Eran poco más de las 9.30 del último sábado de abril y hacía minutos que acababa de ponerse al aire la fonoplatea. Locutores y conductores daban la bienvenida al público presente y a quienes los escuchaban por la FM 95.1 y por internet. Uno de los micrófonos comenzó a circular entre los presentes, que daban los buenos días, mandaban saludos a familiares, celebraban el reencuentro que alimentan desde hace 16 años. “Estamos contentos, vienen los de adentro y los de afuera”, resumió Luis Silva.

Rumbo a México

Con el aval de la Facultad de Psicología de la Universidad de la República, Vilardevoz se presentó a un llamado de fortalecimiento académico que financia el Fondo de Cooperación México-Uruguay, que resultó aprobado. Tiene su correlato en la Radio Abierta de la Universidad Autónoma Metropolitana de México, que tiene una emisora que funciona con pacientes de un hospital psiquiátrico. El proyecto durará dos años y se orienta al intercambio de académicos y participantes; implica dos viajes de uruguayos a México y viceversa. El fondo sólo autorizaba el traslado de académicos, pero finalmente se amplió la propuesta.

Olga Azikan y Manuel Furtado son dos de los cuatro participantes que viajarán a México el 15 de junio con cuatro integrantes del equipo técnico. Manifestaron la alegría de poder viajar, conocer otras culturas e intercambiar conocimientos. Cecilia Baroni destacó que podrán “conocer de primera mano cómo son los manicomios en otros lugares, cuáles son las lógicas, cuáles son los tratos, y después van a poder a contarles a los compañeros; es el mejor fortalecimiento”.

El lanzamiento oficial se realizará en la fonoplatea del sábado.

El proyecto Radio Vilardevoz fue impulsado en 1997 por estudiantes de la Facultad de Psicología de la Universidad de la República dentro de las salas del hospital Vilardebó. Durante años grabaron y editaron microprogramas que eran difundidos en radios comerciales y comunitarias; en 2001 comenzaron a hacer las fonoplateas, lo que implicó salir en vivo y mediante la amplificación de parlantes. En 2007 obtuvieron un transmisor y una frecuencia como radio comunitaria, y comenzaron a funcionar en el centro diurno.

El grupo se compone por un equipo técnico, pasantes de Psicología y pacientes del hospital, internados y ambulantes. Todos estaban el sábado de mañana, pero había más visitantes: del barrio Reducto montevideano habían llegado dos integrantes de Bibliobarrio, un proyecto comunitario de biblioteca barrial cogestionado por personas con padecimientos psíquicos, que difundieron una actividad cultural. Asistió Mariana, una estudiante de Brasil que mandó los saludos de Maluco Beleza, una radio de un centro psiquiátrico de Campinas, San Pablo, a quien Manuel Furtado, uno de los locutores, saludó en portugués. Estaba también Carlos Regazzoni, un oyente y amigo de la radio que se define “hincha” del proyecto por el sostén que significa para los pacientes, por ser impulsado “a pulmón”.

La radio transmite los sábados: de 9.30 a 13.00 se realiza la fonoplatea y entre las 14.00 y las 16.30 transcurren otros programas, entre ellos Katarsis, Granitos de arena, La bruja celestial, Música resistencia, Música del mundo y Vilardevoz deportivo. Hace algunos años, en paralelo a la fonoplatea, se crearon espacios en el patio, rincones lúdicos y de expresión plástica y un taller de redacción.

En la fonoplatea los conductores rotan y dan paso a quienes tienen programas, como La cocina del buen pescador, de Ruben Dianessi, que recomendó: “Vecino, vecina, chape lápiz y papel” antes de dar su receta de buñuelitos de pescado. Marco Borghi dedicó su entrega de La pluma encendida a Gabriel García Márquez. Hubo espacio para la poesía, la lectura de pequeñas noticias de la semana y música.

Si no creyera en la locura

La alegría del sábado 26 era doble, porque el día anterior habían recibido diez computadoras del Plan Ceibal, por medio de un acuerdo de capacitación de Vilardevoz con el Consejo de Formación en Educación de la Administración Nacional de Educación Pública. Se trata de un proyecto de extensión en el que participan estudiantes de carreras docentes, para quienes será su primera práctica fuera de los ámbitos educativos tradicionales. Cada viernes darán un taller de digitalización.

Elena Clavell, directora general del Sistema Nacional Integrado de Salud del Ministerio de Salud Pública, concurrió a la fonoplatea. Dos años atrás había ido a conocer el espacio y había mencionado la posibilidad de que contara con ceibalitas; lo dijo al aire y le tomaron la palabra. Ella se encargó de hacer los contactos interinstitucionales. El sábado, uno de los participantes expresó: “Me gustaría traer a la presidenta de Antel para preguntarle por qué no tenemos wi-fi”; la invitada coincidió con el planteo, mientras que Cecilia Baroni, coordinadora de la salida al aire y una de las fundadoras de la radio, agregó que las dificultades para conseguir la conectividad también se dan dentro de la Administración de Servicios de Salud del Estado.

