Mario Testino (1954) es un peruano que -como muchos otros latinoamericanos prestigiosos- supo trabajar y destacarse en Europa con su oficio de fotógrafo, específicamente como fotógrafo de fashion. Hizo su primera exposición en Argentina en el MALBA, donde se exhiben 122 fotografías color alternadas con algunas instantáneas en blanco y negro, seleccionadas por el propio artista y que resumen el trabajo de años para las revistas Vogue y Vanity Fair. También ha hecho fotografía publicitaria, campo en el que tuvo un rol protagónico en la creación de la imagen institucional de la firma Gucci, en los años 80.
La exposición sorprende e incomoda porque las fotografías están colgadas demasiado juntas, lo que contraviene los más recibidos criterios de montaje. Al ingresar da la impresión de que la sala quedó chica para la cantidad de fotos expuestas, pero no fue así: el segundo piso del edificio fue voluntariamente reducido con paneles. El efecto es desconcertante; las obras se molestan y agreden entre sí, y el espectador no tiene el descanso acostumbrado entre cuadro y cuadro. Se alternan obras muy grandes con otras pequeñas y, a su vez, todas -pecado de mal gusto- están apoyadas sobre un pequeño estante que recorre las paredes de las salas.
Luego de un rato del ingreso -y una vez superado el disgusto-, al entrar en clima nos encontramos atrapados en un espacio de color magistralmente iluminado; está de más decir que el diseño de iluminación en una exposición es de fundamental importancia y puede arruinar las obras aunque sean buenas. La iluminación de In Your Face es de una gran penumbra general y está muy focalizada sobre las obras; apenas se distingue el color de las paredes, que no es blanco sino un intenso azul de Prusia. Al clima creado se suma el impacto del tamaño de las fotos: por ejemplo, el retrato de Courtney Love, la esposa de Kurt Cobain, de 2006, mide 2,40 por 1,80 metros.
Testino apela a recursos de imagen interesantes: hay un registro para una campaña publicitaria que simula una captura en video y, como para un artista el referente no controla al significante, hay personajes conocidos que están irreconocibles por obra del maquillaje y la iluminación, y todo el peso de una retórica. Los marcos elegidos por Testino son en color, algo infrecuente, de laca brillante, distintos para cada obra, y se adecuan a cada fotografía para subrayar su apuesta cromática. Por ejemplo, el retrato del actor Josh Harnett, provocativamente maquillado con los labios rojos, está encuadrado con una varilla de rojo resplandeciente.
Lady Gaga, Brad Pitt, Gisele Bündchen, Gwyneth Paltrow, Mick Jagger, Nicole Kidman y Madonna, entre otros, desfilan bajo la captura de Testino. En una lectura superficial se puede ver en esta exposición una apología del glamour, pero también admite otras miradas para quien quiera hacerlas hacia los contenidos y los recursos de todas las artes: el color, el erotismo, la expresión de la diversidad, la violencia, los aliños en diversas culturas que se derivan en contrastes y contradicciones que nos provocan reflexiones, la exacerbación de lo estético por obra de lo técnico. Los artistas -y Testino lo es- saben hacer su trabajo de manutención sin desatender contenidos de peso subyacentes en sus otras actividades artísticas, así como en la actividad comercial. Man Ray también se ganó la vida trabajando como fotógrafo de moda en Nueva York, lo que le permitió complementarlo con su tarea de creatividad independiente. Por un evento de serendipia conoció la solarización, el sello estético inconfundible de sus fotos, cuando una modelito abrió la puerta y dejó entrar la luz mientras él trabajaba en su laboratorio de revelado.
Satinada, sugestiva y controvertida, esta retrospectiva de Mario Testino es una oportunidad para reconocer el aporte de los fotógrafos de fashion -Man Ray, Irving Penn, Oliviero Toscani- a la fotografía en general, y a la imagen en sus expresiones más tradicionales, como la pintura, el dibujo y el grabado.