Llegaron ómnibus, autos, camionetas y caballos desde distintos puntos del país para acompañar el Primer Festival del Peón Rural. En el lugar había banderas del Sipes y la Unión Nacional de Asalariados, Trabajadores Rurales y Afines (UNATRA), que distinguían las casitas de MEVIR para hacer más fácil la llegada. De un lado de la ruta estaban el ruedo y la cancha de fútbol; del otro lado, las viviendas con su salón comunal y la escuela. Algunas de las casas fueron abandonadas por sus dueños para cederles el lugar a sus compañeros que llegaban de otros puntos del país.

Desde temprano en la mañana del sábado una decena de mujeres con remeras del Sipes iba de un lado a otro solucionando cosas de último momento y cocinando empanadas en el salón comunal. Según dijeron las sindicalistas, prepararon 11 kilos de carne picada para las empanadas, y para el mediodía ya tenían un latón lleno de mercadería pronta para hacer finanzas.

Pantaleón Machado, uno de los delegados del Sipes, estaba instalado con su tabaco Peruano en una mesa de plástico afuera del salón comunal. Ahí vendía rifas para pagar los viajes a Montevideo de los delegados sindicales, repartía folletos con información para los trabajadores y mantenía largas charlas con alguno que otro que aprovechaba para sacarse dudas sobre sus derechos. También para eso estaba el móvil del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) que recorre todo el país para informar a los trabajadores sobre sus derechos y, según el encargado del puesto, también a los patrones, en algunos casos.

El primer día del festival se fue entre el campeonato de fútbol al rayo del sol, las charlas y los intercambios casuales sobre derechos laborales y experiencias de los trabajadores que, acompañadas de mate o alguna bebida alcohólica, siguieron durante todo el fin de semana. Los chistes, comentarios y opiniones sobre el próximo gabinete estuvieron presentes en las rondas de conversaciones; incluso una trabajadora llegó a aventurar: “Con Tabaré no va a ser lo mismo”, en alusión al apoyo recibido en estos años del presidente José Mujica.

Todo listo

En el salón comunal se preparaban las luces para el baile de la noche, y afuera, el escenario para la peña. Mientras, en el parlante sonaban guitarras y acordeones que acompañaron toda la tarde de calor norteño.

Dorcito Pato Álvez, peón rural de Arerunguá, no aguantó hasta la noche y también ayudó a musicalizar las rondas con su guitarra desafinada. Más tarde demostró sus dotes en el escenario, aunque antes de subirse confesó: “¡Yo no sé nota ninguna! De noche tocaba solito hasta que aprendí de oído”.

Al finalizar el taller de salud laboral, los valientes que soportaron el calor salieron a ver al grupo de danza folclórica Los Horneros, unos 15 adolescentes y jóvenes que fueron a apoyar la actividad del Sipes desde Río Branco. César Rodríguez, dirigente del sindicato, destacó la presencia de este grupo en otras actividades anteriores.

Los niños de Punta de Carretera no titubearon ante la pregunta sobre si ellos también quieren trabajar en el campo: un sí a coro dejó claro lo que les gusta. Algunos ya ayudan a sus padres a arrear animales, vacunarlos y alimentar a los terneros. El Sipes para ellos significa “las ocho horas para trabajar en el campo” y “que no pueden explotar más a los peones”.

Según cuentan los trabajadores, las condiciones en las que el patrón de Daniel Pirulo Silvera lo quiere obligar a trabajar no se condicen con las explicaciones que los niños dan con tanta claridad. Silvera, que aparecía en uno de los videos de la campaña electoral de Tabaré Vázquez, está en estos días dilucidando su situación en el MTSS, y para hoy estaba fijada la última audiencia. Hasta ahora, el contador Diego Ortiz, su patrón, sólo accedió a arreglar la casa en la que vive el peón, hoy en pésimas condiciones. Los trabajadores saben que si el caso pasa a un juzgado, el trabajador tiene todo a su favor. Según los miembros del sindicato, Ortiz es propietario, además de 13 estancias, de un frigorífico y una empresa de transporte, y no es la primera vez que la organización se enfrenta a él por casos de persecución sindical.

A pesar de la situación y de la preocupación de sus compañeros por saber qué va a pasar hoy en el MTSS, a Silvera se lo vio muy tranquilo; también a su abogado, Andrés Leites, que estuvo todo el fin de semana acompañando al sindicato.

A la hora del baile las preocupaciones se habían ido. Las mesas y las sillas del salón se cambiaron por luces de colores, amplificación y humo de una discoteca de Tacuarembó. El calor, el sudor y el humo no acobardaron a ninguno de los presentes, y el baile duró hasta las 6.00. Tal fue la repercusión, que la fiesta prevista en Caraguatá, poblado cercano a Punta de Carretera, se suspendió y los vecinos se fueron a bailar con los trabajadores del Sipes.

Madrugada y protocolo

Al otro día, hubo quienes durmieron hasta las 9.00. Los peones madrugadores los recibieron con un “buenas tardes” burlón. Para la hora de las pruebas camperas estaban todos de pie del otro lado de la ruta, hasta que al mediodía una comitiva salió a recibir a la senadora Lucía Topolansky (Movimiento de Participación Popular, Frente Amplio), presidenta en ejercicio.

Fue escoltada hasta la entrada del lugar por peones muy jóvenes a caballo, con banderas del Sipes y la UNATRA, en un acto casi protocolar que no estaba previsto por los organizadores. La senadora hizo una intervención breve en la que llamó a continuar trabajando en la organización, en la conquista de derechos, y aseguró que no es fácil. Los peones recibieron emocionados el saludo del presidente José Mujica que les transmitió su esposa. Para ellos, el mandatario fue vital en el crecimiento de la organización. Consultados con respecto a la figura de Mujica, dicen que los “ayudó mucho en estos años, con las ocho horas y el salario”. En los relatos de la gente, las conquistas de los trabajadores se funden, con las iniciativas del gobierno y el Poder Legislativo, en la figura del presidente.

Estas conquistas fueron enumeradas por Natalia Machado, afiliada al sindicato, que estuvo a cargo de la oratoria en representación del Sipes.

Machado hizo un repaso de los logros de la organización desde su creación: la posibilidad de sentarse a negociar con sus patrones, el aumento salarial y las mejoras en las condiciones de trabajo, entre otros. Destacó el apoyo institucional que les han dado diversos organismos y señaló que es necesario construir más núcleos de base y seguir trabajando en la formación de los afiliados.

Álvez, por su parte, afirmó que esto es necesario porque “los patrones se están poniendo negativos” y nadie los va a ayudar. “Nosotros nos ayudamos entre nosotros los pobres, nomás”, sintetizó. El peón cierra cada frase con una sonrisa, no importa lo duro que sea lo que está diciendo. Con esa energía también explica por qué está en el Sipes: “Queremos a nuestra gente y queremos defender lo nuestro”.