Abre la puerta de su oficina, saluda y pone tres vasos sobre la mesa, que llena con agua gasificada. Tras el primer trago, aconseja no creer ni la mitad de las cosas que se dicen sobre él, aunque en el transcurso de la entrevista reconoce que, producto de la pasión, pudo haber actuado incorrectamente en alguna ocasión, como cuando se levantó gritando y abandonó una reunión con funcionarios de la IM, o cuando increpó a técnicos de Hidrografía por los planteos que le hacían.

Antes de que el primer clic pudiera sonar, Fernando Capurro aclaró que no deja que le saquen fotos. Dice que así puede mantener un bajo perfil, lo que favorece la gestión de sus diferentes empresas, entre las cuales, además de Dinvert, se cuenta Kios SA (de remolcadores). Resume el problema con la IM en que Kambara no había “solicitado la habilitación de final de obra” en 1982 cuando comenzó a operar, más allá de haber gestionado los permisos de construcción. Asume que no estaba ajustado a la normativa departamental en materia de cuidado del medio ambiente, en concreto en el manejo de residuos sólidos y líquidos. Se define como activista ambiental (“en mis barcos no dejo que nadie tire ni siquiera un papel al agua”), pero concede que, por ignorancia de la normativa, de no haber sido acusado, seguramente hubiera seguido operando como lo venía haciendo.

Acerca de los incumplimientos, como no haber realizado las obras a las que se había comprometido como contrapartida a la concesión de la actividad portuaria, ni constituido las garantías estipuladas (200.000 dólares), el empresario alega que la obra en cuestión era la remodelación de la escollera construida por Kambara, pero que la DNH le exigió “prácticamente que hiciera una nueva, como la de Punta del Este, algo que hubiera costado 2.500.000 dólares, más que el valor mismo del terreno”. Dijo que para destrabar la situación propuso que le redujeran el monto de las garantías para renegociar las obras.

Sobre la Dinama, asegura que tras la denuncia recibida se puso al día en cuatro meses y ya está todo solucionado, y que se le ha reconocido como empresa que tiene un plan de gestión ambiental, que consiste en la trazabilidad de los residuos que se generan, tanto líquidos como sólidos, es decir, que se hace responsable del buen destino de éstos.