“Existe la política de la presencia. Yo diría que también existe la política de la ausencia, y no quiero dejar de registrarla. Aquí fueron invitados todos los candidatos y tenemos solamente a una, que casualmente es la única mujer que se postula”, comenzó su intervención el historiador y politólogo Gerardo Caetano, que describía la situación que se vivió ayer en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.

Además de Moreira, habían sido invitados los nacionalistas Jorge Larrañaga y Luis Lacalle Pou, y el colorado Pedro Bordaberry, pero ninguno de los tres asistió al acto. Caetano sí destacó la presencia de algunos dirigentes del Partido Colorado (PC), como el senador Alfredo Solari y la candidata a diputada Andrea Maddalena, quienes integran una lista paritaria en Montevideo. En el evento no hubo dirigentes nacionalistas de notoriedad.

Caetano habló de una “situación escandalosa”: la subrepresentación de las mujeres en los tres poderes del país. Su representación se encuentra por debajo no sólo de la media de la región, sino también de la del mundo. La coordinadora residente del Sistema de Naciones Unidas en Uruguay, Denise Cook, fue la primera en dar algunos datos: si bien 52% de la población uruguaya son mujeres, sólo 14,3% del gabinete lo son; en el Parlamento, las mujeres ocupan 13,1% de las bancas, casi diez puntos por debajo del promedio mundial (21,8%) e incluso tres puntos por debajo del promedio de los países árabes (16%). A nivel de los organismos máximos del Poder Judicial, Uruguay comparte el último puesto en el ránking de la región, sin representantes femeninas en la Suprema Corte de Justicia (SCJ). Según Caetano, se trata de una “contradicción flagrante” del país con su “identidad democrática”. “La ausencia de los candidatos es todo un símbolo, y no hay excusas”, aseguró.

Antes, la investigadora del Instituto de Ciencias Políticas de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República Niki Johnson expuso que, con base en un modelo elaborado tras las elecciones de 2009, la aplicación de la ley de cuotas no cambiará sustantivamente estas proporciones (especialmente en la elección de los diputados del interior, en la que generalmente sólo resulta electo el cabeza de lista). Johnson expresó también la conveniencia de utilizar un sistema de paridad entre hombres y mujeres, para lograr cambios de mayor notoriedad.

La mesa servida

La oportunidad fue aprovechada por Moreira, única oradora presidenciable del evento: “Los precandidatos no están acá porque no han priorizado esta actividad. Eso habla de lo subsidiarios que son estos temas en la campaña. En el momento de juntar votos, ir a un debate que parece intelectual y feminista no parecería aportar mucho, y eso habla de la política cortoplacista que nos ha llevado a esta situación”.

La precandidata frenteamplista dijo que el sistema de partidos uruguayo se caracteriza “por la jefatura masculina de hombres grandes que en general imponen su criterio, sobre todo en el armado de la lista”. También cuestionó el “formato” de competencia interna entre militantes para el armado de las listas, sistema que viene utilizando el PC y el nacionalista Jorge Larrañaga en Montevideo: “Esto termina reforzando a los hombres, porque las mujeres tienen visibilidad y menos plata, y cuando compiten en estas instancias no les va a ir bien”. También se animó a afirmar que la elección de Mónica Xavier como presidenta del Frente Amplio en 2012 se dio “porque votaron 170.000 personas”. “Si hubiera sido algo realmente popular, no sé si tendríamos una presidenta mujer”, aseguró. Según dijo, en caso de llegar al gobierno aplicará un sistema paritario, no sólo para el gabinete, sino también para todos los cargos políticos de los organismos estatales.

Finalmente, cuestionó la representatividad femenina en el Secretariado Ejecutivo del PIT-CNT: “Me quiero matar, es una en 13”.