“Constructor de unidad” es lo que sintetiza para muchos la figura de D’Elía, quien fue uno de los fundadores, en 1964, de la Convención Nacional de Trabajadores (CNT) que conformaría la central sindical con un programa común.
Como empleado en el sector del comercio participó en la actividad sindical desde muy joven, militó en el Partido Socialista, impulsó la Huelga General de los trabajadores en 1973 y fue candidato a vicepresidente de la República en 1984 por el Frente Amplio. Dos años antes de su muerte fue nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad de la República y Ciudadano Ilustre de Montevideo en 2004.
Ayer se realizó el acto de lanzamiento de la comisión que pretende patrocinar iniciativas en todo el país con el objetivo de rendirle homenaje y convertirlo en un referente ineludible de los trabajadores para las próximas generaciones. Entre las distintas propuestas se maneja la posibilidad de darle su nombre a algunas calles del país. Ya existe un proyecto de ley impulsado por el Ministerio de Transporte y Obras Públicas, en estudio en el Parlamento, que pretende denominar José D’Elía a un tramo de la ruta 15. Además se informó que el Banco de Previsión Social resolvió, como forma de adhesión a esta campaña, designar con su nombre al edificio ubicado en 18 de Julio entre Magallanes y Gaboto. El movimiento ya cuenta con la adhesión de distintas figuras políticas, sociales y culturales del país.
Daniel Baldassari, integrante de la Comisión de Fundadores de la CNT, dijo a la diaria que el objetivo “es incorporar, a través de la personalidad de Pepe, todo lo que tiene que ver con los trabajadores. Se trata de promover y organizar iniciativas en las que se tendrá que involucrar también a los gobiernos municipales, el gobierno nacional y las instituciones sindicales y otras”.
De esta manera se pretende rescatar el papel que jugó D’Elía en la unidad de los trabajadores, pero también en la vida nacional. Según explicó Baldassari, el movimiento sindical que presidió D’Elía no solamente era un movimiento reivindicativo que pensaba en los intereses de los trabajadores más inmediatos, sino que tenía un planteo hacia el conjunto de la sociedad para resolver los problemas de fondo. “Los trabajadores tuvieron un papel importante en la lucha por la democracia, y para que eso no se pierda hay que rescatar figuras de esta magnitud”, señaló. “Siempre componedor de las diferencias. Eso se volvió una práctica y un acervo cultural entre los trabajadores. Han pasado décadas y acá la unidad se mantiene, mientras que en el mundo el movimiento sindical tiene hasta diez centrales en cada país, y eso le hace un mal terrible, porque se pierde fuerza y posibilidades de incidir”, opinó.
Wladimir Turiansky, quien también integra la Comisión de Fundadores de la CNT, recordó que “en los años en los que aparece la figura de D’Elía se produce una verdadera síntesis del movimiento sindical, en el cual los trabajadores ya no sólo se miran como integrantes de una clase que se confronta con una clase que los explota, sino que se empiezan a mirar como integrantes de una clase que compone una sociedad. Empiezan a asumir un papel protagónico en la vida nacional del país y no exclusivamente vinculado a los conflictos entre el capital y el trabajo”.
Para el historiador Gerardo Caetano, “en estos tiempos de desmemoria, donde parece que todo empezó hoy, a un dirigente sindical le cuesta imaginar el trabajo de José D’Elía allá en los años 40, construyendo un nuevo sindicalismo que no siempre tuvo Consejo de Salarios, ni sindicatos fuertes, ni una organización central donde la mística de la unidad fuera un factor relevante. En estos tiempos de desmemoria, muchos pueden creer que es imposible pensar el sindicalismo uruguayo si el marco de la unidad, y hay que recordar que la unidad fue una forja muy difícil”. “Esta comisión tiene una tarea insoslayable: que este país no se pierda esta historia. Que nunca se olvide la huella de José D’Elía”, concluyó.