Al comenzar mi etapa al frente de la defensoría de lectores me impuse algunas pautas para la realización de esta columna. Una de ellas era no limitarme a responder públicamente cada uno de los mensajes que llegan, para no acotarla a ese intercambio y también porque la mayoría de los reclamos o bien pueden resolverse en forma privada con el remitente o sólo pueden ser satisfechos por la sección que corresponda, como errores en la cartelera de espectáculos o faltas en el reparto de la diaria, por citar un par de ejemplos.

Sin embargo, de vez en cuando llega algún mensaje que actúa como percutor y dispara un interesante debate periodístico. Es el caso del correo enviado por un lector en el que cuestionó una reseña del disco Todas las películas son de terror, de la banda La Hermana Menor, publicada en la sección Cultura el 21 de marzo.

En su carta el lector manifiesta su sorpresa por encontrar lo que consideró un artículo “más extenso de lo habitual” para el espacio que -de acuerdo a su criterio- se dedica usualmente en la diaria a las reseñas musicales. A esto añade la observación de que el nombre del disco era citado en forma incorrecta, además de considerar que la crítica era demasiado “celebratoria”. La finalidad de su comentario era expresar lo “poco ético” que le resultaba todo lo mencionado, tomando en cuenta que la banda es integrada por Gonzalo Curbelo, editor de la sección.

Su consideración final señalaba que, al no distinguirse ninguna crítica negativa en todo el artículo, “la sensación que deja es de una publicidad encubierta […] y no de un comentario sobre el lanzamiento de un disco”.

Al no ser el caso de Curbelo el único en el que alguien vinculado con la diaria mantiene actividades extraperiodísticas relacionadas con ámbitos artísticos, me pareció un tema interesante para debatir en la interna, como forma de establecer el manejo futuro de situaciones similares.

Así, contacté primero al editor de la sección para que hiciera su descargo y luego a Marcelo Pereira, quien dirigió la diaria hasta febrero, y a Lucas Silva, actual director, para conocer si había un criterio establecido al respecto, ya fuera desde los inicios del medio o en ocasión de algún planteo semejante al del lector.

En una detallada respuesta, Curbelo explicó que no era la primera vez que se reseñaba un trabajo suyo o de otros realizados por colaboradores del medio y que no hay una “política excluyente” al respecto sino sólo “una cierta reserva” para evitar cuestionamientos como el de esta ocasión. En cuanto a lo que el lector considera una falta de ética, manifiesta que la discusión es válida, “aunque parta de la duda a priori de la honestidad laboral del editor”.

Por su parte, Pereira explicó que nunca hubo una norma definida para estos asuntos y que las “objeciones éticas” que puedan surgir no deberían relacionarse con la extensión de la nota ni con lo elogioso de su contenido. Sobre este caso en particular, considera que no es fácil resolverlo “con elegancia”, ya que “hay quienes piensan que lo mejor es recurrir a alguien que no forme parte del elenco habitual de críticos, o que quien escribe debe dejar explícita constancia de su incomodidad” pero que aun así, nada es “garantía segura contra la maledicencia”.

La opinión del actual director es bastante similar a las ya expuestas. Silva expresa que el error quizás haya sido no discutir la publicación previamente y que “en un terreno de funcionamiento ideal” se debería haber considerado la posibilidad de que escribiera la crítica un colaborador no tan ligado a la sección como Agustín Acevedo Kanopa. Aun con estas salvedades, considera que la nota habría sido publicada igualmente, dada la confianza en “los buenos criterios” tanto del crítico como del editor.

Retomando la respuesta de Curbelo, su conclusión contiene una sentencia que seguramente deba ser debatida en la interna de la diaria para implementar futuras alternativas: “De ahora en adelante la sección ignorará por completo lo que pueda producir la banda de la que soy parte, aunque eso signifique ignorar el trabajo de los cinco compositores que pertenecen a la misma y no al diario”.

El debate está planteado. Se aceptan opiniones.

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