Con paraguas y credencial en mano los votantes hacían fila a media mañana en la escuela 104 de Santa Lucía, Canelones. Estaban los empapados de pies a cabeza, los que corrían inútilmente tratando de evitar baches de veredas y calles, y personas mayores que bajaban de taxis y con bastón para llegar a la centenaria escuela. Una pregunta motivaba esta nota y flotaba en el aire: ¿es necesario desarrollar el balotaje siendo tan grande la diferencia obtenida entre los dos partidos que disputan la presidencia en la primera vuelta?

Bandera solidaria

“No estás haciendo nada? Mandale mensajes a tus amigos para que vayan a votar temprano, la tarde va a estar complicada”, tuiteaban las Redes Frenteamplistas a las 11.00, adelantándose a lo que podría ser una jornada intensa por las fuertes lluvias que se registraban a lo largo y ancho de todo el país.

También retuiteaban los pedidos de “auto solidario” para “alcanzar a la gente a votar” desde todos los barrios.

Ante la advertencia meteorológica anunciada para ayer, el Frente Amplio (FA) hizo circular en las redes sociales una campaña que convocaba, por un lado, a los adherentes con vehículos “a colaborar con aquellos votantes que no dispongan de medios para trasladarse a su lugar de votación”, y por otro lado, a los votantes sin vehículo a “hacer señas a los vehículos identificados con el FA”.

La iniciativa se llamó “Bandera solidaria” y establecía que “cualquier auto con la bandera del FA te puede llevar a 
votar”.

“Funcionó más o menos bien”, dijo una militante de la sede del FA a la diaria, “creo que no dejamos a nadie en banda, pero estuvo bravo”, agregó.

El ministro de la Corte Electoral Pablo Klappenbach informó que hubo que cambiar algunos circuitos electorales por inundaciones en Lavalleja, Soriano, Canelones y Florida.

“Un embole. Si hubiera sido por mí, no venía: ya se sabe el resultado”, respondió una mujer. Pasos atrás, un hombre cincuentón dijo: “Para mí está bárbaro. En este caso no tiene tanta emoción y es como un trámite en vano, sí, pero estuvimos muchos años sin votar”. Otro opinó: “Vine con ganas, pero me parece que eso del balotaje no va a ir más, es un gasto para el país”. “Vine porque es obligatorio, tenía pila de cosas para hacer en mi casa”, se lamentó, molesto, un señor. No faltaban quienes manifestaban la alegría de reencontrarse con viejos conocidos, pero no abundaban.

La lluvia seguía cayendo de forma intermitente en las primeras horas de la tarde en el Cerro de Montevideo. “Es romperle los quinotos a la gente: con 48% de los votos [en la primera vuelta], ¿te parece que es necesario tener que votar lo mismo?”, cuestionó una mujer que había ido a buscar a su hija embarazada a Playa Pascual y tenía que volver a llevarla. “Es necesario, sí. No se pueden obviar cosas, la minoría también cuenta”, advirtió otra mujer en el Cerro. Ésa también fue la respuesta de militantes y delegados del Partido Nacional consultados en Santa Lucía y en Malvín, que señalaron que Tabaré Vázquez no fue votado en primera vuelta por la mayoría del país. “Es la última oportunidad para recapacitar, pensar lo que vas a hacer y volver a votar”, expresó una delegada nacionalista.

De tarde, cuando ya amainaba la lluvia, más votantes se arrimaban a las urnas de Malvín y el Buceo. “Es al cuete, está bueno cuando está peleado”, dijo un joven, sin dudar.

La enorme mayoría de los funcionarios que trabajaban en las mesas receptoras de votos opinó que no es necesario pasar por el balotaje cuando uno de los partidos está a punto de obtener la mayoría y es tan alta la distancia respecto de los otros. “Me viene bien la licencia, pero yo soy bancaria: para el país es mucha plata”, expresó una presidenta de mesa. El gasto fue uno de los principales motivos de cuestionamiento.

Washington Salvo, ministro de la Corte Electoral, declaró en diálogo con la diaria que el balotaje costó entre 4 y 4,5 millones de dólares en insumos (hojas y sobres de votación, enseres, transporte de materiales). El pago al personal de custodia de las urnas -policías y militares- y a los funcionarios que trabajan en las comisiones receptoras de votos no está contemplado en esa cifra, afirmó. Añadió que no está ponderado cuánto le cuesta al Estado el pago de seis días de asueto que les corresponde a los funcionarios (a excepción de docentes de enseñanza primaria y media, policías y militares, que reciben un pago o menos días de licencia). A eso hay que sumar el dinero que el Banco República paga luego a los partidos políticos, de acuerdo a los votos que recibieron.