Tres marinos y diez empresarios fueron procesados por el juez de Crimen Organizado Néstor Valetti por compras ficticias de la Armada Nacional entre 2007 y 2008. Entre los marinos procesados se encuentra el ex jefe de la Armada Hugo Viglietti, comandante retirado, que fue procesado sin prisión por abuso de funciones, pese a que la fiscalía había pedido su procesamiento con prisión por fraude. También fueron procesados el teniente de navío Carlos Barrero, procesado con prisión por un delito continuado de fraude en calidad de autor, y el capitán de fragata Ricardo Rossi, adjunto a Viglietti y procesado también sin prisión por abuso de funciones (aunque la fiscalía también había pedido procesamiento con prisión por fraude).

Las investigaciones de compras ficticias en la Armada comenzaron en 2010 y ya fueron procesados el ex comandante en jefe de la Armada Juan Fernández Maggio y tres oficiales. En mayo de este año se sumaron otros cuatro oficiales navales, por fraude en el manejo de fondos, y esas investigaciones derivaron en la que ayer determinó el procesamiento de 13 personas. Este caso involucra 18 compras mediante licitaciones o compra directa realizadas por la Armada entre 2007 y 2008 para adquirir equipamiento, repuestos y herramientas diversas, por un total de 1.706.220 dólares, que en muchos casos no se concretaron.

Por un lado, algunas compras se realizaban para generar lo que los oficiales llamaban “fondos frescos”, es decir, recursos para pagar deudas por compras anteriores. La investigación comprobó la “existencia de compras al margen de los procedimientos legalmente previstos y luego la creación de una venta ficticia, simulando formalmente todo el proceso de compra, para invertir el dinero así obtenido para pagar las deudas antes generadas. Todo ello, al margen de la normativa vigente”.

Viglietti, citado en el auto de procesamiento, explicó ante la Justicia cómo terminó aprobando la realización de dos licitaciones con este fin: “La idea estaba en la mente de todos los oficiales mencionados, y lo consulté con el Oficial Logístico (R.) y él trajo el plan general y allí surgía que no había alternativas y el Oficial Logístico me mencionó y me presentó la oportunidad de utilizar dos licitaciones para la obtención de fondos”. En el caso de las licitaciones, después de adjudicadas se cambiaba su objeto, para pagar con esos fondos deudas anteriores. El ex jefe de la Armada asumió la maniobra: “Tomo toda la responsabilidad. Lo que no podía hacer era dejar sin repuestos a la flota”, explicó Viglietti, que según el auto añadió: “Era tan escaso el dinero a utilizar que no alcanzaba, fueron surgiendo cosas y me era imposible cubrir todo”.

Según Valetti, Viglietti y Rossi actuaron “con abuso del cargo que detentaban, cometiendo u ordenando un acto arbitrario, que se aparta y transgrede la normativa vigente, con conciencia y voluntad de su accionar, pero sin que denote el procurar un beneficio propio o de un tercero en daño de la Administración”, por lo que no admitió el procesamiento por fraude.

Por otro lado, también hay casos de compras “absolutamente” falsas, según señala el fallo, en las que la Armada “no adquirió nada y tampoco se utilizó [el dinero] para abonar sumas ya adeudadas a proveedores reales”. En varios casos los empresarios cobraban por la compra y luego entregaban el dinero a Barrero, y se quedaban con 10% del monto. Barrero y Pablo da Costa, oficial procesado en mayo, son los identificados como quienes se quedaron con dinero público.

Uno de los empresarios involucrados era electricista y su testimonio da cuenta de la maniobra: “De Licitaciones me mandaron un fax, era para buques, no era mi rubro, yo conocía a Barrero del fútbol y me enteré [de] que no se iba a presentar nadie, no entregué mercadería”. Después de entregar el total de la plata a Barrero, éste le dio una parte (150.000 pesos), supuestamente a cuenta de materiales que entregaría después, lo que nunca se concretó. La versión, a juicio de Valetti, “no resulta creíble”. En otros casos las compras falsas involucraron incluso la creación de empresas ficticias, fueron realizadas a empresas del exterior cuya existencia no se pudo comprobar.