El Instituto Cuesta Duarte (ICD), dependiente del PIT-CNT, publicó su informe trimestral, en el que no sólo incluye una mirada de la coyuntura económica, sino que también dedica un apartado a destacar la importancia de que la economía haya vivido diez años seguidos de crecimiento, que fueron positivos también en los planos social y 
político.

En relación con el mercado de trabajo, el informe destaca que en 2013 los principales indicadores “mostraron un pequeño retroceso respecto a los últimos dos años”, aunque recuerda que “algunos pronósticos muy desfavorables no se cumplieron”. Si bien la tasa de empleo en 2013 fue inferior a la de 2012 (59,6% en 2013 respecto del 59,9% del año anterior), el número de ocupados de la economía se ubicó en 1.617.000 personas, lo que se corresponde con un incremento de más de 3.000 puestos de trabajo respecto de 2012. La tasa de desempleo se incrementó de 6,5% a 6,6% en 2013, “lo que determina casi 114.000 desocupados, cifra no muy superior al mínimo histórico de 110.000” desempleados alcanzado en 2011.

Ante esta realidad, el ICD destaca que el gran desafío del mercado laboral continúa centrado “en la mejora de la calidad del empleo”, y recuerda que el no registro en la seguridad social, “pese a que en los últimos cinco años cayó de 33,4% a 25,3%, aún afecta a casi 410.000 ocupados”. El informe indica también que el subempleo -aquellos trabajadores con menos de 40 horas semanales que desean trabajar más- alcanzó en 2013 a casi 110.000 personas.

En opinión del ICD, este tipo de problemas vinculados con la calidad del empleo, junto con “la elevada proporción de trabajadores con salarios sumergidos”, se ha venido reduciendo gracias a las políticas implementadas, “aunque a un ritmo menor al deseable”. Según se indica, este hecho “claramente reafirma la necesidad de profundizar en los instrumentos y mecanismos que han permitido estos avances”.

Más iguales

El ICD también destaca la caída registrada en la pobreza, aunque llama la atención sobre su concentración en los menores de 12 años y en los trabajadores no registrados en la seguridad social. En relación con la desigualdad en los ingresos, para el ICD existe una “estabilidad respecto a las cifras positivas alcanzadas en 2012, que marcaron un fuerte descenso respecto a los niveles de mediados de la década anterior”, y recuerda que mientras en 2006 el 20% más rico “detentaba casi la mitad del ingreso total y el 20% más pobre se quedaba con poco más del 5%, en 2013 esos porcentajes se ubicaron en 41,6% y 7,5%, respectivamente”, lo que marca un “avance que debe ser profundizado a los efectos de consolidar el proceso de desarrollo económico”.

Además, “desde otra mirada de la desigualdad”, el ICD destaca que en 2013 la masa salarial volvió a crecer en términos absolutos, aunque menciona que, “como era esperable”, en la medida en que el salario real creció menos que el producto 
-3% versus 4,4%- y el empleo permaneció “prácticamente estancado, la participación de la masa salarial en el producto cayó a 32,7% en 2013, luego de haber permanecido estancada en 33,2% en los dos años previos”.

La parte del león

El informe menciona la inflación como “uno de los principales desafíos de la coyuntura”, y recuerda que aquélla se ubica por encima del rango meta establecido por el gobierno, a pesar de la aplicación del plan UTE Premia en diciembre. Según el ICD, “el escenario se presenta complejo”, ya que el margen para aplicar “las políticas de corto plazo habituales para combatir el crecimiento de los precios es reducido”. Señala la poca efectividad que tiene la política monetaria contractiva, ya que el aumento de los precios responde “a un crecimiento genuino de los ingresos de los hogares”.

Destaca que “medidas ortodoxas de ajuste” a nivel de los salarios y el gasto público harían recaer el peso del combate a la inflación “exclusivamente sobre los sectores más desfavorecidos de la sociedad”, además de que entiende que “medidas de ese tipo no aseguran un efecto a la baja sobre los precios”.

Por otra parte, el informe advierte que otras medidas, como la reducción de algunas tarifas públicas, implican sacrificios fiscales importantes y pueden tener un efecto de contención de la inflación “solamente en el muy corto plazo”. Desde el instituto de la central sindical se prefiere llevar adelante políticas “de mediano plazo” y contar “con un estudio detallado sobre las principales cadenas, su composición, su grado de concentración y de posición dominante, para poder analizar cómo se forman los precios”.

Adicionalmente, destacan la necesidad de analizar el grado de rentabilidad de cada actor de las cadenas para identificar “situaciones de rentabilidad extraordinaria” que expliquen “una parte de los incrementos en los precios”.

Duración y calidad

El informe incluye un anexo denominado “Diez años de crecimiento económico”, en el cual se destaca que, “con el dato de 2013, la economía uruguaya cierra un ciclo de diez años de crecimiento ininterrumpido”. Se menciona que en 2013 la producción en volumen físico se ubicó 73% por encima de su nivel de diez años atrás. “Tanto por la duración del período de crecimiento como por la magnitud del mismo, se trata del ciclo de crecimiento más importante desde mediados del siglo pasado”, indica. Recuerda que para una economía como la uruguaya, “que en las últimas décadas adoleció de la doble problemática de la falta de continuidad de los ciclos de crecimiento económico y las bajas tasas a las que crecía”, se trata de un período “sumamente relevante en el plano económico, y también político y social”.

Según el ICD, el crecimiento económico permitió “cambiar el foco de la discusión desde los equilibrios macroeconómicos hacia lo real”. Concluye diciendo que “una economía que crece a una tasa media de 5,6% anual y en una década aumenta en más de 70% el volumen de su producción, si no distribuye cada vez mejor, profundiza ineludiblemente la desigualdad y la 
injusticia social”.