El 8 de diciembre de 2012 los ómnibus comenzaron a rodar por el corredor Garzón, una obra del Programa de Transporte Urbano de Montevideo que implementa la intendencia capitalina con el fin de mejorar el transporte colectivo metropolitano. El corredor Garzón es la primera de una serie de grandes obras que se extenderán hasta 2020 y que se financian mayoritariamente a partir de un préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

Ni bien se inauguró el corredor, comenzó la lluvia de críticas de pasajeros y trabajadores del transporte en rechazo a su funcionamiento. Motivó letras de murgas, cuestionamientos políticos y hasta la remoción del ex director del Departamento de Movilidad de la Intendencia de Montevideo (IM) Gerardo Urse. Algunas de las fallas iniciales se corrigieron pero otras todavía esperan ser solucionadas. Las resistencias culturales y el incumplimiento de las reglas de tránsito también hacen lo suyo.

La obra costó 40 millones de dólares. Comprendió la edificación de la Terminal Colón, el ensanche de Garzón y la construcción del corredor que se extiende desde la terminal hasta el final de Garzón, cuando los ómnibus toman Llupes. Hubo reformas también en Llupes, Santa Lucía y San Quintín, y se reconstruyó el viaducto. Con veredas, calles y garitas de ómnibus urbanos hechas a nuevo, la remodelación significó una mejora general de la zona, y eso es reconocido por vecinos, usuarios y trabajadores. Sobre el funcionamiento se escuchan opiniones muy variadas: hay quienes están conformes y quienes siguen cuestionando su utilidad, puesto que el viaje en ómnibus lleva tanto o más tiempo que antes.

Cuestión de tiempo

Uno de los principales motivos de la demora es que se colocaron 16 semáforos a lo largo del corredor, cuya sincronización, además, se implementó después de ser inaugurado. Sobre la línea G (lo que antes era el 130 de CUTCSA
y el 468 de COETC), una guarda comentó que ir y volver del centro de Montevideo a La Paz toma dos horas, cuando antes ese recorrido se hacía en una hora y media.

Los ómnibus suburbanos circulan por el corredor sólo entre las 22.00 y las 5.00, pero, a causa de los semáforos, también vieron enlentecidos sus trayectos. Un chofer de la línea 4D de COETC, que une Montevideo y Las Piedras, explicó a la diaria que antes tenía 12 minutos para hacer el trayecto Plaza Colón-Paso Molino, y ahora le toma 20. Un inspector de COPSA aseguró que llegar desde Colón a la terminal de Río Branco antes hacían de 23 a 25 minutos y ahora, 38.

Sin embargo, Néstor Campal, director del Departamento de Movilidad de la IM, aseguró a la diaria que “la velocidad comercial [que es la velocidad promedio del servicio de ómnibus] es prácticamente idéntica a la velocidad comercial preexistente”. Campal pidió considerar otros aspectos. Mencionó que “lo que hace un corredor central es reservar un espacio para el transporte público cuando la saturación que alcanza una vía, por efecto del crecimiento del transporte privado, hace que el transporte público sea mucho más lento”: señaló que si la venta de automóviles se mantiene, “Garzón va a tener una velocidad constante mientras que en las demás vías, donde no hay corredor, la velocidad comercial del sistema de transporte va a ir disminuyendo”. El jerarca indicó que en muchas partes los corredores se construyen cuando las velocidades comerciales son muy bajas, pero “el tema es que Garzón tenía un tránsito relativamente fluido, la velocidad comercial preexistente no era la velocidad de una zona en conflicto y por lo tanto el aumento de velocidad no es perfectible, nunca iba a ser perfectible, cuando 16 cruces que no tenían semáforo empezaron a tenerlo”. Sin embargo, el programa acordado con el BID preveía llevar la velocidad para el transporte colectivo de 16 kilómetros por hora (línea de base de 2007) a 22 kilómetros por hora.

