Minutos antes de las 20.00, el presidente José Mujica partió de su chacra de Rincón del Cerro hacia el aeropuerto de Carrasco para viajar a Caracas, Venezuela. Los autos oficiales pasaron frente al quincho de Varela, contiguo a la chacra, sin detenerse. En el lugar, las brasas asaban lentamente pulpones, morcillas, chorizos, solomillos de cerdo y pamplonas, a la espera de la embajadora de Estados Unidos en Uruguay, Julissa Reynoso. Es que la Barra del Quincho -así se autodenomina el grupo de empresarios y comerciantes que organizan comidas periódicamente en el lugar- le hizo una despedida a la joven abogada nacida en República Dominicana y radicada en Nueva York. Reynoso dejará Uruguay a fin de año, y “los amigos del quincho” adelantaron su despedida del año y sumaron a la embajadora, que arribó al Rincón del Cerro con invitados propios. A las 21.00 el quincho y una carpa lindera estaban colmados, y la abundante picada de entrada, con saladitos, brochettes, sándwiches y fiambres se convirtió en la estrella de la noche. Vinos finos y botellas de Johnny Walker etiqueta negra coronaron la oferta gastronómica.

En el lugar se hicieron presentes dos de los recién designados ministros por el presidente electo Tabaré Vázquez: el actual y próximo ministro del Interior, Eduardo Bonomi, y el actual presidente del Banco de Previsión Social (BPS) y futuro ministro de Trabajo y Seguridad Social, Ernesto Murro. También concurrieron el presidente de UTE, Gonzalo Casaravilla, el titular de la Intendencia de Canelones y senador electo Marcos Carámbula, el secretario general de esa comuna, Yamandú Orsi, el ex presidente del Banco República Fernando Calloia, la actual integrante del directorio de ese banco Adriana Rodríguez, el ex intendente de Flores y diputado electo Armando Castaingdebat, el ex representante de los trabajadores en el directorio del BPS Ariel Ferrari y la referente de la Comisión No a la Baja Fabiana Goyeneche, entre otros.

Al llegar, Reynoso dialogó con la prensa justo debajo de una foto de Ernesto Che Guevara que cuelga de uno de los tirantes del techo del quinchado. Dijo que Uruguay le dejó “muchas amistades, cariño y buenos recuerdos”, y que su destino es volver a su casa en Nueva York, para desempeñarse como abogada en el ámbito privado, pero que seguirá militando en el Partido Demócrata. “En mí tienen una amiga. Me tienen ahí, un poquito más lejos, pero siempre voy a estar en contacto”, manifestó. Consultada por la llegada de los presos de Guantánamo, respondió que “el tema sigue en marcha” y que su país está “muy agradecido con Uruguay”. Agregó que espera que “estos hombres lleguen lo más pronto posible, ya que llevan 12 años de prisión sin juicio ni condena”, por lo que Estados Unidos ha sido “bastante criticado”. También confirmó que el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, llamó ayer a Vázquez, y se refirió a “las buenas relaciones” entre ambos países. “Biden llamó para felicitarlo, desearle buena suerte y manifestar la buena voluntad de parte de mi gobierno para seguir trabajando como en los últimos años”, agregó.

Bonomi también habló con la prensa sobre su nueva designación como ministro, y señaló que “no fue una sorpresa”, ya que Vázquez lo había anunciado durante la campaña electoral, algo que fue utilizado por la oposición para atacar al candidato. Consultado acerca de si Vázquez le había pedido algo en particular, respondió: “Hay un planteo que se hizo en la campaña respecto de que en el primer año de gobierno se sienta la mejora, y que al final del gobierno hayan bajado al menos 30% los principales delitos, fundamentalmente las rapiñas”.