El 18 de junio AECU inició los trámites en el MEC para inscribir un proyecto de club de membresía, el club cannábico El Piso. En realidad, el club ya funcionaba como tal desde el 2 de abril del año pasado, por lo que en los hechos se encuentra en un trámite de regularización. La iniciativa ya cuenta con 45 miembros, el número máximo de integrantes que puede tener un club de membresía. La matrícula del ingreso al club será de 5.000 pesos y luego los socios deberán abonar una cuota de 1.500 pesos por mes, para acceder a un máximo de 40 gramos. “Es difícil mantener una asociación civil y toda la parte operativa entre pocos socios. Con 45 ya es difícil, y con menos se complicaría más”, sostuvo Osvaldo Rodríguez, presidente del club. “Se trata de toda una maquinaria burocrática que se hace muy difícil si no tenés los recursos”, expresó.

Para Rodríguez, en la reglamentación de la ley “hay cosas que no se contemplaron”. Los integrantes del club alquilaron un local donde se colocarán los cultivos y se realizarán las actividades de El Piso. “Con un mínimo cálculo te das cuenta de que necesitás 100 metros cuadrados para tener las 99 plantas de floración, y como la reglamentación te ata a hacer las actividades del club en el recinto específico, es necesario contar con un espacio importante”, señaló.

Otros proyectos

El martes, integrantes de Proderechos comenzaron el trámite para el club de cannabis Cultivando la Libertad Uruguay Crece (CLUC). Al igual que con El Piso, esta organización ya estaban funcionando y realizó su primera cosecha de cannabis el mes pasado. También contarán con 45 integrantes. “Es la forma de cubrir los costos de producción y de poder llegar a nuestra cuota”, que será de 650 pesos mensuales por socio para los 40 gramos, dijo Gustavo Robaina, uno de los integrantes del club. “Es lo mismo que pagábamos antes en el mercado negro, la diferencia es que a ese mercado le arrebatamos 45 personas”, comentó. La gestión del proyecto se llevará a cabo de forma colectiva para “alivianar la parte económica” y evitar contratar personas. De todas formas, el club ya contrató a dos personas “a medio tiempo”: un empleado encargado de la “parte contable” y otra persona especializada en la plantación y evaluación del suelo. El CLUC planea hacer un cultivo exterior en una casa de uno de los integrantes del club. Según dijo, pagará la mitad del alquiler, lo que permitirá reducir aun más los gastos. Para proteger los cultivos, evalúan la utilización de cercas eléctricas.

Robaina evaluó que se trata de una ley “muy buena” pero todavía no se sabe “cómo va a funcionar”. “Lo iremos construyendo”, comentó. No obstante, indicó que “si a los clubes se les va a pedir que los locales sean propiedad de la persona jurídica, que tengan condiciones de seguridad y que los técnicos tengan que ser agrónomos, ese tipo de cosas llevarían los costos a mucho más”. “Es importante que los clubes sean viables, porque si no podemos llegar a tener una ley que en la práctica sea imposible, dado que los clubes estarán sometidos a las leyes del mercado, y si sube el precio para integrarlos no podríamos competir con las farmacias”. Sin embargo, sostuvo que “hay un espacio de oportunidad en la reglamentación para poder escuchar respuestas basadas en los hechos”, que sirvan para alimentar las futuras decisiones del IRCCA.

La semana que viene iniciarán los trámites dos nuevos clubes que forman parte de la Federación Nacional de Cannabicultores del Uruguay, uno ubicado en el departamento de Florida y otro en Cerrito de la Victoria. Tendrán alrededor de 22 personas, explicó uno de los integrantes de este grupo, Julio Rey, que describió que trabajarán con una “base cooperativa y no empresarial”. Rey también se mostró preocupado por los requerimientos económicos que tienen que enfrentar los clubes: “Va en proporción al límite de socios, no es lo mismo 45 que si hubieran sido 100 o 200. Se nos hace cuesta arriba, pero vamos a seguir en este paño”.