tiene es muy importante; una vez que se estabilice estará en condiciones de dar otro salto, pero en este momento está peleando para salir por sí sola”.

Cuestión de fe Al margen de los trascendidos de prensa y de las resoluciones a alto nivel, la crisis no parece afectar la asistencia. Ese cuidado es mantenido por quienes proyectan la reestructura y también por trabajadores médicos y no médicos que han tomado medidas sin afectar a los usuarios. La calidez de los trabajadores es una de las principales virtudes que destacaron las personas con quienes conversó la diaria en una recorrida por el hall del sanatorio de Sayago. Mostraron su fidelidad hacia la institución. Muchos eran socios “de toda la vida”. “Acá nacieron mis hijos y mis nietos”, decían, y valoraban que “la atención siempre ha sido excelente”. Una nonagenaria expresó: “Dios en el cielo y Casa de Galicia en la tierra”. Hubo también quienes comentaron que no era la primera crisis; rememoraron la más grande, ocurrida en 2000, cuando los trabajadores estuvieron más de un año sin cobrar, y más recientemente en 2006-2007, cuando la mutualista fue intervenida por el MSP. También cuestionaron a dónde ir, expresaron que otras instituciones también tienen crisis y no tanta prensa. Algunos criticaron que desde que se dio el aluvión de socios por el Fonasa tienen que atravesar mayores esperas para conseguir hora con su médico, y lo mismo para determinadas intervenciones. Otros señalaron los problemas de gestión que hasta ahora fueron cubiertos con fondos de la Xunta de Galicia.