Las peripecias para conseguir la conectividad no son diferentes de “la historia de la radio”, opinó Baroni: “Cuando nos dijeron ‘no pueden poner una radio’ o ‘no pueden poner un transmisor y una antena’, dijimos ‘bueno, vamos a hacer una radio sin antena’; cuando nos dijeron ‘vamos a traer las ceibalitas, pero todavía no, porque no tenemos wi-fi’, dijimos ‘traigamos las ceibalitas y las empezamos a usar sin wi-fi’”. Se espera que las máquinas -las bautizaron “ceibalocas”- contribuyan a la digitalización y a la producción; hasta ahora sólo los técnicos y los estudiantes de Psicología tenían acceso a computadoras. Esto es “un avance contra la discriminación”, afirmó Mauricio Pajares, y Manuel Furtado puso el ejemplo de Radio Abierta, de México, que transmite desde la Universidad Autónoma Metropolitana porque las autoridades del hospital no le permiten hacerlo desde la institución: “La comunicación es un peligro, señores”, concluyó.

Baroni reflejó su emoción al ver las imágenes del primer taller, en las que los participantes estaban sentados en una mesa que parecía ser una sala de redacción, en un hospital psiquiátrico. “Cuando nos están diciendo desde afuera ‘ustedes están mal de la cabeza con esto’, hay que ser bastante terco para que los sueños se completen; esto parecía una locura”, describió.

Más que un medio

Tres días de trabajo durante la semana completan y sostienen la salida al aire: un taller de producción radial, uno de escritura y el taller central, que es una especie de asamblea donde discuten colectivamente los problemas y barajan posibles soluciones.

¿Qué significa la radio para vos? “La radio para mí es muy importante en el estado de ánimo. Cuando hubo paro, que no hubo radio, yo sentía ¿hoy qué hago? Estoy bastante divorciado de mi familia, sólo veo a un tío, y mis compañeros son como mi familia. Si estoy mal, llego acá y me siento bien”, contó Mario Willy Vallejo, que resaltó la posibilidad de escribir y volcar sus composiciones musicales. La descripción de Mauricio Pajares fue tan amplia como cierta: “La radio para mí es simplemente como respirar”.

Olga Azikan y Manuel Furtado viven en un refugio y además de la pasión por el medio, destacaron el apoyo del equipo técnico para enfrentar los problemas que viven en la calle.

Muchos de los participantes viven en refugios. Vilardevoz constituye un espacio en el que pueden pasar algunas horas del día. “Para nosotros es fundamental que una persona pueda hacer un mínimo contacto con otro y deje de pensar que su problema es un problema individual, el problema de los refugios es un problema nacional”, dijo Baroni. Muchos están en condiciones de vivir solos, pero no tienen dónde. Quieren trabajar. “Quiero ser guardia de seguridad en el Pasteur, puedo estar en los ascensores o en el CTI cuando falta alguien. Mañana mismo, desde mañana puedo trabajar”, pidió que anotara.

Borghi está en la radio desde los primeros años. Tiene su casa pero no dudó en describir el problema social de los que no la tienen. Habló de las desigualdades sociales y de “la discriminación que la persona sufre de parte de la familia, de la sociedad y la que el propio individuo realiza al asumir su condición de loco”. Dijo que la solución pasa por que “el que está al lado te comprenda y nos miremos las caras y veamos que podemos hacer algo por nosotros mismos. No solamente llorar y gritar ‘quiero que me den, dame, dame’. Tengo que pensar: ‘¿Qué tengo yo para aportar?, ¿Cuál es mi capacidad para interceder en la realidad objetiva para ver cómo vivir en un mundo mejor?’”.

Baroni subrayó que el proyecto apunta a que los participantes sepan que tienen derechos. Los talleres les permiten visibilizar sus problemas y desplegar acciones, que pueden ser desde pedir explicaciones y más información a los responsables de los refugios hasta entrevistar a autoridades de gobierno. “El derecho al pataleo”, sintetizó Baroni, y agregó que “no es quejarse; nos interesa que ellos empiecen a producir propuestas y no solamente ocupar el lugar en que los deja el sistema, que es el de la queja y el de recibir políticas del Estado”.

En tanto radio comunitaria, Vilardevoz se propone “poner voces y hablar de las cosas que no hablan los medios y que son importantes para todos nosotros”, dijo Baroni. Comentó que una investigación del Ministerio de Desarrollo Social durante la elaboración del Plan Nacional Contra la Discriminación mostró que “las concepciones que se presentan hoy en Uruguay sobre la locura siguen siendo las mismas que las de la Edad Media: seguimos pensando que pasa algo errado y a una persona hay que internarla en una cárcel o en un manicomio, y no es así, la gente puede volver a su vida cotidiana”.