La primera marcha se realizó el 20 de mayo de 1996, y si bien se eligió la fecha en la que se conmemoraban los 20 años de los asesinatos del senador del Frente Amplio (FA) Zelmar Michelini, del diputado del Partido Nacional (PN) Héctor Gutiérrez Ruiz y de Rosario Barredo y William Whitelaw en Buenos Aires, la convocatoria era más amplia: “Por verdad, memoria y nunca más marchamos en silencio, en homenaje a las víctimas de la dictadura militar y en repudio a las violaciones de los derechos humanos”.

Ayer, como en todas las anteriores, la marcha fue encabezada por miembros de Madres y Familiares de Uruguayos Detenidos Desaparecidos portando una enorme pancarta con la consigna de la marcha y carteles con las fotos de aquellos a quienes buscan desde que fueron detenidos por la dictadura. Atrás de ellos marchó la organización de ex presos políticos Crysol, que reclamó en sus pancartas “Justicia para los 5 fusilados de Soca” y llevó carteles con sus fotos.

Sabemos de esto

En la marcha de ayer participó un grupo de estudiantes muy jóvenes pertenecientes a una institución educativa judía, portando un cartel que decía: “Judíos progresistas presentes”. Pero el que también participó, esta vez por primera vez, fue el nuevo presidente del Comité Central Israelita del Uruguay, Sergio Gorzy. El periodista dijo a la diaria que hay organizaciones judías que “están siempre” en esta marcha y explicó su presencia aduciendo que “saber la verdad, que se esclarezcan los hechos y saber dónde están los desaparecidos es clave para poder lograr el perdón definitivo, si es que existe, porque lamentablemente eso lo pueden hacer los que ya no están”. “Los judíos sabemos de qué se trata esto, y por eso no se podía faltar”, concluyó Gorzy.

Más atrás, un importante grupo de personas provenientes de Carmelo, en Colonia, llevó carteles con la foto de Aldo Perrini, muerto a causa de las torturas recibidas en el Batallón de Infantería Nº 4 de ese departamento. Una gran pancarta decía: “En Carmelo, la justicia es cosa de miles”, y al lado figuraban los nombres de los cuatro militares y los dos médicos responsables de la muerte de Chiquito Perrini. Luego se ubicaron militantes de la Mesa Permanente contra la Impunidad, estudiantes de la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay, de la Coordinadora de Estudiantes de Secundaria, y diversos sindicatos y gremios de trabajadores. La Asociación de Estudiantes de Educación Social llevó un cartel que decía: “El Sirpa tortura, el gobierno calla. Verdad y Justicia, ayer y hoy”. Más atrás algunos grupos de la izquierda no frenteamplista, como el Partido de los Trabajadores, rompieron con la pauta de no llevar identificaciones partidarias, mientras que otros se dedicaron a entregar volantes con propaganda electoral.

Cuando la marcha arrancó, comenzó una fina llovizna que con el paso de los minutos y de los manifestantes por 18 de Julio se fue convirtiendo en un fuerte chaparrón. Al llegar a Ejido, por la red de altoparlantes se comenzó a nombrar a todos los desaparecidos, y luego de cada nombre, la multitud respondió: “Presente”. Cuando la marcha llegó a la Plaza Libertad, la lluvia había provocado que se abrieran paraguas y que la gente se cubriera la cabeza con lo que fuera. Las estrofas del Himno se cantaron bajo agua, pero a pesar de eso, nadie se movió de su lugar. Luego de cantar, como ya es tradición, la gente aplaudió por largo rato, hasta que las manos, mojadas, se cansaron. Entre los presentes se comentó que fue una de las marchas con más participación de los últimos años, parecida en concurrencia a la de 2009, también en año electoral, pero en plena campaña por el plebiscito para anular la Ley de Caducidad.

Luego de que terminara la concentración final y mientras la gente se iba retirando, en la vereda norte de la plaza integrantes de Plenaria Memoria y Justicia colocaron fotos de militares acusados de violaciones a los derechos humanos que no fueron procesados, y luego de nombrarlos uno a uno, les pintaron un letrero que decía: “Culpable”.

Profundizar la búsqueda

Como en anteriores ocasiones, la marcha contó con la presencia de personalidades políticas del FA, muchas de las cuales comenzaron yendo a la movilización como dirigentes o simples militantes y ayer lo hicieron como autoridades del Poder Ejecutivo o legisladores. El presidente José Mujica había anunciado su participación y cumplió. Apareció acompañado de su esposa, la senadora Lucía Topolansky, con una boina en la cabeza y abrigado con un sobretodo. Al llegar a la calle Cuareim, el presidente se escabulló rápidamente de la movilización.

Consultado sobre qué le demandaría Madres y Familiares al próximo gobierno, el integrante de esa organización Ignacio Errandonea dijo a la diaria que “hay que profundizar una voluntad política” hacia la justicia. “Por un lado abriendo archivos, que se hagan investigaciones previas, que se pongan investigadores a investigar todo esto”, agregó. Para Errandonea, “los investigadores analizan archivos, los antropólogos revisan la tierra, pero tiene que haber un equipo, tiene que haber investigación en la búsqueda de testimonios y de información. Eso está faltando”.

Dijo también que la Justicia debe ser habilitada para actuar, “porque se está en un impasse entre la declaración de inconstitucionalidad de la ley que declaró imprescriptibles los delitos de lesa humanidad y, por otro lado, la famosa muralla de la que habló el ministro de la Suprema Corte de Justicia Jorge Ruibal Pino” contra los dictámenes que establezcan la continuidad de los procesos. “El próximo gobierno debe profundizar la búsqueda y debe insistir en la verdad”, declaró.

En cuanto a la unidad creada en el Ministerio del Interior como auxiliar de la Justicia para investigar estos casos, Errandonea dijo que “necesita más recursos y mayor instrumentación para poder actuar”. “Uno de los aspectos que hay que cambiar es que los militares hablen, hay que ir a buscarlos, hay que llegarles”, añadió. En cuanto a la presencia de Mujica en la marcha, Errandonea opinó que el presidente “deja el mensaje de que hay un compromiso y una sensibilidad, y eso nunca lo hemos desconocido”. “Pero no entendemos que muchas veces haya falta de decisión, y parece contradictorio que se asista a la marcha, se sea solidario, pero a la vez no se den las órdenes para que se desclasifiquen archivos, para tener acceso a eso, y no se instrumenten los mecanismos para buscar la verdad en profundidad”, concluyó.