-¿Cómo se enteró de que un grupo de padres había sacado a sus hijos del colegio y los había denunciado por violar los Derechos del Niño?

-El 6 de octubre nos enteramos de que había un conjunto de madres, no de padres, sólo de mujeres, que habían creado una situación. El día 5 se habían reunido en la casa de una madre y habían decidido sacar a sus hijos. Cuando pasé por las clases, como lo hago diariamente, encontré que en jardinera habían bajado un conjunto, que faltaban niños. La maestra llamó por teléfono, pero estaban como bloqueados, no querían contestar; nos dimos cuenta de que algo estaba pasando. Inmediatamente llamamos a la inspección, e inmediatamente vino Lidia Manfredi, que es nuestra inspectora. Ella inspeccionó todo -en el año vino siete veces, así que conoce mucho el colegio- y dijo que estaba todo como siempre, que las maestras son maestras de calidad, personas que hace muchos años que están y a las que conocemos. Y la inspectora también.

-Ya había habido un retiro masivo en educación inicial.

-Nunca. Se lo puedo asegurar.

-¿Por qué cree que pasó?

-Ellos cuestionaron a dos maestras y cometieron ese error grave de estar grabando durante seis meses situaciones respecto de las que después, cuando hablamos con una de las abogadas que está en eso, dijo: “Se grabó, se cortó y se volvió a unir”. Eso es lo que dijo, y tengo diez padres testigos de lo que estoy diciendo, que eran grabaciones preparadas.

-¿Por qué piensa que ocurrió eso?

-Hay muchas formas de pensar esto. Hay padres que están usándolo, y tengo tres madres -tengo no, estuvieron acá- que a la vez que se crea todo este problema están viviendo situaciones matrimoniales muy complejas, en estados nerviosos agresivos con las maestras, con el personal de servicio, y en un estado psicológico que no era conveniente para un hijo. En este momento, en nuestro país se está estimulando mucho la crítica, la denuncia, la difamación. Yo me formé en una etapa en magisterio en la que el maestro era respetado y no existía esto, y si existía era muy poca cosa.

-¿Esta denuncia se debió a que se perdió el respeto a los maestros?

-Sí, hay un proceso de la denuncia, todo es denuncia. Los mismos inspectores nos lo dicen.

-Quizá lo que no había antes era tanta información sobre la existencia, por ejemplo, de la Convención de los Derechos del Niño...

-Sí, puede ser, pero era... había otra calidez entre los padres y los alumnos. Ahora los padres tienen problemas en la casa, como éste que yo le estaba contando de tres madres que se están divorciando y están en una situación difícil de violencia doméstica (si lo digo es porque tengo documentos); esos padres eran los que creaban las situaciones...

-¿Es cierto que la institución ha entregado niños sucios de caca o con golpes?

-En lo que usted se refiere, que un niño pudo haber tenido dificultad en el control de esfínteres, a veces pasa. Son tres añitos. Vienen de dos, recién se les sacan los pañales. Hay todo un proceso que la maestra conoce, y en todas las clases hay una o dos colaboradoras. ¿Qué pasa? En el momento, un caso especial en que pasó eso, la violencia doméstica, entonces teníamos en la puerta a un padre con una mujercita con la cual venía, y el niño que no quería salir porque no conocía a la nueva persona. Bueno, todas esas situaciones de violencia en el hogar la descargan a veces en la escuela. Yo entiendo que en el inicio se dio una situación de violencia doméstica comprobada por mí por lo menos en dos personas, eso fue una realidad: el estado nervioso, gritando por todos lados, a veces maltratando a la maestra y a la colaboradora. Eso pasó en esos seis meses mientras ellos grababan.

-¿Qué rol juega la disciplina en el método logosófico?

