El domingo finalizaba la 89ª edición de la Criolla del Prado, que organiza la Intendencia de Montevideo. Mientras un avión sobrevolaba el predio, con un cartel en la cola que decía “Libertad para los animales”, en el ruedo las jineteadas se sucedían una tras otra, ajenas al mensaje del cielo. Un grupo de activistas contra el maltrato animal ingresó por la puerta que da a la calle Lucas Obes, pagaron sus entradas, y se dirigieron al ruedo. El plan era saltar el cerco, ingresar en la doma y mostrar una pancarta al público con una consigna contra el maltrato hacia los caballos. Pero, poco antes de llegar a las vallas, una de las activistas comenzó a gritar a la multitud: “No aplaudan esto, están aplaudiendo la tortura, esto se tiene que terminar”. La mayoría siguió aplaudiendo, algunos dejaron de hacerlo, asombrados, y unos pocos le contestaron a la joven. “Andate, esto es una tradición, por qué no te dedicás a defender a las personas”, gritaron.
El intercambio continuó y el griterío fue subiendo de tono en ambos bandos. En pocos minutos, arribó al lugar un grupo de hombres vestidos con remeras negras que decían “Seguridad”, que tomaron de los brazos a la joven que había gritado y a otra que estaba repartiendo volantes, para retirarlas del lugar. Las jóvenes se resistieron gritando e intentando liberarse de los hombres; éstos respondieron torciendo brazos y empujando a las mujeres hacia la puerta. Luego llegaron varios policías hombres y mujeres y las jóvenes fueron arrojadas al piso y reducidas con llaves en los brazos para ser expulsadas del predio.
Maltrato, ¡animal!
Todos estos hechos fueron registrados en video por el periodista Santiago Reyes, que desde hace dos años viene siguiendo las protestas de los activistas contra el maltrato animal con el fin de hacer un documental. No es la primera vez que filma golpizas y maltratos a personas por parte de policías y particulares. Pero esta vez la violencia también le tocó a él. Mientras captaba cómo retiraban a las dos jóvenes, un funcionario de la Inspección General de la Intendencia de Montevideo, que participó en el operativo de expulsión, intentó quitarle la cámara que llevaba en la mano. Pero Reyes también filmó con una cámara Gopro, dispositivo que se coloca en la frente, y pudo registrar los manotazos que le dieron a su cámara con trípode. La violencia no terminó ahí. Reyes continuó filmando cómo arrastraban a las mujeres por la calle principal de la Rural y captó el momento en el que uno de los funcionarios de seguridad lo increpó por estar filmándolo. El inspector municipal nuevamente intentó quitarle la cámara. Pero como la acción no tuvo éxito, y Reyes insistió en preguntar al funcionario por qué se llevaban a las mujeres, uniformados y personas vestidas de civil arremetieron contra el periodista, lo redujeron en el piso e intentaron esposarlo. Reyes colocó las cámaras entre su cuerpo y el piso y se aferró con fuerza a ellas. “Llévenme a mí, pero a las cámaras no, a las cámaras no”, repite varias veces en el video que ayer de noche subió a Youtube con las imágenes de lo que le sucedió.
Falta y resto
Reyes fue retirado esposado de la Rural, y en la vereda, previo a ser subido a un patrullero, fue obligado a arrodillarse. “Me hacen arrodillar, luego me ponen la cara contra el piso y me empiezan a pegar. Yo empiezo a gritar a la gente que estaba en la vuelta ‘filmen y súbanlo a internet’, y entonces uno de los policías comenzó a ahorcarme... luego me soltó, pero antes me clavó el pulgar en la garganta y lo deslizó por mi cuello”, contó Reyes. La presión del dedo y de la uña le provocaron a Reyes una profunda herida, de la que aún conserva la cicatriz. Luego fue introducido en el patrullero junto con un activista y conducido a la Seccional 7ª, donde permaneció detenido unas horas. Como además de él fueron detenidos dos activistas, otros manifestantes organizaron una protesta espontánea frente a la comisaría, portando carteles que pedían su liberación. Según Reyes, este hecho acortó su estadía en la seccional, y al ser liberado pudo recuperar sus cámaras. Pero además de toda la situación vivida, recibió una notificación en la que es citado como indagado al Juzgado de Faltas de 1er Turno. “La acusación es por desacato, y yo me pregunto: ¿desacato a quién? Yo sólo estaba haciendo mi trabajo, intentaron robarme la cámara, y después me detuvieron, me golpearon y nunca resistí a que me llevaran. Pedí por mi equipo de trabajo, al que incluso le rompieron el trípode. ¿Eso es desacato? Está todo filmado”, expresó Reyes, que colgó los videos ayer de noche en el canal de Youtube que lleva su nombre.
Reyes teme por la aplicación de la Ley de Faltas, ya que la normativa no permite la apelación del fallo. Esta imposibilidad había sido cuestionada por el Colegio de Abogados, que presentó un recurso de inconstitucionalidad. El propio fiscal de Corte, Jorge Díaz, opinó que ese artículo de la ley no es constitucional. Sin embargo, en febrero la Suprema Corte de Justicia emitió el primer fallo a favor de su constitucionalidad. Reyes y un activista contra el maltrato animal deberán concurrir el miércoles 30 de abril a las 14.00 a la sede de Faltas ubicada en Bartolomé Mitre 1275, para ser interrogados. El juez puede abrir un juicio por faltas o archivar la denuncia que presentó la Policía. El periodista será recibido el lunes por la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo, y prepara una denuncia penal contra los funcionarios públicos que lo agredieron.