Garzón fue el primero de los seis corredores que tiene previsto construir la IM. Si la velocidad no era un problema en esa zona, ¿por qué se comenzó por Garzón, entonces? Campal no estaba a cargo del Departamento de Movilidad cuando se resolvió hacer la obra, pero argumentó: “Cuando inaugurás un sistema de esta naturaleza, que es complejo y novedoso, no lo vas a hacer en un punto de conflicto; tienes que hacerlo en un lugar que puedas manejar correctamente”. “No es una obra que yo repetiría en otro punto de Montevideo en idénticas condiciones; de hecho, el proyecto de General Flores, que es el segundo, sufrió una serie de modificaciones por parte de los técnicos de la IM, en acuerdo con las compañías de transporte, para tratar de superar una serie de problemas que tiene hoy Garzón”.

Cruces, trasbordos y accidentes

Las paradas de ómnibus sobre el corredor y el tamaño de los refugios no terminan de convencer, principalmente por el tiempo que les lleva a las personas mayores cruzar las intersecciones. Los refugios de las paradas de la plaza Colón fueron ampliados y ahora tienen doble acceso, respondiendo al alto tránsito de personas. Mientras algunos pasajeros dijeron que el espacio seguía siendo sumamente estrecho, otros lo negaron y comentaron que la gente se amontona en las cabeceras.

“El corredor funciona bien, pero a los usuarios no nos conviene”, expresó una señora que esperaba, el martes, su trasbordo en la Terminal Colón. Era de Lezica, y tanto esa zona como Melilla se vieron perjudicadas en su conexión con el Centro, porque para cada viaje deben tomar dos ómnibus en lugar de uno, y para pasar por la terminal deben hacer cuadras en el sentido contrario al que se dirigen. Campal señaló que ahora hay coches directos que van hacia Lezica y evitan el pasaje por la terminal, aunque no hay en sentido contrario.

Otra cuestión que causaba molestia en los usuarios era el trasbordo obligatorio en la Terminal Colón; el requisito se eliminó en mayo, luego de un año y medio.

Choferes, guardas y pasajeros criticaron los siniestros de tránsito que se producen muchas veces por confusiones al interpretar los semáforos; por ejemplo, cuando los coches que circulan por fuera del corredor doblan a la izquierda en cuanto ven la luz verde, sin considerar que no es para doblar. Los datos de la Unidad de Seguridad Vial, sin embargo, registran una disminución de la siniestralidad: en 2011 hubo 151 choques, en 2012, 164, en 2013 hubo 122 y al 30 de noviembre de 2014 habían ocurrido 107.

Terminal

Es multimodal, tal como se había anunciado. Tiene un estacionamiento para bicicletas y paran los trenes, a dos minutos de hacerlo en la estación Colón. Muchos de los locales todavía están vacíos. Por ahora funciona una oficina del Ministerio de Desarrollo Social y se está instalando una de la Dirección Nacional de Identificación Civil. Un quiosco y una panadería son los comercios que más funcionan, mientras que otros presentan muy baja actividad, menos después que se eliminaron los trasbordos obligatorios.

El beneficio que más mencionaron los usuarios es el de poder hacer el trasbordo en un lugar seguro, bajo techo, con un lugar para comprar o comer algo y baños públicos. De todos modos hubo quienes criticaron el tamaño de la inversión, para la poca cantidad de personas que la utilizan. Alabaron que en los tableros electrónicos figure la hora a la que pasa el ómnibus, pero lamentaron que muchas veces los horarios no se cumplan y ningún inspector sabe responder a qué hora pasará.

Por fuera

Salvo durante la noche, los coches suburbanos transitan por fuera del corredor, porque van a otra velocidad y éste no permite rebasar. Un inspector criticó que “el corredor se pensó sólo para los ómnibus de acá y se olvidaron de las líneas que transportan más cantidad de gente”. Lamentó, además, que no exista ni un solo refugio para quienes esperan ómnibus suburbanos.

Campal reconoció que “uno de los temas más complejos es tratar de hacer recorrer por la misma vía dos tipos de servicios con vías diferentes, como lo son el urbano y el suburbano”. Dijo que en General Flores se evitó ese problema porque la calle es más ancha, pero en Garzón “hay que buscar soluciones diferentes porque no existe el espacio a menos que hagas expropiación y una modificación del ancho total de la avenida”, y acotó que “no son posibilidades que se estén manejando en este momento”. En relación a los refugios para ómnibus suburbanos, “cuando circulen por el corredor ese problema se solucionará”, aseguró Campal, pero añadió: “No estamos planteando un plazo específico”.