-La disciplina del colegio es ir hacia una autodisciplina; se va llevando de a poco al niño para que resuelva ciertos problemitas que se le dan normalmente, y vemos resultados preciosos. Por ejemplo, usted ve que está limpio [señala con las manos como queriendo abarcar todo el edificio]. ¿Por qué está limpio? Porque le enseñamos al niño, como la madre en casa, cómo es que tiene que actuar. Sí, cuando trabajan con los materiales se les cae todo, pero siempre se los lleva a que cada uno busque dentro del área donde están esos elementos que ya no sirven y los vamos a depositar en tal lugar. Eso es común, y en este momento en secundaria almuerzan todos ahí afuera, debajo de la anacahuita, debajo del sauce. Los adolescentes, ellos mismos no dejan nada sobre la mesa. Hay un hábito.

-¿Cómo se logra ese buen hábito?

-Mediante conversaciones en clase, a veces no en el momento ni individualmente, sino con todo el conjunto, pero en el momento en que el niño o el joven está receptivo. Cuando el niño está en una situación a veces de carácter, se espera que esté sereno, y ésa es una de las claves del método: para ingresar un conocimiento que afirme la disciplina es necesario que el niño esté en un momento sereno y feliz, entonces se habla, siempre por la parte positiva, reconociendo los logros. Siempre el método logosófico es sobre la parte positiva, no recalca lo negativo.

-¿A veces es necesaria la penitencia?

-La penitencia no; no existe la penitencia.

-Hay relatos que cuentan que les sacaban las sillas cuando los niños no entendían algo o pedían para ir al baño, y los dejaban parados toda la mañana.

-Yo quiero que sepa que los maestros de aquí son probados, conocidos, y el personal hace tiempo que está. Ahora, las madres a veces... para mí eso es un invento, yo paso por las clases, no soy una directora de escritorio.

-¿Es verdad que cuando usted entra a un salón todos los alumnos deben pararse?

-Bueno, sí. Algunos sí, los chicos no.

-Y tienen que decirle: “Buenos días señora directora general”...

-No, eso no [se ríe a carcajadas]. Dicen muchas cosas, se dicen muchas cosas de mí porque tengo una historia muy larga en magisterio. Dicen muchas cosas feas, pero dicen cosas lindas también. Por ejemplo, hoy un alumno de sexto perdió un examen, tenía que recibirse y se recibió igual; tiene algún problemita físico serio, lo amparé todo el año como directora general, y bueno, se crea un vínculo muy lindo. La madre nos decía que hoy no quería ir. Y yo le dije: “Dígale que venga, que le quiero dar un abrazo”. Cuando vino me dio seis abrazos. Escuche bien, seis. Si quiere le habla, lo llamo para que venga; preciosa criatura.

-¿Cuál es el diferencial del sistema logosófico? El diálogo y la insistencia en determinados conceptos parecen ser una de las claves educativas.

-No es diferencial, es hacer lo que algunos docentes no hacen. Hay muchos docentes que hacen esto que le estoy diciendo sin saber que hacen logosofía, porque hay una docencia natural, sobre todo en la parte femenina; en los varones hay también docencia natural, pero no tanto. Acá tenemos profesores preciosos.

-¿Conoce a Inaiara Rocha?

-Sí, cómo no, una niña que quedó embarazada en medio del año. La conozco, y ahí tengo el informe que hice cuando me entrevisté con ella y con su mamá. Después la mamá dio vuelta el informe; felizmente yo ya lo había escrito.

-Ellas están muy enojadas con la institución y con usted...

-Porque la mamá creó una situación. Lo de esa joven, una criatura encantadora, empezó precioso. Quedó embarazada y se lo dijo a una profesora, y esa profesora creyó conveniente informarlo a la dirección. Se esperó un tiempo y se la llamó. Ella me dijo que sentía vergüenza, y yo le dije “no sientas lo que estás sintiendo, nosotros te vamos a proteger”. Pero nos encontramos con otra psicóloga, la psicóloga de la mamá, que cambió las cosas. Ella no vino más, terminó el año desde la casa, le mandábamos todas la pruebas por internet, la ayudábamos, le hablábamos por teléfono.

-¿Y a los compañeros que le dijeron?

-A los compañeros les dijimos que estaba enferma. Eso sí quedó en el registro, que estaba enferma, porque fue lo que la niña pidió.